Frente al Español, la primera parte comenzó de manera bien distinta a como venía siendo habitual. Simeone puso un once con novedades. Saúl al lateral izquierdo, Herrara al once junto a Thomas y también Vitolo titular, en detrimento de Lemar. Arriba Morata y Correa. El equipo salió dispuesto a limpiar su imagen, a repasar la lección de los primeros cuarenta y cinco minutos para empezar a recuperar ese suspenso permanente. Hubo 20 minutos eléctricos. El Atleti salió a avasallar a los de Machín, que trata de reconstruir un equipo en problemas y lo consiguió fundamentalmente por la influencia de Vitolo. Percutían los de Simeone con la salida de balón de Thomas, que encontraba el apoyo en Herrara, un tanto impreciso, como Koke, que no terminaba de encontrarse. Al llegar a Vitolo el fútbol fluía, se despejaban los nublados, el día era otro.
El canario se internaba siempre con criterio y con peligro. Apuró jugadas, sirvió pases que acabaron sin remate o con la oposición de la feroz defensa españolista. El Atleti se aproximaba al gol y lo tuvo especialmente cerca en un mano a mano que sirvió Correa a Morata para que éste, intentando cruzársela picada a Diego López, mandase fuera la mejor ocasión del partido. Ese gol frustrado desinfló el ímpeto de los de Simeone, la dificultad para hacer goles los sumió en unos minutos de depresión que fueron culminados por el otro extremo. En una pérdida de Koke en zona de tres cuartos, Darder tiró una pared y un disparo desesperado desde la frontal que acabó en el fondo de la portería de Oblak. Era el minuto treinta y ocho, la primera vez que el Español tiraba entre los tres palos y el partido y la tragedia ya estaba servida.
Todos ya pensaban en el descanso y en la reacción de las segundas partes cuando Morata, en tiempo de descuento cogió la espalda a la defensa en un pase de Thomas y sirvió un centro a Correa que empujó a gol. El linier levantó la bandera para anular por fuera de juego pero el VAR rectificó y el Atleti se fue al vestuario con el partido empatado de nuevo.
El efecto del gol psicológico se dejó notar en el arranque tras el entretiempo. El Atleti fue un ciclón: Koke y Herrera mejoraron la precisión en el pase y por ahí se desató el vértigo en ataque. La defensa de cinco que tanto se le atraganta a Simeone saltó por los aires con la velocidad de toque y la verticalidad en las combinaciones. Fundamentalmente por la derecha, con Koke descolgado, Herrera cayendo sobre el área, el Trippier más profundo. Alternaban Correa y Morata las oportunidades, el Metropolitano vibraba se percibía el gol. Hubo un penalti clamoroso sobre Felipe que el árbitro fue a consultar el VAR y sorprendentemente rehusó pitar. Era Gil Manzano. Pero el Atleti no se dejó amedrentar por la decisión en contra y en la siguiente jugada Morata prolongó su idilio con el gol tras mandar a la red un pase filtrado entre los centrales de Vitolo. El Atleti liberaba toda la rabia con la remontada y no se detuvo, siguió manteniendo el ritmo alto, llegando hasta los dominios de López y de nuevo se manifestaron las dificultades para el gol. Hubo llegadas y ocasiónes, especialmente una clarísima de Herrera, que optó por el disparo desde la frontal, cuando tenía opciones a derecha e izquierda. El Atleti no cerraba el partido pero jugaba bien, con insistencia, tanto que Simeone no quería tocar el equipo con los cambios. Finalmente Lemar tomó el relevo de un Vitolo fundido. Entró también Costa por Morata. El partido entraba en la zona de peligro y el Español, vivo de milagro, tuvo el empate en un balón parado que fue anulado por falta clara a Koke del atacante. Contragolpes sin éxito y zozobra hasta que ya en el final, Costa sirvió a Koke que liberó su rabia con el gol que ponía el sello a una magnífica segunda parte.
Tres goles para tres puntos vitales que sostienen al Atleti arriba, a un solo punto del liderato, en este eterno parón de selecciones.
11 noviembre, 2019
Hubo continuidad. Que no quiere decir que esa continuidad no estuviera acompañada de ciertos momentos de nerviosismo.
Y que tampoco esa continuidad fuera tan «brillante», como de este equipo esperamos todos los colchoneros. Al equipo le cuesta tener junto a esa continuidad, momentos de pausa.
Con lo de «brillante» no me estoy refiriendo a que nuestro futbol deba ser «preciosista», me estoy refiriendo a nuestra forma de jugar que nos ha dado junto a grandes y buenos resultados, todos sabemos que el «barroco» del estilo Simeone si era brillante, ahora sin entrecomillar, por la razón de que todos reconocíamos a nuestro equipo y la tranquilidad que transmitía su forma de jugar.
¿Esa continuidad se puede hacer eterna? esperemos que así sea. Yo le pongo confianza.
Tambien, como digo al principio, esa continuidad se vio envuelta en ciertas acciones de un claro nerviosismo. Al sistema defensivo le cuesta solucionar problemas con una mayor tranquilidad. Se despejan balones a zonas que no están ocupadas por nuestros jugadores. Se limitan, algunas veces mas de las deseadas a despejar el balón, no a colocar el balón en zonas que siempre debe haber alguien para recoger esos despejes. Eso todavía no se ve, con continuidad.
Por lo demás este resultado lo que nos vienes es muy bien, para tranquilizar a la afición y que en un par de semanas, con la recuperación de jugadores, se pueda continuar mejorando.
12 noviembre, 2019
El juego del partido contra el Espaiol, y la segunda parte contra el Sevilla, demuestra que el atlático tiene jugadores para jugar de otra manera. Hay que entrenar más los tiros a ppuerta y las jugadas de estratejia, y dejarse de jugar tanto a la defensiva. Pero, bueno, yo no confío en el Cholo; ha tenido que oir críticas muy fuertes en su contra, para sacar a Vitolo, pero siemjpre quiere salir con la suya, y en algún momento del partido jugaremos con un jugador menos, ya que él tiene una deuda pendiente con Lemar, que le quiere pagar dándole minutos para devaluarlo, y que el club le mal venda perdiendo mucho más de lo que pagó por ese inútil.