La vieja guardia

Old Trafford es uno de esos lugares míticos donde no se puede pasar de largo, donde hay que ir a buscar algo, a construir algo, a morir o vivir de alguna manera. Como aquella noche en Liverpool o aquella otra en Múnich, o Stanford Bridge, empiezan a ser tantas que se hace demasiado largo enumerarlas. Como en aquellas veces, el Atleti llegaba a Manchester acompañado de tres mil quinientas almas que saben mejor que nadie que la verdadera gloria no está en los títulos ni en los laureles, sino en la forma de caminar hacia ellos. Los tres mil quinientos de Manchester, como los de Liverpool, o los de Múnich o Stanford Bridge cantaron su pasión como los locales nunca antes habían visto, los hicieron enmudecer, enseñaron a Europa que, en las grandes citas, el Atleti juega con ventaja porque juega con ellos, algo que nadie le puede quitar, algo que el dinero no puede comprar.

Sobre el césped Simeone plantó un 5-3-2 con Lodi y Llorente de carrileros largos, Savic, Giménez y Reinildo por el centro de la defensa, dejando el medio campo para De Paul-Herrera-Koke y la punta de ataque para Joao y Griezmann. Comenzó desajustado el Atleti porque el United atacaba la inferioridad en el medio campo y buscaba los carriles interiores para meter centros laterales al área. Hubo una ocasión clarísima de Elanga, que remató al borde del área chica, pero emergió Oblak, otro de los que aparece en las grandes citas. La cosa no tenía buena pinta hasta que Simeone movió una pieza sobre el tablero que lo cambió todo. Griezmann al medio para cambiar a un 5-4-1. De Paul disparó desde la frontal provocando el paradón de De Gea y ahí se abrió un tiempo nuevo de partido.

El Atleti fue otro, con más presencia, posesiones más largas, con un Koke superlativo como en los viejos tiempos, aclarando siempre el juego, limpiando siempre la jugada hacia delante, un toque, dos toques, y se abría un espacio nuevo, donde se intuía el peligro del Atleti. Joao se movía en todo el frente, el Atleti tocaba en corto de un lado a otro buscando la aparición de Llorente o Lodi y así llegó el primer gol, en una jugada fabulosa que terminó con un pase de la muerte de Llorente a Joao y gol del portugués. Fue anulado por el línea por un supuesto fuera de juego cuyas imagen no alcanzamos a ver repetidas. No importó. Los de Simeone reeditaron la jugada con un taconazo en la frontal de Joao para Griezmann que entró en el área y puso de derecha una pelota al segundo palo donde cabeceó Lodi a la red. Lodi, aquel lateral que parecía desahuciado culminaba así su reconversión a extremo goleador. Lodi, el enésimo invento de Simeone.

La segunda mitad el Atleti hizo un partido de los de antes, contuvo al United, multiplicó el esfuerzo, bajó la línea de defensa, pero no se encerró en torno a Oblak, sino que sostuvo a los diablos rojos en ese terreno donde no hacían daño a nadie. La movilidad de Ronaldo se empezó a tornar en desesperación. Bruno Fernandes, Elanga, Fred, ninguno encontraba la manera de penetrar en la sólida defensa rojiblanca (anoche de azul). Ragnick introdujo todo el arsenal que tenía, Pogba, Rashford, Cavani pero nada pudo con el soberbio partido de Herrera, que mejoró en el aspecto defensivo, también de Reinildo, que no hizo ninguna concesión. No digamos Giménez, que estaba en todas, y también es justo resaltar el sacrificio de Joao, la inteligencia de Griezmann para saber dónde había que correr, donde que cortar, donde que tocar. El Atleti no encontró la salida para el contragolpe que matase el partido y eso hizo que todo fuese zozobra hasta el final. Una pelota parada, un córner, de Gea rematando, pero no. Era una de esas grandes noches donde el Atleti rescató el espíritu de su vieja guardia y todos los nuevos se empaparon de ella para poder construir un recuerdo imborrable.

Después de la pandemia vino la guerra, ahora el mundo se deshace entre incertidumbres, sin saber muy bien cómo acabará todo esto, dudas y teorías, pozos de ansiedad, felicidades interrumpidas. En medio de ese panorama hostil quedará siempre la noche de Manchester, para los que llevaron el Calderón hasta allí, para los que lo vieron a través de la televisión y se reconocieron, orgullosos, en los que gritaban, en los que corrían, en los que saben que esto no va de títulos y laureles, sino de la forma en que caminamos por la vida. Esto no es fútbol, es Atlético de Madrid.

Foto: atleticodemadrid.com

Autor: José Luis Pineda

Colchonero. Finitista. Torrista. Nanaísta. Lector. Escribidor a ratos. Vivo en rojiblanco.

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7 Comentarios

  1. Partidazo de Griezmann en defensa. Y asistencia incluida. Pedazo futbolista, suerte que haya vuelto.
    A por los cuartos, si es con el Mandril mejor que mejor

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  2. El Atleti mostró su versión positiva, bien colocado y con inteligencia, esperando al rival para desmontar su ataque, como a la recién-vieja usanza.

    Fiel a su estilo, no perdonó el sufrimiento hasta el final, habrá que poner un copyright a esa costumbre de ceder un córner en el último minuto de partido.

    Las apariciones por banda de Lodi hasta la portería son el enésimo acierto de Diego Simeone.

    PD: No todos los 3500 que fueron a Manchester representan la imagen del Atleti, ni del Calderón, porque son incapaces de representarse a si mismos.

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  3. Golazo sensacional, el 1°, para el que solo levanta el banderín el capullo del linier cuando ya está en la jaula. No se enteró de nada, pero tuvo que joder el espectáculo.
    Penoso de Gea en el gol de Lodi. Ni reacciona. Las idioteces que diga luego son como las idioteces de cualquier otro futbolista, pero en este caso agravadas por la desmemoria.
    Penoso más aún el pobre entrenador rival, con un nombre invisible para la historia de este juego, olvidado por todos ya antes de proferir su penúltima paparrucha sobre el Atleti y el partido que imaginó ver.
    Lástima de adefesio de camiseta para ocasión tan singular. Magnífico el equipo, empequeñeciendo más aún a un rival en proceso de mengua cronificada. Satisfacción doble por minimizar y eiminar a ese extraordinario atleta y formidable goleador, pero insufrible y repelente narciso que siempre causóme tanto asco.
    La plandemia y su correlato de mayor experimento de control global de la humanidad como ganado estabulado y amedrentado,con la colaboración imprescindible del periodismo vendido, no ha terminado. Me pregunto cómo piensan conjugar las psicópatas elites globalistas su «no tendrás nada y serás feliz» de su agenda 2030 de los cojones, con el archimercantilizado mundo del fútbol profesional, porque con la paguita de subsistencia con la que amenazan manejar al populacho sumiso y obediente, no creo que dé para esta afición.

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      • La calima siempre ha existido, y el siroco, el viento noreste que la mueve, también. El más imponente registrado, que llevó arena del Sahara hasta las islas danesas, es de 1901.
        La calandraca pangolínica, las supercepasmegacontagiosasvoladoras y los delirios pandémicos, solo en la mente del telecreyente.
        A ser feliz cuando no tengas nada y no olvides chutarte la cuarta, que la tercera nunca fue bastante. Total, ningún médico te recetó las anteriores, y ni entonces ni nunca se harán responsables, gobiernos, farmacéuticas, médicos ni nadie de sus efectos adversos, de los que probablemente tampoco habrás oído, aunque vayan varios millones reportados.
        Y ya que hablamos de fútbol, busca,si quieres, las declaraciones de uno de los mayores genios futboleros rojiblancos y de cualquier color de todos los tiempos, el maravilloso Matt Le Tissier, censurado como comentarista por atreverse a decir que en toda su vida ligada al fútbol jamás había visto la epidemia, ésta sí real, de problemas cardíacos, arritmias,colapsos,pericarditis y demás en jugadores de todas las categorías tras chutarse el fármaco génico experimental al que los telepredicadores del NOM siguen llamando vacuna.

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  4. (…)
    ¿Quién es ese tio?, ¿de dónde ha salido?
    Ven comeme el coco y muéstrame la verdad

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