El regreso extraño

Habían pasado tres meses y tres días, una dulce condena sin fútbol que preservaba el recuerdo de la gesta de Anfield, aquella exaltación de lo imposible que volvió a recordar al mundo lo que es el Atlético de Madrid de Simeone. Después llegó el apocalipsis, la desgracia, lo inimaginable, esa ausencia en la que muchos echaron de menos el fútbol y otros no tuvieron aliento para pensar en él. Pero todo pasa, o todo parece que pasa, porque de nuevo la pelota comienza a rodar y ya no es fútbol pero sí es. No hay gente, que es la esencia de todo, hay mascarillas y estrictas normas para guardar la apariencia. Muchos dicen que falta el alma, que no está el verdadero espíritu y que ese sucedáneo que han enlatado a la vuelta para que el negocio continúe no es fútbol, pero en realidad sí es, porque la pelota corre y Simeone se desespera en la banda y de repente Costa marca y el gol se grita. Se grita fuerte, y lejano, como si viniese de un tiempo remoto, como si también el grito hubiera estado confinado y de pronto se libera y empieza a oírse como el rugido de un monstruo que amenaza a lo lejos. Debe ser fútbol si se oye, aunque sea distante, el grito de un gol.

El Atleti regresó a la ‘nueva normalidad’ en San Mamés, en teoría un rival difícil a domicilio, en la práctica un rival más fácil si no existe el público, en la realidad un rival extraño porque todos ahora andan ubicando su lugar en este nuevo escenario. El partido fue soporífero, un entrenamiento, sin ritmo, sin dominador, sin casi ocasiones, sin prácticamente nada. Después de tres meses todos tendrán que adaptarse rápido porque no habrá tiempo para mucho más. Tan pronto han empezado terminarán las jornadas y se irá esta Liga de verano tan difícil de manejar. En la primera parte el Atleti respiraba por el pulmón de Llorente, que jugó en la media punta con Costa, y la movilidad de Carrasco arriba. El belga tuvo dos ocasiones para adelantar a los colchoneros, especialmente la primera, en la que un pase al hueco le puso a correr en dirección a Simón, que se lo puso fácil con un traspiés, pero Yannick cruzó en exceso, y el gol quedó en el limbo. Tras la gran ocasión los locales tomaron el rumbo y el Atleti se fue poco a poco haciendo pequeño, acercándose cada vez más a Oblak. El esloveno salvó a su equipo con una estirada increíble a un cabezazo de Yeray, pero nada pudo hacer frente a un remate a bote pronto de Muniaín, que se anticipó a Thomas y puso por delante a su equipo en el minuto 37.

Apenas tuvieron tiempo para celebrar los leones y Costa igualó la contienda a los dos minutos con un magistral pase entre líneas de Koke, que lo dejó mano a mano con Unai Simón. Fue el empate y llegó el descanso. En la segunda parte, nada. Nada de nada. Un carrusel de cambios que no trajeron el refresco que se esperaba: entró Morata, y Arias, y Lemar, también Correa y Herrera y ninguno dejó sobre el campo lo que se esperaba de ellos. Fue un lento y exasperante pasar de minutos, con la excepción de una jugada que dejó a Arias un remate a bocajarro, en su costado y sobre el pico del área pequeña, pero el colombiano erró la ocasión que hubiera dado los tres puntos. Quedó un empate malo para el arranque y diez partidos por delante en los que se juega la Champions, se juega la vida.

Foto: Getty Images

Autor: José Luis Pineda

Colchonero. Finitista. Torrista. Nanaísta. Lector. Escribidor a ratos. Vivo en rojiblanco.

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4 Comentarios

  1. Si un equipo quiere jugar la Champions, hay que ganar. Para ello se jugará con delanteros. Se dice que los jugadores dieron una pobre impresión, la única persona que mostró lo que se esperaba de él, fue el Cholo. Planteó unnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnn partido ultradefesivo, y una vez más Oblak nos libró de la derrota. Si al final no jugamos en europa, el club que tiene al entrenador mejor pagado del mudo, se tendrá que deshacer de sus mejores jugadores, pero a precio de saldo. El ocupa del banquillo, se ha encargado de devaluar a Lemar, y para ahorrar una ficha immmmmportante, habrá que regalar al galo, gracias al culpable de una de las peores rachas económicas del club.

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  2. A ineptos, es preferible no contestar. Hay que respetar la opinión de todos, aunque no se esté de acuerdo. Yo nunca censuré a todo aquel que rinde pleitesía al Cholo, es la opinión de muchos atléticos, y aunque no la comparto, la respeto.

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  3. “ El Florencio éste”. Debe estar financiado por los Gil, ya borreguito.

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