Los amantes del fútbol estamos de enhorabuena. Este domingo, a las 16:45 horas, tenemos un FC Barcelona-Atlético de Madrid. Un espectáculo en el que se enfrentan dos estilos, el toque y el contraataque. Xavi y Simeone se verán las caras por primera vez en los banquillos, Luis Suárez regresa al Camp Nou y el sector visitante del estadio volverá a estar teñido de rojo y blanco.
Tras este aburrido parón, regresa el Atleti. Pero vuelve a lo grande, en un partido ante los culés y en Barcelona. Como cuando ganamos la liga. El equipo ha preparado este encuentro como si fuese una final porque ganar allí supone consolidarse en puestos Champions y dar caza al Betis. Subiendo plazas, partido a partido.
Después de 11 años sin ganar al Barça en nuestro feudo, lo hicimos gracias al caño de Carrasco. Esta temporada le cogimos el gusto y les endosamos un 2-0 en la primera vuelta. Este Atleti es otro, no tiene miedo y debe ganar en el Camp Nou. La última victoria fue en 2006, un 1-3 firmado con un doblete de Fernando Torres. A partir de ahí, un desierto de derrotas y empates. Toca ganar, dar un puñetazo en la mesa y liberar al equipo esa presión generalizada.
El partido ante el Valencia fue un punto de inflexión. Una victoria que da alas, que te inyecta de moral y confianza. Además, el documental del Cholo ha tocado la fibra de aficionados y jugadores. El Atleti es otro tras el parón, es como si hubiese hecho borrón y cuenta nueva. Este equipo es el vigente campeón de liga, quiere demostrarlo y defender con agallas el escudo rojiblanco que portan sobre le pecho.
El Barça encajará las piezas ante un rival como el Atleti, dando entrada a Adama, Auba o Ferrán Torres. Unos experimentos que le pueden salir bastante mal a Xavi en esos 90 minutos. Simeone, por su parte, tiene muy claro que Wass será titular -llegó muy bien físicamente y su adaptación fue inmejorable- y que el resto del once lo van a conformar los habituales con un Carrasco que buscará las cosquillas de Dani Alves. El Atleti tiene un plan, va a ir a lo seguro y va a ser duro como un martillo.