Hasta el parón de selecciones, el Atlético de Madrid empezaba a despegar como un avión en liga y Champions. Potentes, fuertes, dejando la portería a cero y anotando goles gracias a un fenómeno Antoine. Además, últimamente sabían leer perfectamente el partido, replegando filas cuando era necesario y avasallando cuando el rival sentía inseguridad. Pero, sin embargo, hay una cosa que no termina funcionar: el balón parado.
Desde que comenzó la temporada no hemos metido ni un sólo gol de falta y eso que tenemos grandes lanzadores. Griezmann, Lemar o Thomas han probado sin fortuna y lo que debería ser una ocasión de peligro se ha quedado en nada. Los lanzamientos cruzados de Koke o del ‘7’ no encuentran las cabezas de Godín y compañía y, lo peor de todo, nos cuesta horrores finalizar un córner. De hecho, de ese súper Atleti que ganó un campeonato plasmando la pizarra del Cholo en el campo ya no queda nada, es una asignatura suspensa.
De los 14 goles a favor que lleva el equipo entre las dos competiciones, sólo hemos marcado 2 tantos a balón parado. Uno de Griezmann, ante el Rayo Vallecano, y otro de Giménez, ante el Mónaco. Lo curioso es que con sus respectivas selecciones nuestros jugadores sí son un peligro cuando el colegiado pita falta, bien colocándolas como Antoine o Lemar, en Francia, o rematando como Giménez, Saúl, Lucas, Godín o Savic, que a menudo anotan. Un misterio del que no sabemos qué pasa y que al mismo Simeone trae de cabeza porque es un asunto que ayudaría, y mucho.
Ganar este factor sería ser candidatos a todo. Dónde están las jugadas como en la que Arda pilló por sorpresa a todo el estadio del Oporto en Champions, saliendo de la barrera y fusilando al portero. Lo mismo que hizo Tiago en el Calderón ante el Almería. Dónde están los goles de falta de Grizi, los lanzamientos cruzados de Koke que eran casi una asistencia a Raúl García, Torres o Godín. Una época que tiene que volver porque da puntos y este año, aunque sólo hemos metido dos goles, nos ha levantado dos partidos (6 puntos).
El equipo tiene todos los factores para explotar el balón parado. Hay futbolistas altos y potentes en el salto, mantenemos unos lanzadores extraordinarios y Simeone y el ‘Mono’, los creadores de la pizarra, se mantienen intactos. Hay alguna pieza que no termina de encajar en la práctica del míster porque, aunque últimamente estamos generando más peligro, no salen las jugadas como deberían, yéndose todas al limbo. Entonces, ¿volveremos a intimidar al rival cada vez que haya un córner?
