Un estadio Metropolitano frío y desangelado recibió a un Atleti nervioso. Los colchoneros se jugaban continuar con vida en Europa, evitando un traspié que hubiese supuesto depender únicamente del azar en esta competición. La intensidad estaba limitada por el miedo a fallar, se palpaba la tensión en el ambiente y, entre tanta duda, llegó un chico portugués que cogió el toro del Salzburgo por los cuernos.
Joao Félix completó su mejor partido como rojiblanco. Anotó dos goles, encontró la verticalidad en su juego, hizo controles de mago, estampó un balón en el travesaño tras hacer una chilena y tiró del carro cuando el Atleti más lo necesitaba. El ‘niño’ se consagró en Champions y su sonrisa al acabar el partido lo decía absolutamente todo.
Muchos están intentado criticar al joven, pero la verdad es que el ‘7’ rojiblanco va a más en este comienzo de temporada. Hizo un magnífico partido ante el Granada, fue el más destacado ante Huesca y Villarreal, le anularon un gol en el Allianz Arena y el otro día frente al Betis dio una asistencia con el exterior, a lo largo de todo el terreno de juego, que lo hubiese firmado su compatriota Ricardo Quaresma.
Como si los astros se hubiesen alineado, parecía que por los megáfonos del Metropolitano sonaba un precioso fado portugués que contagió a la perla lusa. Joao Félix empezó a sentirse como en casa, pedía la pelota, quería ser protagonista, animaba a sus compañeros y regaló sus primeros dos chicharros a la afición. El niño parecía estar en Lisboa, jugando con una sonrisa y ganando partidos decisivos como lo hacía con la zamarra del Benfica.
La afición, de estar en el estadio, le habría regalado una de esas ovaciones atronadoras que solo se llevan las estrellas del Atleti. El ‘golden boy’ empieza a ilusionar de verdad, su implicación motiva a los compañeros y ahora sólo queremos verlo jugar ante Osasuna. En el próximo partido en casa podrían poner fado durante el calentamiento: una música que saca la magia portuguesa que lleva dentro.
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29 octubre, 2020
Antonio hay un refrán que dice algo así como «vísteme despacio, que tengo prisa». Pues sin dudar de que Joao va a ser un gran jugador, hay que ir despacio.
El martes se daban todos los condicionantes para que Joao se pudiera lucir. Tenía espacios por el sistema del equipo rival, no marcaban tan encima, a la contra se les podía hacer daño y además le puso «ganas». Era un Joao con carácter, cosa que en otros partidos le faltaba.
Ojalá que continue en esa linea, pero dejemos que Simeone le encauce.