Goles, minutos y Cerci (4-1)

Es difícil hacer una crónica de un partido que no existe. El Atlético de Madrid había ganado seis a cero en la ida a un equipo, el Guijuelo, con una afición ejemplar y con una dignidad extrema, pero que deportivamente coquetea con la Tercera División. La vuelta en el Calderón no sirvió nada más que para los no habituales del Atlético tuviesen más minutos e hiciesen un entrenamiento con público y para que los jugadores del equipo salmantino puedan contar que una fría noche de diciembre jugaron en el Vicente Calderón.

Esa es la Copa que tenemos, la que por oscuras razones y al parecer en contra del mundo, nadie se atreve a cambiar. Sería fácil mantener el espíritu de equipos como el Guijuelo y potenciar la emoción, la ilusión, tratando de remar para disimular las distancias pero los que mandan no parecen querer eso, así que del partido poco se puede contar: que el Atlético encontró rápido el gol de Gaitán con un Correa omnipresente en todo el campo de ataque, que a la media hora ya había un tres a cero en el marcador que destrozaba cualquier análisis y que además hubo un colegiado, Estrada Fernández, que tuvo la suficiente poca sensibilidad como para dejar al Guijuelo con diez al expulsar a Raúl Ruiz por una protesta, cuando ya perdía por nueve goles a cero la eliminatoria, durante casi una hora de partido. Esa es la Copa y esos son los árbitros que tenemos.

Marcó también Correa, el segundo, y Juanfran que rememoró viejos tiempos ocupando la plaza de extremo diestro y colocando un derechazo a la escuadra para hacer el tercero. Marcó también Torres a lo Julio Salinas, y se le vio incómodo en el papel que ahora le toca jugar. En la segunda mitad, la dignidad del Guijuelo se hizo presente en un golazo de Pino, un jugador de un pueblecito de Córdoba que tal vez nunca pudo imaginar que iba a marcar el último gol del Vicente Calderón en este año 2016.

En el carrusel de cambios salió Cerci, al que todos esperaban, medio en serio, medio en broma, pero el caso es que el italiano entró al campo responsabilizado, tomándose en serio una oportunidad que parecía imposible hace unos meses. Se le notó la inactividad y la baja forma pero lo realmente trascendente fue su presencia. Un gesto de Simeone que no regala flores a la galería y que anuncia con eso que va a tratar de recuperarlo. El italiano tiene calidad, quién sabe, toda ayuda va a ser poca, Simeone lo sabe y cuidado, porque el argentino tiene el don de resucitar a los muertos.

 

Foto: clubatleticodemadrid.com

 

Autor: José Luis Pineda

Colchonero. Finitista. Torrista. Nanaísta. Lector. Escribidor a ratos. Vivo en rojiblanco.

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