Sin la tensión que invadió a la afición rojiblanca y contagió a los jugadores del Atlético en el estreno de su nuevo estadio, los de Simeone vuelven al Metropolitano con un rival de altura que pondrá a prueba la adaptación de cada uno de los factores que intervienen en un partido al nuevo hogar de los atléticos. Los aficionados tienen la oportunidad de derribar frente al Sevilla FC el mito que surgió en torno a la acústica en uno de los encuentros que se señalan en rojo cuando se publica el calendario y contra uno de los conjuntos que Simeone catalogaría como “rival directo”.
Lo cierto es que hablamos del tercer y cuarto clasificado de la Liga pasada y que ya se encuentran en las posiciones nobles de la tabla a pesar de llevar sólo 5 jornadas de campeonato. Apenas han pasado seis meses de la última vez que ambos conjuntos se enfrentaron en un partido donde el Atlético pegó el zarpazo definitivo para quedarse con la tercera plaza ya que se colocó a dos puntos y evidenció la dinámica negativa del conjunto sevillista.
En el nuevo campeonato, las cosas han cambiado más por el sur que por la capital. El hombre que daba la estabilidad deportiva al Sevilla marchó a Roma quedándose al cargo su segundo hasta el momento cuya primera decisión fue sentar a Berizzo en el banquillo del Ramón Sánchez Pizjuán. Atrás quedó el complejo o estrambótico dibujo que presentó Sampaoli en el encuentro del Calderón con los laterales por dentro y los interiores por fuera, en el que el caos implantado sobre el césped no surtió efecto en la disciplina rojiblanca que pasó por encima sin apenas sufrir a lo largo del encuentro.
El exentrenador del Celta es más previsible en su 4-3-3 inamovible. Un esquema que apenas repite nombres de encuentro a encuentro y que tienen varios cambios respecto a la temporada anterior. Sin embargo, están dando resultados con 13 puntos de 15 posible. Más efectividad que juego de momento en la escuadra sevillista que ha visto como los puntos han ido subiendo a su casillero por chispazos de sus jugadores ofensivos ya que lo que se presumía como la línea más potente del equipo (el centro del campo) no ha terminado de arrancar, posiblemente porque el Toto no haya encontrado el trío que mejor aprehenda su idea de fútbol. Esto ha llevado a los hispalenses a conseguir tres de sus cuatro victorias por la mínima y todas ellas en las segundas partes donde el equipo suele dar una mejor imagen que en los primeros 45 minutos de cada encuentro.
La gran competitividad de sus jugadores está maquillando las carencias, sobre todo defensivas de un equipo que aún se encuentra a medio hacer. El partido de Anfield es el ejemplo más claro de las virtudes y los defectos de un Sevilla FC cuyas carencias se tapan con la experiencia de haber disputados varios encuentros importantes en los últimos años. La falta de identidad que transmite su fútbol a día de hoy no se traduce en pérdida de puntos. Una vez engrasado el equipo pueda ser peligroso en todas las competiciones, aunque también cabe la posibilidad de que a Berizzo le quede grande el banquillo nervionense y por lo tanto nunca llegue esa identidad de su mano para competir de tú a tú con los primeros espadas europeos.
El verano del Atlético ha sido todo lo contrario, el inmovilismo ha sido protagonista ante la prohibición de inscribir por parte de la FIFA. Teniendo las mismas piezas, Simeone está buscando un pequeño giro en su sistema e incluso en los protagonistas donde actores secundarios han pasado a ser piezas indispensables en el equipo. Con cuatro partidos fuera de casa, el inicio puede tildarse de prometedor con 11 puntos de 15 posibles mostrando una fluidez ofensiva que se anhelaba en años anteriores, aunque la falta de gol ha impedido a los rojiblancos sumar algún que otro punto tanto en Liga como en Champions.
La capacidad de combinar en espacios reducidos que mostraron Koke, Correa y Griezmann principalmente en San Mamés dejan la impresión de haber dejado atrás el gran lunar del equipo en cursos anteriores donde se sufría en demasía ante equipos encerrados. Estos fantasmas aparecieron en la mencionada inauguración del Metropolitano pero los partidos de Roma y Bilbao hacen confiar en que las circunstancias del día fueran el principal culpable de la espesura colchonera.
El paso adelante de Thomas y su gran salida de balón ha provocado que disminuyan los balones en largo de los que en ocasiones abusaba el Atlético. Con el ghanés iniciando jugada, tanto Saúl como Koke han tenido momentos de brillo, casi siempre iniciando desde las bandas y acabando por dentro como ocurría antaño cuando Tiago sostenía al equipo. Ante la fragilidad del Sevilla en la banda derecha con un Mercado que parece añorar el sistema de tres centrales de Sampaoli dan la llave un Carrasco que ha jugado menos de lo previsible hasta el momento pero que parece haberse entonado ofensivamente en los últimos dos encuentros.
Una de las dos inercias ascendentes se frenará en el Metropolitano, si no las dos. Hasta el momento, el Sevilla tiene más puntos, sin embargo, el Atlético parece más seguro de lo que hace. En cualquier caso, se trata de una gran piedra de toque para ambos equipos antes de la segunda jornada de Champions y, aunque es pronto para sacar conclusiones, el resultado clarifique un poco más los objetivos de cada conjunto para la temporada.