El unocerismo ha muerto

Hubo un tiempo en el que adelantarse en el marcador era sinónimo de triunfo para el Atlético de Madrid. No necesitaba jugar bien, ni incrementar la renta, ni siquiera sufría por mantener lo ganado. Era hacer un gol, ponerse por delante y lo demás sobraba. Todo el mundo sabía que la portería de Oblak sería inaccesible y que los tres puntos ya tenían dueño. Ese tiempo murió, pues el Atleti, en esta temporada, pierde de a poquito esa solidez infranqueable que le caracterizaba y se deja remontar los partidos que consigue poner a favor. Leganés fue un capítulo más de esta historia de defunción.

Fue un partido hosco, en el que Simeone, con las ausencias de piezas clave de su pasillo de seguridad (Godín, Koke, Costa), optó por la innovación, y puso en el once a Gelson como pareja de ataque de Griezmann. Lemar y Correa a los costados, Rodri y Saúl al medio; la defensa para Arias, Savic, Lucas y Filipe. El Atleti salió a por el partido con un dominio efervescente, en diez minutos el empuje inicial se había disipado y el encuentro transmutó en un lento martirio cuya única esperanza era el lento pasar de los minutos. Parece desdeñar el Atleti los primeros actos y Butarque no fue una excepción.

En la segunda mitad, los colchoneros salieron decididos a medir las prestaciones de Cuéllar. Lemar se acercó al área, Arias doblaba en la derecha, Gelson trataba de explotar su velocidad pero faltaba personalidad para definir en los metros decisivos. No estaba Griezmann. Simeone dio entrada a Vitolo por Correa, extenuado de muchas carreras baldías y en ese momento en el que todos abjuraban sobre la ausencia del petit prince francés, el siete del Atleti clavó en la escuadra un golpe franco que puso el partido de cara para los visitantes. Acto seguido entró Thomas por Lemar y con ese cambio Simeone dio el mensaje de que había que conservar la renta. El Leganés tuvo que estirarse pero sin que hubiese tiempo para que el Atleti pudiese aprovechar su desesperación, igualó en un balón parado en el que Vitolo hizo dejación de funciones defensivas y Oblak una inusual estatua. Carrillo empujó el empate en boca de gol para sorpresa de la parroquia colchonera que veía cómo se volvía esfumar uno de aquellos unos a cero que tan felices los hicieron.

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Griezmann celebra con Simeone su gol de falta. Foto: Rubén de la Fuente

Con todo, el Atleti siguió intentándolo con más corazón que intención. Kalinic entró en el ochenta y siete buscando la desesperada y en la última jugada del partido Griezmann tuvo un disparo desde dentro del área que pudo haber decantado de nuevo la balanza, pero la mandó arriba y frustró la última intentona de que el Atleti se hiciese con los tres puntos y con el mando de la tabla.

El unocerismo ha muerto. La solidez de antaño empieza a resquebrajarse. Simeone trata de cambiar el plan y entre tanto se escapan puntos que serán preciosos al final esta Liga que parece tan pareja. No hay tiempo casi para reflexionar, porque llega el martes y con él el Borussia, una enorme cuenta pendiente.

 

Fotos: Rubén de la Fuente

 

Autor: José Luis Pineda

Colchonero. Finitista. Torrista. Nanaísta. Lector. Escribidor a ratos. Vivo en rojiblanco.

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1 Comentario

  1. Ya está bien. Alguien le tiene que decir a Griezmann que para sentarse a comer en esa mesa, hay que correr de verdad. No con ese trote «cochinero» que cuando de verdad se necesita velocidad, él sea el que pare la contra. Ayer volvió a hacerlo. Son esas jugadas en las que Messi o Cristiano hacen temblar al equipo contrario. Este los relaja
    No me gusta su actitud. Contagia y desespera a sus compañeros. Una persona que cobra seis veces más que la mayoría de sus compañeros además de merecerlo, que yo no dudo que se le deba pagar, lo tiene que demostrar como líder de ese equipo.
    Que marque un gol de falta y se funda en un abrazo con su entrenador me suena a justificación de todos los minutos que deambula por el campo.
    Ayer, viendo la primera parte en la cual como viene siendo habitual excepto contra la Real Sociedad, tiramos parte del partido, yo esperaba cambios en el descanso. Mas cuando vi el cambio de actitud del equipo cuando dio comienzo la segunda parte. Eso me demostró que siendo los mismos jugadores, la primera parte se había tirado como muchas otras veces.
    Me ilusioné con el partido de la Real Sociedad. Y creí que así se continuaría, buscando otro gol. Pero no.
    Atrás, a defender mal y en cuanto nos meten un balón al área, peligro.
    Dice usted que viene el Borussia. Bueno es un partido que lo mismo a ellos les interesa hasta el empate. Si se jugara la clasificación, si que me darían miedo.

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