Parecía que la llegada del colista debía ser el partido perfecto para que el Atleti recuperase la alegría, despejase las dudas que lo han asediado en los dos últimos partidos. Un aquelarre perfecto contra los demonios, propios y ajenos, que hacen cola a las puertas del Metropolitano; pero la realidad fue que el Leganés, a los mandos de un viejo conocido, Javier Aguirre, fue justo lo contrario, una trama mortífera que puso a los de Simeone al borde del precipicio.
En la primera mitad el Lega dispuso dos líneas defensivas, una de cinco atrás y una de cuatro justo por delante, dejando a Braitwhite como verso libre. Anularon los espacios, convirtieron su campo en un embudo que devoraba por completo los intentos del Atleti, cada vez más tibios, más llenos de dudas, más impotentes. Cada minuto actuaba de manera proporcional a ambos lados. En el del Lega, para ser más contundente, para defender con solvencia, para creer cada vez más en su idea, para incluso llegar a la contra y poner a trabajar a Oblak, que tuvo que estirarse en un disparo de Rodrigues. Para el Atleti fue todo ahondar en sus miedos, empujarlo a la desesperación, sabedor de que era un partido de que tenía ganar a pesar de que no encontraba la manera de hacerlo. En medio de ese miedo que le atenazaba, de un juego desestructurado, de la ausencia de ideas, el Atleti tuvo dos ocasiones muy claras para cambiar el rumbo del partido. En la primera, tras un centro de Lodi, el rechace cayó a Correa, que en el pico del área pequeña, bajó la pelota y se llenó de balón en el remate que no podía ser otra cosa que gol. Más tarde, en la única ocasión en el que el Leganés permitió al Atleti correr al espacio, Morata inició una contra fulgurante abriendo a la derecha a Correa, que entró en el área y sirvió el remate de nuevo al madrileño que disparó con bote mordido para que atrapase Cuéllar. Al equipo que está herido lo rescata la contundencia pero el Atleti carece de ella, está condenado a sufrir.
En la segunda mitad entró Vitolo por Llorente desde el inicio y en el primer minuto, cuando el Leganés no había encajado todavía su esquema, un pase de Joao dejó solo a Vitolo en carrera con dirección a la portería celeste. Se entretuvo en la carga con el defensa en la que quiso ganar la posición, se olvidó del remate y de nuevo una ocasión clarísima quedó en nada. Esa jugada sirvió para que todo volviera a su lugar, los de Javier Aguirre a pertrecharse tras sus posiciones y el Atleti comenzó a navegar en la angustia. La presión superó a todos. Los centrales iniciaban el juego a pelotazos, Thomas y Saúl en el centro eran una imprecisión constante, laterales tímidos con un Vrsaljko que increíblemente volvía a ser titular merced a tanta baja. Y los de arriba haciendo la guerra por su cuenta. El partido del Atleti era un completo desastre, tal vez el peor de toda la temporada, las piernas de los jugadores temblaban ante la realidad que se venía sobre ellos: el colista era el dueño del partido. Los minutos pasaban y el Leganés ya no sólo se defendía, sino que atacaba con una precisión de metrónomo, el Atleti trasladó los nervios al aspecto defensivo, los blanquiazules parecían un equipo enorme. Simeone movió el banquillo para meter a Herrera y Aguirre, valiente, cambió para atacar, sabedor de que un punto podía ser poco botín para el estado en el que se encontraba el rival. Tuvo un arreón el Atleti, siempre en las botas de Vitolo, el único futbolista capaz de agarrar la pelota y generar desequilibrios, de llevar la jugada a la zona de peligro. Hubo dos penaltis no pitados por Mateu e increíblemente tampoco revisados por el VAR, uno por una mano clamorosa, el otro por un derribo al gran canario en una jugada sobre la línea de fondo. Hubo tensión y zozobra hasta el final, en la que Cuéllar, ex canterano, con una actitud impresentable, fue expulsado en el descuento y protagonizó un sainete surrealista para marcharse, agrediendo a Vitolo, a Savic, a Morata, negándose a irse. El partido llegó hasta el minuto noventa y ocho, el Leganés sin portero en el minuto final, en el que el Atleti, en una demostración latente de su impotencia, no fue capaz siquiera de colgar una pelota al área para poner a prueba las dotes de cancerbero de Silva, que se había visto obligado a enfundarse los guantes.
El Atleti sumó un punto, visto su partido, y se vio por primera vez en la era Simeone sin rumbo, perdido, temeroso de las circunstancias, sin tener nada ni tal vez a nadie a lo que agarrarse. Un punto frente al colista, un aperitivo amargo antes de rendir visita al Bernabéu.
27 enero, 2020
Este partido me ha dejado unos detalles que pueden ser peligrosos para la estabilidad del equipo. No me refiero a carencias técnicas y de concentración, sino a detalles que pueden significar una falta de unidad y de solidaridad dentro del equipo que creo, son más importantes, a saber:
Ver en la banda a Diego Simeone pedir a los jugadores que se hablen entre si, es algo que por obvio debería ser innecesario en un equipo solidario.
Que un jugador profesional como Herrera no sea capaz de lanzar un córner de manera aceptable hasta en tres ocasiones seguidas, se puede, siendo comprensivo, hasta entender, lo que no se entiende es que tras el segundo intento, le permitan seguir sacando los córners. Este detalle puede reflejar una peligrosa falta de unidad dentro del equipo, donde cada uno hace la guerra por su cuenta.
En la frontera entre la falta de unidad y la falta de concentración está (además de la apuntada por el autor del artículo, la incapacidad para colgar un balón al área rival con un jugador haciendo de portero), la jugada en que Vitolo cae, se queda tendido en el suelo, y un jugador del Lega comete el error de quedarse junto a él, eliminando la posibilidad de fuera de juego. Esta circunstancia no la vió nadie del equipo para correr a incrustarse en la portería rival.
Finalmente, la actitud de Joao Félix con sus gestos de frustración constantes, bajando los brazos, desentendiéndose del juego tras cualquier pérdida de balón, no ayudan a reforzar al equipo. Esos detalles no gustan nada a Simeone (ni a mi tampoco) sobretodo cuando no se va ganando.
Cuando vuelva al equipo el «9» deseado, veremos si Joao se va al banquillo, y de ser así veremos la reacción de la dirigencia.
27 enero, 2020
Yo sólo espero que el Atleti siga perdiendo y haciendo el ridículo , veo que es la única forma de que pongan a un entrenador acorde a la plantilla. La otra alternativa es que traigan a hambrientos jugadores de segunda, a ser posible tuercebotas, con ganas de triunfar y de seguro que seguirán a muerte al cholo. Yo prefiero lo primero, aunque pensándolo bien, lo segundo es más barato y tendremos dinero de sobra para pagar los emolumentos que el Cholo tanto merece, actualmente en dos cifras…
En cuarenta años desde que nací sólo he visto un atleti de juego bonito, con Antic en la 95 96. E igual nos lo merecemos ya… ver algo de fútbol vistoso, digo yo…
Saludos y Dios nos coja confesados este año. 500 kilos de presu……tirados al retrete, pocas veces más nos podremos dar este lujo
28 enero, 2020
Como no cambiemos la forma de jugar, ¡Preparemos un gran saco para llevar al Bernabéu.