Gol en Turín

Cuando otea en el horizonte un partido tan gigantesco como el que le espera al Atleti en Turín el martes, es casi imposible no pensar todo el tiempo en él, aunque eso suponga olvidar la Liga, que está tan viva o lo que es peor, traicionar el estricto baluarte del partido a partido. El Atleti intentó jugar frente al Leganés, pero todo el mundo estaba pensando en Turín.

El Cholo, líder de una filosofía que ha cambiado de arriba abajo al club, era consciente de la situación y su escenificación en la banda era propia de una tragedia griega. Pocas veces se ha podido ver a Simeone tan incómodo; veía como pasaban los minutos y el plan A que había dispuesto sobre el césped: Kalinic por Morata, Savic por Godín, Solano por Filipe Luis, Vitolo por Koke … no ofrecía resultados. El partido era un tostón que los del estadio sobrellevaban con los cánticos y los del televisor con los cabezazos al sofá. Así, entre bostezo y bostezo, pasó la primera parte entera, en la que todo lo reseñable fue negativo, la poca disposición de Vitolo para aprovechar minutos, las imprecisiones constantes de Correa, la nada de Kalinic que parecía Atreyu perdido en sus pesadillas. Tal vez lo único positivo fuese la solvencia de Solano, el chaval que debutaba en el lateral izquierdo, a pierna cambiada, y a quien Simeone terminó llevando a su lugar natural bien entrada la primera parte.

Tras el descanso, Simeone hizo algo que no es habitual en él, dos cambios de inicio. Sentó a Griezmann y al chaval debutante. Situó a Saúl en el lateral izquierdo y a Lemar en la media punta para que fuese la génesis del juego ofensivo del Atleti. Sin apenas tiempo para ubicar las posiciones, Correa realizó uno de los cambios de ritmo que en él son habituales en la frontal, y dentro del área recibió la patada de Nyon que Mateu, con a ratificación del VAR, dio como penalti. Saúl hizo el gol en dos tiempos porque Lunin adivinó sus intenciones y detuvo la pena máxima, pero el rebote quedó franco para que Ñíguez empujase el balón a la red y pusiese el uno a cero que después sería definitivo.

El Atleti tuvo buenos minutos con esa disposición. Jugó bien Thomas en la faceta ofensiva, dio mucha fluidez al ataque y tuvo cerca del dos a cero con un trallazo tremendo desde la frontal que repelió el travesaño. Se vio también más conectado a Lemar, que lo intentaba con ese fútbol de pelota cosida que tiene, que a veces desespera y otras deja boquiabierto. Acarició también el gol en un golpe franco a pie cambiado que malograron entre el portero pepinero y de nuevo el palo. Vitolo mejoró en la segunda parte y dio la pausa que de él se espera, se movió y se asoció. Juanfran entró por Kalinic y Saúl pasó al medio de nuevo y con esas poquitas cosas le bastó al Atleti para mantener al Leganés alejado de Oblak y esperar que el árbitro pitase el final y, entonces sí, ya todo el mundo pudiese pensar en Turín sin que a nadie le remordiese la conciencia.

El Atleti sigue la estela del Barcelona en la Liga con una victoria que puede ser mucho más importante de lo que parecía, pero el partido que todos esperan se jugará el próximo martes en tierras italianas, así se lo hizo saber el público a los suyos, que permaneció rindiendo tributo, una sentida ovación y un ánimo infatigable. Los que van a jugarse la vida ante la todopoderosa Juve ya saben que cuentan con un aliento incondicional detrás, una ventaja que no está al alcance de cualquiera.

Foto: Rubén de la Fuente

Autor: José Luis Pineda

Colchonero. Finitista. Torrista. Nanaísta. Lector. Escribidor a ratos. Vivo en rojiblanco.

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1 Comentario

  1. En este tipo de partidos no se puede especular porque hay mucho que perder. Ayer, el remordimiento de conciencia no se acabó tras el pitido final, hay una acción de Rodri sobre Arnaiz que bien podría haber sido penalti y que Mateu Lahoz, de haberlo pitado, muy probablemente hubiera hecho despedirnos de las opciones a la Liga.

    No me gusta ganar así, (a diferencia de otra afición muy conocida) y además frente a un equipo modesto como el Leganés, pero también es cierto que para una concesión que nos dan, bastantes más nos han quitado ya.

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