Jorge Bernardo Griffa nació en Casilda (Argentina) el 7 de mayo de 1936. A los 19 años ya era defensa titular de Newell’s Old Boys en la Primera División argentina. Llegó al Atlético de Madrid en la temporada 59/60, con 23 años, de la mano del agente de futbolistas, señor Bogosian.
Griffa recordaba así su fichaje por el At.Madrid en el Marca del 29 de octubre de 1967:
”Me hablaron de venir a España. ¡Figúrese! Yo a España y según me decían para un equipo de mucha categoría. Recuerdo que fue Bogosian, un conocido empresario futbolístico el que me tanteó para el fichaje por el Atlético de Madrid. Interviniendo después en las negociaciones don Fernando Daucik, Pepe Iglesias (“El Zorro”) y don Jesús Obregón”
Debutó en el Sardinero, en una victoria del Atleti por dos goles a tres frente al Racing. En ese partido, formó la defensa con Rivilla y Calleja, junto a Pazos en la portería. Griffa había sufrido mucho durante el verano debido a que un informe médico le dictaminó una tuberculosis que iba a apartarle del fútbol. Con posterioridad se demostró que dicho informe estaba equivocado y pudo jugar en el Atlético pese a que también hubo problemas con la transferencia de Argentina hasta última hora.
Fue un central contundente, expeditivo y serio, un jugador de garra con un tremendo carácter, que formó una línea defensiva clásica junto a Rivilla y Calleja con Madinabeytia de portero. Rindió a gran nivel en el Atlético durante muchas temporadas.
Durante las nueve temporadas que estuvo en el conjunto de la ribera del Manzanares, Griffa acumuló un gran palmarés: una Liga (1965/1966), tres Copas del Generalísimo (1960, 1961 y 1965), una Recopa de Europa (1962), tres subcampeonatos de Liga (1960/1961, 1962/1963 y 1964/1965), uno de Copa (1964), uno de la Recopa (1963), y unas semifinales de la Copa de Ferias (1965).
Griffa disputó 204 encuentros de Liga marcando 6 goles con el Atlético que junto a otras competiciones oficiales (54 en Copa y 2 goles, y 33 en Europa) suman 291 partidos oficiales: durante muchos años, hasta que fuese superado por Perea, fue el futbolista extranjero que más encuentros oficiales ha jugado en el At.Madrid. Además, vistió en cuatro ocasiones la camiseta de la selección argentina con la que se proclamó campeón de la Copa de América en 1959.
Durante su trayectoria protagonizó inumerables marcajes extraordinarios, sus trifulcas contra los delanteros rivales eran sonadas, como la que le midió con el jugador del Elche Pauet, que a la postre le privaría de estar en el campo en su primer título con el Atleti. Griffa detalló la jugada de su expulsión en el diario Marca: “La entrada que me hizo Pauet fue de expulsión. Aquí están las pruebas (y enseña la pierna derecha con heridas abiertas). Ya sabía yo que me venían a buscar y en todo momento traté de no entrar ni devolver. Pero Pauet a seguido me dijo:“Esto no es nada: en la próxima te quiebro la pierna”. La culpa, indudablemente, fue mía; pero es que yo no tengo sangre de pato”
Fue muy sonada también la anécdota que contó Di Stéfano, jugador entonces del Español, tras el partido en Sarriá que daría el único título de Liga que conquistó el defensa argentino. Contaba el ex del Real Madrid:
“Es curioso que en mi segunda Liga con el Español, que fue la última de mi carrera, y en el último partido, nos ganó el Atlético en Sarriá y salió campeón. Si ganábamos nosotros, el campeón era el Madrid. Nada más empezar el partido, Griffa, el defensa central del Atlético, que era argentino, se fue a mí, porque yo había hecho una jugada buena, en la que me escapé, y él me pegó después un rodillazo en el muslo, el clásico bocadillo, que me dejó seco. Me dijo:”Nosotros nos estamos jugando el título, ¡qué vas a venir tú ahora aquí a reventarnos, si te da igual… ¡Y no es porque fuera el Atlético de Madrid. Pero Griffa era amigo, e iba a la suya, y hacía bien. Al final nos ganaron, y nos ganaron bien, y eso les debió dejar más contentos que si nosotros hubiéremos aflojado, porque entonces tendría menos mérito. Y hasta Griffa marcó un gol. ¡Sí tendría ganas de ser campeón! Ahí tenía un buen equipo el Atlético, bien ensamblado. Estaban Ufarte y Luis”.
Fue un jugador queridísimo por la afición, como demuestra que en febrero del 66, las peñas del club recaudaron un duro por cada aficionado para ofrecer un regalo de bodas a Jorge Bernardo Griffa. La movilización de los peñistas consiguió recaudar 12.000 duros (60.000 pesetas). Con el dinero obtenido, las peñas celebraron una cena en el restaurante “El Bosque” en la cual obsequiaron a Griffa con una cubertería de plata de 70 piezas y con una placa en la que se podía leer: “Las Peñas atléticas a Jorge Bernardo Griffa por su caballerosidad y pundonor en defensa de nuestros colores del Club Atlético de Madrid”. Acudieron más de 500 personas entre peñistas, jugadores, periodistas, directivos, el presidente y el homenajeado.
El 1 de noviembre de 1967 celebró el partido homenaje a Jorge Bernardo Griffa. El club rindió honores a uno de los ídolos de la hinchada rojiblanca. El argentino cumplía su novena temporada en el Atlético. Griffa recibió la Medalla de Plata al Mérito Deportivo y obtuvo tres millones de pesetas de beneficio. Hubo desfile de las secciones deportivas del club; y regalos del Atlético, el Benfica, varios clubes españoles y las peñas rojiblancas. Griffa sólo pudo aguantar tres minutos al encontrarse lesionado. Por los locales jugaron: Madinabeytia (San Román), Colo, Griffa (Iglesias), Calleja (Rivilla), Glaría (Ruiz Sosa), Martínez Jayo, Cardona, Luis Aragonés (Adelardo), Mendoza (Peiró), Peiró (Urtiaga) y Collar (Bordons). Como se puede apreciar tres exjugadores rojiblancos acompañaron a Griffa en su homenaje: Madinabeytia (Murcia), Mendoza (Barcelona) y Peiró (Roma). En los portugueses destacó Eusebio que marcó los dos tantos (5’ y 13’); Luis Aragonés (82’) consiguió el gol colchonero.
Griffa repasó aquellos días su trayectoria en el Diario Marca
Carácter y juego duro:
“A mí se me caen las lágrimas hasta cuando pierdo en un entrenamiento. Yo creo que la gente ha ido comprendiendo mi forma de jugar y se ha dado cuenta de que el mío es un juego honrado sin mala intención, en el que yo expongo tanto o más que el contrario. Yo jamás he sido violento”.
Sobre el conflicto en Bilbao que dio con él en el calabozo:
”El partido estaba cero a cero, y la gente, lógicamente, quería desahogarse como fuera y con quien fuera preciso. Y me tocó a mí la china. Yo, nervioso, lo reconozco, me enfrenté un poco al público, y la cosa se complicó cuando al agarrarme la ropa, tratando de decir con un gesto que me limitaba a defender la camiseta que vestía, el público lo entendió mal y ¡vaya lío! Total, que acabé en la Policía… Pasé buena parte de la noche en el calabozo. El conde de Cheles fue a llevarme un paquete de comida y, al fin, de madrugada me permitieron marchar al hotel, aunque tuve que volver al día siguiente para abonar una multa de diez mil pesetas. Yo fui el primero en lamentar aquello, y ahora que pasó tanto tiempo quiero insistir en lo mismo: fue un malentendido. Yo, de verdad, nada tengo contra aquel público, ni ellos contra mí, como ha quedado claro en las visitas que después hemos hecho. Es más: me parece que la bilbaína es una de las aficiones más leales de España, y quizá por eso ocurrió lo que ocurrió…”.
Su primer gran recuerdo como rojiblanco:
“En mi primera temporada en el Atlético. Le ganamos al Madrid la Copa del Generalísimo en su propio estadio”.
Las dos grandes alegrías de su vida:
“Por orden cronológico, una es la de pertenecer al Atlético de Madrid, que ese es un título que honra a cualquiera. ¡Por nada cambiaría este club tan caballero! Y la otra alegría ya imaginarán: aquí he sido padre y, por tanto, ya tengo un hijo madrileño que me hará llevar presente siempre esta etapa de mi vida en España”.
Agradecimientos ante su homenaje:
”Yo quisiera poder agradecer todo lo que me han ayudado a la gente que me trajo a España, a mis compañeros; a las Comisiones de este homenaje, que materialmente se están desviviendo por mí; a la Directiva, y a ese gran hombre que es don Vicente Calderón; a la Prensa; ¡y qué voy a decir de los aficionados del Atlético de Madrid!”.
Vicente Calderón afirmó de él :
”Como jugador todo lo ha dado en defensa de nuestros colores. De honradez profesional intachable, su paso por el At.Madrid quedará como ejemplo de honestidad y sacrificio”
Años después, Griffa comentó:
”Yo estuve en uno de los mejores Atléticos de su historia, el de los años sesenta. Le tengo mucho cariño a este equipo. Destaqué por mi fuerza y corpulencia. Estoy seguro que no fui un gran jugador, pero sí que lo di todo en el campo. Seguramente se quedarán corto contando lo duro que era”
”Mi estancia en el Atlético fue una época de satisfacción, ilusión, compromiso y responsabilidad. Lo mejor es que los jugadores formábamos un grupo de verdaderos amigos. Nunca olvidaré la final de la Recopa que ganamos, la Liga que nos llevamos en Sarriá y el día de mi homenaje. Pero también hay un recuerdo permanente del afecto y el cariño que tiene una importancia enorme en este mundo en el que vivimos”
Y desveló una oferta del Real Madrid, pero no quiso traicionar sus sentimientos:
”Cuando yo dejé el Atlético pude pasar al Madrid. Pepe Samitier [secretario técnico madridista] vino a verme y me ofreció la posibilidad de fichar por los blancos. Pero a mí me dio la sensación de que si les decía que sí traicionaría al Atlético, que fue el que me había traído a Europa. Me pareció que no podía irme a la acera de enfrente a tirarle ladrillos al techo”