El ídolo rechazado; bronca a la vista

Antoine Griezmann regresa este domingo al Metropolitano. El retorno del que fuera la gran estrella rojiblanca durante los últimos cinco años añade un aliciente especial al enfrentamiento entre el Atlético de Madrid y el Barcelona. Los números avalan el gran rendimiento que ofreció el galo como colchonero. 253 partidos, 133 goles (el quinto máximo goleador de la historia del club), 50 asistencias y dos títulos completan las impresionantes estadísticas de Griezmann como ariete del Atleti. Sin embargo, ningún indicio apunta a un recibimiento cariñoso por parte de la parroquia atlética.

Se espera que la bienvenida al ‘17’ francés sea una de las más hostiles en la breve historia del Metropolitano. Sólo la vuelta de Thibaut Courtois con el Real Madrid generó más controversia. Resulta muy difícil, por no decir casi imposible, producir un rechazo tan unánime en una hinchada que lo idolatró. Pero la de Griezmann es la historia de un esperpento continuo. 

Desde dejarse querer cada verano por los grandes de Europa a su salida final, Antoine dejó tras de sí episodios bochornosos como negociar a espaldas del Atleti con el Barcelona para terminar anunciando su continuidad en Madrid con un documental. 23 millones de sueldo y un año después, Griezmann convirtió su deseo incondicional de permanecer en la capital de España en un viaje de no retorno a la Ciudad Condal. De nuevo, negociando sin el conocimiento del club, lo que le costó al Barcelona una millonaria multa de 300 euros. Esta vez, además, en un momento clave de la temporada. Mientras el Atlético de Madrid se jugaba la vida en Turín, su estrella estaba contando los ceros de su futuro contrato como azulgrana. Frente a la Juve ni compareció. Su cabeza ya estaba en otro lugar.

Por ello, ‘La Decisión’ del Metropolitano no admite dudas. La bronca será unánime, aunque no será la primera vez que el nuevo estadio rojiblanco reciba al delantero de Mâcon con silbidos. Aquello ya sucedió el 20 de mayo de 2018, justo cuatro días después de ganar la final de la Europa League con dos goles del francés. En plena despedida a Fernando Torres, Simeone decidió dar entrada a Griezmann. El resultado fue una sonora pitada de parte de un sector de la grada. Antoine, contrariado, se echó a llorar. En aquel momento, Godín y el ‘Cholo’ convirtieron los silbidos en aplausos. Hoy no habrá división de opiniones.

Griezmann regresará a su estadio fetiche después de su inicio de temporada muy pobre. No en vano, él es el primer goleador y el máximo artillero del Metropolitano. Pero su historia con la zamarra azulgrana no está siendo tan exitosa. El internacional francés está sufriendo las dificultades de jugar escorado en la banda izquierda, lo que limita enormemente su participación el juego. Apenas cinco goles y alguna que otra suplencia reflejan el bajo rendimiento de Antoine en sus primeros meses en Barcelona. 

Sin embargo, su visita a Madrid se presenta como una gran oportunidad de reivindicarse. Más aún, después de haber marcado en el encuentro de Champions contra el Borussia Dortmund. Griezmann quiere dar un golpe en la mesa donde una vez se sentó junto a Messi y a Cristiano. Ahora acudirá a ella como mayordomo de Leo. Junto a él espera disfrutar del caviar que nunca consiguió probar por su cuenta. El tiempo dirá si, otra vez, le toca conformarse con las sobras.

Autor: David Gómez

Alcarreño. Adicto a la buena música y a la escritura. Estudiando y haciendo periodismo con un micrófono y un papel. Esclavo de una pasión llamada Atlético de Madrid.

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1 Comentario

  1. Hoy es un día para pitar.
    La cuestión de la pitada a Griezmann cobra más trascendencia que el propio partido, es el aliciente para muchos, cambiar la rutina, esperar toda una anodina semana para sentirse partícipe de un acontecimiento con repercusión en los medios. Si las cosas no van bien en el terreno de juego ya tenemos justificación en la grada para pitar.
    Hay que pitar a Griezmann, si o si, Gabriel García Márquez hubiese encontrado una magnífica fuente de inspiración para una secuela de su crónica de una muerte anunciada.
    Pero no queda ahí la cosa. Resulta que el rival es además el Barcelona, otro motivo más para alejarnos del encuentro deportivo y centrarnos en el político, que no acuda ni un solo aficionado al Metropolitano sin su banderita (la del Atleti, hoy se puede quedar en casa).
    Pitemos a Griezmann, pitemos al Barcelona, pitemos al árbitro y si perdemos, pitemos a Simeone, al equipo, al Atleti y a todo lo que se nos ponga por delante, hoy es un dia para pitar.

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