Siempre es el momento

Debo confesar: sorprendido me hallo. Independientemente de cuales sean sus motivaciones, sustentos, oscuras razones o demás, por primera vez, una protesta contra los Gil, o por algo hecho por los Gil, ha tenido una cierta repercusión. Y uno, que vive fuera de España hace varios años y no puede, por tanto, hacer aquello tan saludable de “palpar el ambiente de la calle”, piensa que ha tenido una cierta repercusión por dos motivos: uno, porque las firmas en contra la susodicha iniciativa alcanzan las 25.000 en www.change.org y, segundo, y más importante, porque los voceros habituales (o no tan habituales) han salido en masa, y cual elefante andando por cacharrería, a aportar su ‘granito de arena’ para la noble causa (de sus estómagos agradecidos): Picu, Matallanas (en boca o pluma de Ulises Sanchez-Flor), Gonzalito Miró.

Y la susodicha iniciativa, motivo de la “sin parangón”, protesta es el nuevo escudo (o logo o como cada uno quiera llamarlo) implantado, implementado o perpetrado hace más de un año. Pero, seamos serios, sinceros, maduros y no hooligans de medio pelo, centrémonos en el fondo y no en la forma. Da igual el escudo (o el logo o como cada uno quiera llamarlo), da igual no participar diez años seguidos en Champions, da igual irse a Segunda o Segunda B, todo eso da igual: si está germinando un movimiento en contra de los Gil, o de alguna iniciativa ‘parida por los Gil’, hay que ir a por ella, ciegamente, sin ambages, hay que profundizar en sus más íntimas razones para hacerla continua y permanente. Porque esa será la salvación de lo que todos queremos, por encima de todo: el CLUB Atlético de Madrid (no la SA, ni la sociedad clientelar, ni ninguno de las transcripciones del negocio).

Y, para todos aquellos que dicen que NUNCA es el momento, cuando se va mal, porque hay que apoyar; cuando se va bien, porque hay que mantener la estabilidad. Pues, bien, siempre es el momento de echar (o de forzar a trascendentales cambios) a quien ha usurpado este Club y su identidad. Pero, en todo caso, hoy, abril de 2018: un equipo casi matemáticamente clasificado para la Champions 2018/19, muy lejos del título (no por los nueve puntos, sino porque es casi imposible que el Barcelona pierda tres partidos de ocho, cuando ha perdido cero de treinta), eliminado de la Copa del Rey y con un solo objetivo, la UEFA Europa League que, entiéndaseme, a nadie le amarga un dulce, pero calificado por miembros de la primera plantilla como “una mierda”. Si esta germinando algo, hay que ir a por ello, hoy mejor que mañana, en abril mejor que en mayo, y, dentro de sus humildes posibilidades, cuenten para lo que se pueda con este atlético exiliado.

 

Fotos: Rubén de la Fuente

Autor: Vicente Soto

Nacido en Madrid, Criado en Ferrol. En Grenoble por trabajo. Ingeniero dedicado a las finanzas. Apasionado del fútbol. Atlético "a muerte". Socio nº 7646

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