Escrito Por José Luis Pineda on May 9, 2016 | 5 Comentarios

Imagina que tienes 8 bajas respecto al equipo anterior. Que tienes que vender a tu centrocampista de más calidad a uno de los rivales con los que compites, que además te lo quita para dejarlo en el banquillo.

Imagina que tienes 7 altas respecto al equipo del año anterior. Pero que la gran inversión que has hecho, 35 millones, no le marca un gol al arco iris. Imagina que el segundo fichaje más caro que has realizado (20 millones), tampoco le mete un gol al arco iris.

Imagina que, recién arrancada la temporada, el otro centrocampista creativo que te queda, se lesiona para toda la temporada. Imagina que en enero vendes al gran delantero que fichaste, por 42 millones, y que se va sin pena ni gloria, que los refuerzos son dos centrocampistas, uno del Celta y otro de River.

Imagina que te pitan dos penaltis a favor en una temporada entera. Imagina que, cuando haces menos faltas, obtienes el doble de tarjetas amarillas, imagina que a veces te quitan y a veces le dan a los demás. Imagina que a tu entrenador lo apartan del equipo, lo encierran, lo persiguen con lupa.

Imagina que se te lesiona el mejor central del mundo en el tramo clave de la temporada. Imagina que se lesiona también su pareja habitual. Imagina que, intercalándose con ambos, el tercer central también anda entre lesiones. Imagina que te juegas los cuartos, en la Liga y en la Champions, con quien en teoría iba a ser el cuarto central, un chavalito de veinte años.

Imagina que llegas a la penúltima jornada empatado con el Barça y un punto por delante del Madrid y que en esa jornada te caes. Imagina que estás en la final de la Champions y que has dejado en el camino al Bayern y también al Barcelona.

Tal vez sea demasiado imaginar.

Foto: Ángel Gutiérrez-clubatleticodemadrid.com