Dos referencias para este último tramo de temporada: la recuperación de Oblak y la mirada de Simeone. Dos razones para seguir compitiendo y para intentar cerrar la herida que ha dejado la derrota de las dos finales de Champions. Conquistarla es el objetivo cumbre de esta época dorada que está viviendo el equipo rojiblanco.
Oblak con una temporada correcta encontró una lesión en el peor momento de la campaña, la baja del esloveno apretó más las urgencias de resultados colchoneras a pesar de la competividad ofrecida por Moyá. Acortó los tiempos de recuperación y apareció en la vuelta de Leverkusen, la parada del año y la consolidación de nuevo del entramado defensivo de este Atleti de Simeone, que había sido algo menos fiable que otras temporadas hasta el momento. Hubo dudas, un guardameta tras la inactividad necesita acumular sesiones de entrenamiento. Hacer portería jugar partidos en los que recuperar sensaciones y movimientos. Pero sobretodo confianza, algo vital para su puesto. Todo esto vuelve y será esencial para este final de temporada. Oblak se ha recuperado, vuelve a volar y el Atleti echa el cierre.
La otra referencia es la mirada de Simeone y sus palabras. Inicio de liga titubeante, lesiones, cambios y el dolor de una segunda final de Champions perdida ante el eterno rival. Pero para Simeone el futbol no tiene horarios, marcado por la nostalgia de estos años en rojo y blanco el Cholo ha seguido reinventándose, superando las perdidas de Augusto y Tiago en el medio. Buscando recuperar sensaciones defensivas y la mejor versión de Godín para completar el cerrojo colchonero. Pero sobre todo inventando como hacer mas daño al rival, recuperando el balón parado y creando un desafío continuo para los jugadores y la entidad. Superar el fracaso de Milán y reconducir la situación buscando nuevos horizontes. Pasado el derbi, se acerca el momento de la verdad: cuartos de Champions. La mirada de Simeone vuelve a ser como otros años, volvemos a incomodar.