¿Ustedes vieron la camiseta con la que el Atleti salió al Madrigal? Una suerte de esperpento modernista con un escudo en el que muchos no se reconocen, amarillo (o naranja) sobre el pecho. Una indumentaria que obligaba a un importante ejercicio de abstracción a los hinchas, no sé si incluso a muchos de sus jugadore; desde luego un obstáculo añadido para un partido de por sí difícil como el que se presentaba, porque si ustedes vieron la camiseta con la que el Atleti salió a enfrentarse al Villarreal enseguida se dieron cuenta de que iba a ser muy complicado ganar así.
Más allá del atrezzo, Simeone quiso dominar el juego y dispuso cuatro centrocampistas puros en la medular, dejando en la banqueta a Lemar. Rodrigo, Thomas, Saúl y Koke ofrecían consistencia y hacían que el Atleti estuviese tranquilo en el partido, pero se necesitaba algo más para poder inquietar a Asenjo. Kalinic y Griezmann, al que siempre le cuesta el regreso de la selección, quedaban aislados y tan solo el croata tuvo una oportunidad en una ocasión en que se fabricó él mismo y que acabó en córner tras rechazar la defensa un tiro desde el interior del área. Pasaron cuarenta y cinco minutos sin que nada sucediera.
En la segunda mitad el Cholo trató de cambiar el paso al partido dando entrada a Lemar y Correa por Thomas y Kalinic. El argentino buscaba velocidad y vértigo, quería diagonales al área y ruptura, ya no quería la vía de briega de Kalinic. A balón parado quedó un gol en la cabeza de Filipe tras un serial de infortunios para el Villarreal: un remate en propia puerta al larguero, y Jaume Costa obstaculizando la reacción de Asenjo propiciaron que el brasileño rompiera el marcador empujando con la testa a la red en el minuto cincuenta y uno.
Todo parecía a favor del Atleti pero el Villarreal supo reaccionar al contratiempo. Se volcó al ataque y los rojiblancos sufrieron por todas partes, por el error propio y por el acierto ajeno. Gerard Moreno se encontró con la que sería en adelante su peor pesadilla de la noche; Oblak. El incipiente dominio local encontró rápido el gol en un disparo de Mario Gaspar en el minuto sesenta y cinco tras una jugada embarullada dentro del área.
El Atleti no encontró la reacción y se perdió en el remolino en el que el Villarreal había convertido el partido. Un correcalles que siempre terminaba en la portería de Oblak. Tuvieron los amarillos el partido en varios remates de Gerard a bocajarro y sobre todo en un mano a mano de Carlos Bacca que el esloveno, ya vencido, abortó con la yema de los dedos. Una de esas jugadas que siempre parecen imposibles, incluso después de haber visto varias veces la repetición y que consagran a Oblak como el mejor portero del mundo. El impasible carcerbero atlético sostuvo a los suyos cuanto más sufrían. Simeone metió a Godín por Filipe y mandó a Lucas al lateral para dar más consistencia a la defensa y ahí pareció aflojar el huracán castellonense. Al final, Lemar tuvo en su cabeza los tres puntos en un remate franco a bocajarro que mandó desviado a la derecha de Asenjo. Era demasiado tarde para la sorpresa, todos habían dado por bueno el punto que había ganado Oblak.
Foto: atleticodemadrid.com
21 octubre, 2018
El Cholo no acertó con los cambios. Quitar a Rodrigo no fue la solución. Perdimos el control del partido. Este chico es fundamental, le pongamos a su lado a Koke o a Thomas. Y por delante tienes muchas variantes. Saul, Lemar, Vitolo, Correa. Si no está Costa, Kalinic.
Y a Griezmann hay que sentarle de vez en cuando o dejarle en el vestuario en el descanso. Un jugador que cobra 23 millones de euros por temporada tiene que aparecer mas de lo que lo hace este jugador. Da la sensación de que ha renovado para que al final de temporada venga el PSG y pague los 200 millones de cláusula.