Cuando el Atleti llega al Bernabéu y la megafonía hace resonar el nombre de Simeone, sube al límite la moderada escala de decibelios de una grada acostumbrada a acudir al fútbol con el silencio propio de los teatros. En ese griterío desaforado contra el argentino se concentra todo lo que el Cholo representa para el Atleti. Vino para alterar el orden que ya estaba establecido. El gigante había domesticado al rebelde, que se había empequeñecido hasta convertir los derbis, otrora el mejor partido de España, en un espectáculo obsceno y caricaturizado. En un alarde de su prepotencia natural, la grada del Real reclamó una tarde, con sarcasmo, un rival digno para el clásico madrileño y ahí llegó Simeone y lo cambió todo. Ahora, el Atleti llega al paseo de la Castellana como un igual sin serlo. Insultantemente menos poderoso en lo económico, ya no ocurre igual en lo deportivo. El Madrid ya no puede abusar de su rival, ahora debe luchar como había perdido la costumbre y esa sacudida, esa vuelta a lo de antes de lo de antes incomoda al Real, que se revuelve incómodo en su trono, que sabe que no ha de pertenecerle a perpetuidad, como hasta hace tan poco presumían. La obra de Simeone les hiere el orgullo y su figura representa la pesadilla que nunca habían soñado tener.
El Atleti salió al derbi con su mejor versión ofensiva y dibujó una primera mitad brillante. Ya en el minuto tres Saúl probó a Courtois desde la frontal, un minuto después Griezmann intento una media chilena desde fuera del área y el Madrid sentía que estaba siendo desalojado de su propio terreno. Rodrigo y Saúl en el medio centro catalizaban el juego atacante del Atleti que encontraba en Lemar la conexión perfecta. Cada vez que el francés cogía la pelota en tres cuartos de campo el Bernabéu contenía el aliento porque el pequeñito jugador rojiblanco se giraba, y con el balón cosido a su zurda, trazaba el vértigo en la vertical que suele conducir al gol. Profundizaba, descosía las líneas del Madrid y encontraba a Griezmann y Costa, a Juanfran y Filipe en los costados. El Atleti estaba cómodo y era el dueño del partido. El Madrid empezaba y acababa en Courtois.
En el diecisiete los colchoneros dibujaron una contra perfecta que dejó solo a Griezmann corriendo hacia Courtois; por el perfil zurdo, el francés no tuvo la rapidez necesaria para perfilarse con más ángulo y el portero belga tapó como un gigante, Antoine trató de superarlo con una picada de exterior y a Tibu la pelota le golpeó en el rostro para hacer que el Bernabéu empezase a corear su nombre. Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido, decía Neruda, aunque al aficionado blanco esto le parecía más bien al revés.
En el treinta y tres una jugada calcada dejó a Costa delante de Courtois, mismo perfil, misma posición tapando el palo, el de Lagarto, que vive en rencilla con el gol, lo intentó por abajo, pero el belga volvió a parar de nuevo lo que parecía un gol cantado. Antes lo había intentado de nuevo Sául desde fuera del área. El Madrid se defendía de las contras el Atleti y se ahogaba en su inoperancia ofensiva. Tan solo Carvajal por la derecha y Bale, con un disparo lejano y un remate al segundo palo se acercaron tímidamente a la portería de Oblak. Antes de eso había llegado otra jugada clave, un centro lateral de Koke desde la izquierda fue interceptado por Casemiro con la mano dentro del área. Se vio hasta en Pekín el penalti pero ni el colegiado, ni tampoco todas las pantallas del VAR interpretaron que había que corregir a Munuera para señalar el punto fatídico. La evidencia fue que el VAR arreglará los fueras de juego pero que dos niveles de evaluación no serán suficientes para poder salvar la tradicional e histórica subjetividad madridista de los señores árbitros en estas acciones.
El partido parecía para el Atlético, sobre todo cuando en la segunda mitad se anunció la lesión de Bale y la entrada de Ceballos al campo. Pero el fútbol tiene este hálito de sorpresa siempre, de que resulte lo que no se espera y justamente ese cambio devolvió la mejor versión del Madrid; ganó la batalla en el medio y con un partido descomunal del sevillano, empezó a empujar atrás al Atleti. Ceballos mandaba en el lugar de Modric, se asociaba, driblaba, rebasaba líneas con su pase. El Atleti fue empujado atrás y se empleó en algo que tan bien sabe hacer, defenderse. En el minuto sesenta y dos el Madrid tuvo su ocasión más clara, con un pase de Ceballos en diagonal que dejó a Asensio sólo en el pico del área pequeña para rematar a placer en boca de gol, pero ahí emergió el otro gigante, el esloveno, que en un escorzo imposible mandó a córner un gol que el Bernabéu ya había dado por descontado.
Con un Giménez colosal tapando la discreta actuación de Godín el Atleti zafó hasta que Simeone, que ya había cambiado a Lemar por Correa, introdujo en el campo a Thomas en sustitución de Diego Costa. Ahí el Atleti equilibró el choque de nuevo, y pausó el tempo del partido con posesiones más largas. Simeone lo intentó en los últimos diez minutos con Kalinic, quiso ganar volviendo al dibujo inicial, tirando a Correa al costado, pero el empate ya estaba sentenciado. Ni el Atleti se acercó ni el Madrid, a la desesperada, dándole cinco minutos a la joven promesa Vinicius, consiguieron alterar el marcador.
Fue el derbi de la equidad, el derbi de los porteros, el de Giménez y también el de Ceballos, el derbi que prolonga la racha ya histórica de Simeone sin perder en ese feudo, el derbi en el que el Madrid empieza a asumir que el Atleti está peligrosamente cerca de sus intenciones, el derbi que deja abierta de nuevo de par en par las puertas de la Liga para el Atleti.
FOTOS: RUBÉN DE LA FUENTE
30 septiembre, 2018
¿El derby de la equidad?, ¿ tanto se han institucionalizado las ayudas arbitrales al Real Trampas que un penalti flagrante escamoteado es equidad?, ¿cuántos penaltis tiene que escamotear al Atleti un árbitro para que se empiece a considerar injusticia?.
Los medios corrieron mucho a publicar la semana pasada que el Atleti se benefició del VAR ante el Huesca ( a pesar de ir ganando 2 a 0 y tener el partido controlado), ¿corren ahora a publicar que se ha perjudicado al Atleti por la no aplicación del VAR?.
Y por cierto, en el mano a mano de Griezmann con Courtois, este no sacó ninguna mano, el balón le pegó en el carrillo derecho de la cara y salió desviado.
1 octubre, 2018
Hola Che, creo que tienes razón en lo del VAR y así lo he reflejado en la crónica. Los abusos del Madrid parece que van a continuar.
También lo tienes en lo de Courtois y te agradezco el apunte, ya lo he corregido, en el campo y en directo me pareció que la sacaba a mano cambiada.
Un abrazo y gracias por leer.