El partido no fue sino un entremés de lo que vendría después. Un aperitivo acostumbrado, austero, casi desabrido, en el que los puntos en juego, trascendentales para poder seguir la estela del Barcelona en la pugna por el título de Liga, parecían lo único relevante.
El Atleti comenzó mandón, con Thomas y Rodri en el doble pivote, Koke y Correa en los costados y Griezmann con Kalinic en la punta de ataque. Durante cinco minutos, el Español no consiguió salir de su terreno, el Atleti intentaba meter velocidad a la posesión de balón para poner en aprieto a los catalanes pero, como ha ocurrido otras veces en esta temporada fue apenas espejismo y gaseosa. Al poco, fue el conjunto blanquiazul el que tomó el balón y con un Darder impresionante, dominó el juego mientras los de Simeone comenzaron a esperar. Los de Rubi tuvieron las ocasiones más claras del primer tiempo, con una vaselina de Borja Iglesias que obligó la estirada de Oblak y con un doble remate de Leo Baptistao que supuso otro paradón del esloveno para sostener a su equipo en el partido. Griezmann respondió con otro tiro desde la frontal que desvió Diego López y así llegó el descanso.
Tras la reanudación, el Atleti encontró el gol en un penalti a Koke cometido por Granero. Griezmann ejecutó la pena máxima y puso en ventaja a su equipo. Simeone movió el banquillo, entró Vitolo por Kalinic, también desplazó a Saúl del lateral para colocarlo en su posición natural dando entrada al chaval Montero en sustitución de Correa y al poco conformó el dibujo definitivo dando entrada a Gelson en el lugar de Thomas. El partido se convirtió en un lento desgaste del tiempo. El Español se hastió de balón, el Atleti se atrincheró en posición defensiva y no dejó un resquicio, alguna pelota colgada, algún balón parado. Llegó el final, se quedaron los puntos y se abrió el tiempo de la emoción.
El Metropolitano brindó homenaje a uno de los capitanes más importantes de toda su Historia, Gabriel Fernández Arenas, “Gabi”, recogió el cariño de los suyos, el amor incondicional, la representación en el campo de lo que todos sintieron siempre en la grada. Pasó la plantilla para abrazarlo, pasaron otros capitanes históricos, los niños del futuro. Habló Torres y nos recordó a todos que Gabi fue el capitán que todos quisimos siempre tener. Que el catorce siempre estaba, dentro y fuera del campo, en el momento adecuado, con la frase adecuada, con la carrera precisa. Siempre al corte, siempre a la ayuda, siempre honrando los valores de los que se vanagloria esta hinchada centenaria. Como dijo Torres con sus palabras y coreó la grada en repetidas ocasiones: “Gabi es Atleti”. Atleti puro.
Habló también el eterno capitán, mostró agradecimiento, emoción y dejó un mensaje para el futuro. Ganaremos la Champions, la perseguiremos hasta poder ganarla, pero no debemos olvidar que esto no consiste solo en ganar. Hay que repetirlo siempre a las nuevas generaciones, queremos ganar, pero no sólo importa ganar. Casi importa más todo lo demás, la fe inquebrantable, la rebeldía necesaria para no rendirse nunca, creer siempre en lo que uno hace, en quien tenemos al lado. Los valores por encima de todo.
Gabi lo recordó, con sus palabras, con su mera presencia. Quedará siempre en el recuerdo como el capitán que ganó tantos títulos, pero su imagen quedará sobre todo como un icono, una referencia, el hombre que supo aglutinar todos aquellos viejos valores olvidados y los puso sobre el césped, haciendo que todos, compañeros y grada, los recordaran, los amaran, lo siguieran de manera incondicional. El hombre al que todos aman y añoran, al que todos esperan de vuelta. Regrese pronto capitán.