Partidazo y pie en cuartos (2-4)

Alemania siempre impone y la Champions no invitaba a relajarse. El Atlético, a fuerza de gestas, se había ganado el rol de favorito ante el Leverkusen pero los de Simeone, que han pasado las dos últimas rondas de octavos por penaltis, estaban avisados de que en Europa no hay empresa fácil. El Atlético salió con la teoría estudiada y realizó un partido perfecto. Un partidazo que le empuja, salvo desastre, a estar entre los ocho mejores equipos de Europa por cuarto año consecutivo. Es fácil acostumbrarse al éxito pero conviene no olvidar.

Las dudas en el once estaban en los dos extremos: la portería y el nueve. Simeone optó por la continuidad. No quiso meter de sopetón a Oblak y prefirió apurar la racha goleadora que Gameiro había iniciado en Gijón. Lo cierto es que los dos respondieron de manera bien distinta. El Atlético salió sabiendo que debía estar consistente atrás, sólido en el medio y mortífero en el contragolpe ante la lentitud de los centrales alemanes y los espacios que inevitablemente dejaría el rival. Ejecutó la teoría a la perfección y ya en los primeros diez minutos podía haberse adelantado en una jugada clara en la que Griezmann tiró al cuerpo de Leno, un portero soberbio, sin duda el mejor de los alemanes, en el primero de los mano a mano con el que se encontraría. Antes de que nadie empezase a lamentarse por la ocasión perdida, Saúl robó e inició una de esas jugadas que le pertenecen. Suceden en partidos grandes, y están mezcladas de potencia, magia, clase y una escuadra descerrajada. Uno a cero y toda la fiesta por delante.

Con el marcador a favor, el Atlético quiso liquidar la serie. Esperó al Bayer dispuesto a elaborar la receta con sus nervios, con la ansiedad que le proporcionaba el marcador en contra. Lo esperó sin quedarse atrás y así, poco después, robo y contragolpe vertiginoso de Gameiro que corrió y aguantó, para servir a Griezmann un gol que parecía decantar del todo la eliminatoria. Pero el Atlético no se detuvo, antes del entretiempo de nuevo hubo conexión francesa, Gameiro, recuperando la mejor versión de sí mismo, la versión que el Atlético necesita de él, volvió a explotar su velocidad y a servir de nuevo un gol cantado a Griezmann que esta vez golpeó confiando, propiciando que entre Leno y el larguero evitasen la debacle del Leverkusen.

La segunda parte fue un espectáculo para el fútbol. El Leverkusen, que parecía liquidado, resucitó con un gran gol de Bellarabi cuando aún faltaba un mundo por delante. El Atlético siguió serio y enchufado, igual que Gameiro, que nada más reanudar ya había mandado otra ocasión al larguero. No se amedrentó con el gol y siguió fiel a su guion. Robo, transición rápida y finalizar jugada. Hubo una ocasión para Carrasco que chutó desviado, otra para Griezmann que resbaló tras la internada y pase de Gameiro y finalmente, en otra jugada espectacular del delantero centro francés, al que asistió Saúl tras robar en campo propio, hubo un penalti que él mismo transformó, espantando un fantasma más.

Pero tras el tercero, el Atleti se volvió a dar un tiro en el pie. En un centro por la izquierda de un Leverkusen que estaba deambulando, Moyá, despejó mal y propició el gol en propia puerta de Savic. Dos a tres para un partido cuyo resultado tenía que ser bien distinto. Ahí resucitó de verdad el Bayer, que se lanzó con todo y tuvo dos ocasiones para empatar el partido. Gabi y Filipe bajo palos salvaron los muebles. LA afición local empujaba a un equipo que se agarraba al artificio del momento para voltear el partido y entonces Simeone movió el banquillo. Buscó refresco, entraron Torres y Correa y previamente había entrado Thomas, para renovar todo el frente de ataque: Gameiro, Carrasco y Griezmann, fuera. El argentino quería piernas frescas para combatir el entusiasmo teutón.

El Atlético sufría y le costaba salir, pero llegando al final, Koke y Vrsaljko combinaron por la derecha y el croata, que culminaba así un magnífico partido, servía un centro que Torres convertía en gol con un cabezazo de puro nueve. Un cuatro a dos que fue una especie de rendición silenciosa de los alemanas. Tanto que Gabi y Filipe forzaron una tarjeta que no les permitirá estar en el partido de vuelta para afrontar limpios los hipotéticos cuartos.

Partidazo y los cuartos a la vista.

 

Foto: clubatleticodemadrid.com

Autor: José Luis Pineda

Colchonero. Finitista. Torrista. Nanaísta. Lector. Escribidor a ratos. Vivo en rojiblanco.

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