Un intento más

Hoy, con el sorteo de la fase de grupos, comienza en cierta forma la quinta andadura consecutiva del Atlético de Madrid por la Liga de Campeones. El Atlético del Cholo arrancó en la Champions en aquella supercopa de Europa en la que arrasó al Chelsea y el mono Burgos, tras pasar tan cerquita de ella dijo: “si se descuidan nos llevamos la orejona también”. Era una broma, pero era también una declaración de intenciones.

Desde el principio, el Atlético dejó claro que su paso por la competición no sería testimonial. Han sido cuatro participaciones notables, en las que siempre ha comandado su grupo, y en las que ha terminado alcanzando dos finales, unas semifinales y unos cuartos de final. La tuvo tan cerca que lo que empezó siendo una ilusión ha terminado convirtiéndose en una obsesión. Una fijación legítima para ese grupo de jugadores que lo ha ganado todo menos eso, para la ambición desmedida de un entrenador que ha acostumbrado a la hinchada a soñar tan alto. Una ilusión desmadejada por el peor villano de la ciudad: el Real Madrid.

En las cuatro ediciones anteriores, el equipo de Simeone fue apeado por su eterno rival. Lo ha hecho de todas las maneras hirientes posibles: en el tiempo de descuento, con favores arbitrales, en una tanda de penaltis, incluso destrozando una eliminatoria en quince excelsos minutos. No hay un precedente igual en la historia del fútbol. Cualquier otro equipo habría entregado las armas, se habría reconocido desesperado, vencido, humillado. El Atleti no. Ha transitado por un horrible pasaje del terror con su odiado rival transfigurado en pesadilla permanente, pero cada vez ha sabido encontrar un subterfugio para sobreponerse. El grupo, la unión, una frase acertada, un pundonor sin límite. Cada año, los colchoneros levantan la cara como si no hubiera pasado nada, como si cada una de esas lacerantes heridas estuviesen dibujando el mapa que finalmente ha de llevarles al tesoro.

Empieza otro intento más y, mientras cualquiera trataría de huir del eterno rival, el Atlético lo espera, en silencio, con su tragedia digerida, sabiendo que las cosas nunca han sido fáciles para ellos, pero que un día, sin duda, serán.

Autor: José Luis Pineda

Colchonero. Finitista. Torrista. Nanaísta. Lector. Escribidor a ratos. Vivo en rojiblanco.

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