Era diciembre de 2016 y el Atlético de Madrid convocaba un acto en el que anunciaría el nombre del Nuevo Estadio. El traslado y la desaparición del Vicente Calderón eran ya un hecho irrevocable, pero aquel día nos traería una sorpresa más en la larga lista de desprecios a la historia rojiblanca. Tras anunciar que la nueva casa tomaría prestado el nombre del feudo anterior al Vicente Calderón, Metropolitano, y que este llevaría por unos años el complemento Wanda, se nos presentó un cambio en el principal símbolo de la entidad: El escudo.
Se suprimieron colores, se redondearon las formas y se cambió la perspectiva que la osa y el madroño, emblema de Madrid, han tenido en toda su historia. Los argumentos dados para apoyar el, para muchos innecesario, cambio se sostenían sobre una base mercantilista y empresarial: se distinguía mejor en medios digitales y se asemejaba más a los cambios que se habían dado en otros clubes europeos. Algunos tiraban de soberbia e incluso hablaban de que garantizaría más ventas. Es por ello que desde el primer momento este nuevo emblema fue calificado por una gran parte de la masa social como “logo.”
Un representativo número de la afición hizo público su rechazo al cambio desde el primer día. Se organizaron recogidas de firmas, se protestó en el campo (de local y visitante) y surgieron algunos grupos que crearon pegatinas, pancartas y demás iniciativas para que el Club diese marcha atrás con la idea. Incluso otras aficiones como la de la UD Las Palmas apoyaron la negativa al cambio.
La prensa comenzó a hacerse eco del descontento generalizado y las protestas espontaneas que iban surgiendo. Fueron varios los opinologos y expertos que publicaron columnas predicando alabanzas y bondades de este nuevo “rebranding.” Todas, naturalmente, trataban el tema desde el punto de vista comercial. El Atlético de Madrid ya no era un Club de fútbol, si no una empresa que necesitaba mejorar su facturación y su posición global. Sus fieles hinchas se habían transformado de la noche a la mañana en clientes y las decisiones futuras se iban a tomar teniendo mas en consideración al potencial cliente, en su gran mayoría extranjero, que a quién aportaba en su curriculum decenas de años de fidelidad para con la entidad. A destacar una columna de esas, de la que muchos se acordarán, y que profetizaba que en unos años nadie se acordaría del anterior escudo.
Seis años mas tarde la afición del Atlético de Madrid no solo no ha olvidado el verdadero escudo, sino que éste es mayoría en banderas, camisetas y bufandas que se ven en cada sector visitante de los estadios a los que el equipo se desplaza. Para muestra, el reciente desplazamiento a Almería. En virtud de la llamativa demanda existente, el Club se ha visto obligado a crear una sección vintage llamada “Desde 1903” en la que se comercializan productos con ese y otros escudos históricos de la entidad cuyo éxito es innegable, a pesar de no contar con un stock suficiente o de tener una limitación en cuanto a tallas que hace imposible que nuestros niños puedan vestir esas prendas. Y eso no es todo, la pasada temporada, coincidiendo con el 75 aniversario de la denominación “Atlético de Madrid” el Club sacó una cuarta equipación de juego, presentada a principios de temporada pero que no se estrenó ni puso a la venta hasta la segunda mitad del curso, que fue un éxito en ventas. Tal era la expectación generada que el día de su estreno en tiendas fueron muchos los que se acercaron a comprarlas, provocando largas colas de las que los medios se hicieron eco, y acabando con el stock disponible. En algunas de las tiendas incluso se pudo ver carteles avisando de la no disponibilidad de esa cuarta equipación.
Que seis años después el Atlético de Madrid haya tenido que crear una comisión social para tratar temas de identidad, hecho sin precedentes en nuestra historia, cuyo principal punto de debate ha sido desde un primer momento el problema del escudo, evidencia un fracaso absoluto en la decisión tomada en su día, desde un despacho y sin contar con la grada. Razonada desde las cifras y la geometría por gente que vestía corbata y jamás ha llevado una bufanda. Fundamentada en la frialdad de los números y los gráficos y alejadas completamente de un sentimiento que parece haber quedado relegado únicamente a ser utilizado en spots publicitarios que animen al socio tradicional a seguir pagando religiosamente su abono.
El Atlético de Madrid SAD continúa poniéndose de perfil ante la realidad. En la última reunión de la mencionada comisión volvió a emplazar la discusión acerca del problema del escudo para más adelante, cuando el equipo no se juegue nada. Patadón y a correr. Otra vez. Aluden a una posible distracción y a una situación deportiva delicada, como si el ambiente no fuese ya irrespirable en el Metropolitano.
Por encima de fichajes millonarios o nuevos trofeos en las vitrinas, una gran parte de la afición del Atlético de Madrid desea con todas sus fuerzas poder decidir. Valores antes que títulos, ¿Lo recuerdan? REFERENDUM YA.
17 enero, 2023
Buenas. Acertado artículo.
En primer lugar decir que respeto a tod@ atletic@ que lleve una camiseta, bufanda… con el logo. Aquí no sobra nadie y cada cual siente a su equipo como mejor le parece. A mí, particularmente me gusta el escudo anterior.
Por otro lado no debería ser incompatible la modernidad, el marketing… con la tradición, la historia y los valores de un club. No me considero para nada inmovilista, y puedo entender que nuestro Ceo quiera abrir nuevos mercados y vender camiseta en Asia o América o a gente más joven, pero la primera equipación, con pequeños retoques si se quiere, debería tener siempre las rayas verticales y el escudo antiguo. Nuestro equipo ante nuestra gente y en nuestro campo con la indumentaria clasica siempre ( ah! y por cierto y con el pantalón azul
y las medias rojas y blancas) Qué luego quieres innovar, me parece bien, ya están la segunda, la tercera y a veces la cuarta camiseta. Incluso a mí me hace gracia el logo del tridente que aparece en alguna línea de ropa, y que bien retocado ( no soy publicista y diseñador gráfico), podría ser un logo/símbolo que gustase a la gente.
Volviendo al tema del escudo vs logo, nuestra querida directiva debería convocar un referéndum ya mismo, y que l@s soci@s, abonados o no y a partir de una cierta edad, catorce o dieciséis años, pudieran decidir sobre este asunto que no hace más que dividirnos como afición.
Disfrutemos de lo nuestro.
Aúpa Atleti!!!!
17 enero, 2023
Lo de la edad mínima para votar es simplemente una idea, lo que quiero decir es deberían votar no sólo los mayores de edad, sino ampliar al máximo lss personas socias que pudieran votar
17 enero, 2023
Pedir un referéndum sobre el escudo al Atleti SAD es lo mismo que pedírselo a Telefónica con su logo.
¿Alguien se imagina a los fans de los canales de TV, o de las tarifas y servicios de Telefónica pidiendo que modifiquen el logo de la compañía porque no les representa?, es absurdo.
Vivimos en pleno siglo XXI donde el fútbol ya no es como era hace apenas 50 años, y no lo es porque el fútbol ahora es un negocio brutal, incluso salvaje, donde solo prima el beneficio económico. El socio ha sido devorado.
Y es así porque nadie ha hecho nada por pararlo. El consumidor de fútbol solo ha querido tragar fútbol sin importarle el precio a pagar, sabiendo que ese precio iba a ser el desarraigo y la pérdida de valor del aficionado, excepto para los pocos clubes multimillonarios.
El día de partido es una fiesta, es un momento de evasión, de emociones fuertes, ¿quien me va a privar a mi de mis mejores momentos de la semana?, se han preguntado muchos seguidores, y han preferido seguir adelante.
Al igual que los clientes de Telefónica soportan las decisiones de sus directivos, los abonados del Atleti SAD lo hacen con las de la directiva, y como dicen en Telefónica, «si no le gustan nuestras decisiones, váyase a otra compañía».
Si con todo el dolor del mundo, no hubiera acudido nadie al Vicente Calderón hace varias décadas y se hubiera hecho lo mismo en el 90% de los estadios, los derroteros que habría tomado el fútbol habrían sido otros muy distintos, y ahora se valoraría de verdad a los aficionados.