Partiendo de la base de que dar premios individuales en un deporte colectivo es una cosa totalmente absurda es intolerable la marginación histórica que todo este tipo de galardones han otorgado al Atlético de Madrid desde tiempo inmemorial, ya desde el mismo Ben Barek, al que nunca hemos visto reconocido y del que Pele dijo “si yo soy O Rey, Ben Barek es Dios”.
En un deporte de equipo nadie consigue nada sin sus compañeros, con la excepción de Maradona que ganó solito un Mundial con una Selección bastante mediocre, pero ni siquiera a día de hoy, el mejor jugador de todos los tiempos, Messi, conseguiría títulos sin un elenco de grandes jugadores a su alrededor, por lo que no tiene sentido reconocer a nadie sobre el resto.
Pero como toda regla, hay una excepción y es la del puesto de portero, para lucirse y demostrar su calidad un portero no necesita de sus compañeros, solamente de su buen hacer personal y a día de hoy, siendo objetivos no hay ningún solo portero en el mundo más decisivo y eficaz que Jan Oblak. Impecable por alto, por bajo, en el uno contra uno, atajando los disparos lejanos, cercanos, el esloveno es un auténtico muro que brilla muy por encima de todos los demás guardametas del mundo.
Pero en unos premios dominados por el marketing, la influencia de la prensa y un presidente de la FIFA muy cercano al Real Madrid, a Oblak no solo no le dan el premio sino que ni siquiera se le considera nominado entre los tres mejores del mundo. Una bazofia de premios más que sirve para alimentar a la prensa que aborrega y adoctrina y la mentalidad del aficionado del siglo XXI que se está convirtiendo en un producto más de este fútbol de clientes y no de apasionados.
