La maldita Copa de Europa

«Mientras el sol brille y haya vida, el Atlético va a intentar ganar la Champions», ha dicho recientemente Filipe Luis a la revista Panenka. Es un verso fácil para mostrar la determinación de un equipo por sacarse de encima una obsesión. La Champions, la maldita Copa de Europa, empezó siendo para el Atleti un sueño, una ilusión desbocada que llevó a miles de colchoneros a peregrinar por Europa en un viaje largo y tortuoso en épocas de dictadura. Allí, con aquella lacerante caricia, comenzó una de las historias deportivas más trágicas que pueden contarse en el deporte.

Aquella Copa perdida en Bruselas empezó a enterrarse en el recuerdo, la Champions no fue después una ilusión, ni siquiera un sueño, era una cosa de ricos, un universo inalcanzable, algo que parecía no pertenecer al mundo en declive del Atlético de Madrid hasta que un tipo con acento porteño vino a rescatar la esencia y despertó de súbito a un club moribundo que apenas podía reconocerse a sí mismo. Ahí la ilusión refulgió de nuevo, y aquello que parecía una utopía absurda volvió a convertirse en una realidad posible, y el sueño volvió a ser caricia arrebatada y llegó lo inimaginable.

Todos ahora conocen la Historia, por reciente, de por qué el Atlético de Madrid no tiene aún una Copa de Europa. Es demasiado pronto para componer dramáticas historias sobre ella. Algún día un tipo hará un documental de éxito para explicar lo inexplicable, para contar algo que no hubiera sido creíble ni en la más terrorífica de las ficciones, pero también tendrá que contar que en este tiempo todavía podían encontrarse valores en el fútbol y que, aferrados a ellos, esta gente del Atlético de Madrid, supo levantarse y convirtió cada desdichado recuerdo en un asidero para seguir avanzando. Contarán una historia de superación, porque seguro que la imagen final de esa película es un tipo con la piel tatuada a rayas rojas y blancas levantando esa maldita copa de Europa.

Roma es un buen lugar para empezar un camino. Allá va el Atlético de nuevo. Mientras brille el sol y haya vida.

Autor: José Luis Pineda

Colchonero. Finitista. Torrista. Nanaísta. Lector. Escribidor a ratos. Vivo en rojiblanco.

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