Ir al Metropolitano es una experiencia única. Eso es indudable. Entiendo el fútbol como un deporte que va más allá de los 90 minutos que estipulan las reglas de juego. El fútbol y el Atleti es más que una pelota entre o no en la portería rival o en la tuya. El Atleti es vivir el día a día en rojiblanco: pensar en ello; adaptar prácticamente tu vida a ello; que tu entorno gire alrededor de ello…
Todos sabemos cómo entramos al estadio, pero no cómo vamos a salir. Yo, de hecho, empiezo a temer por mi salud mental. Es más, sospecho -cada vez más- que estamos más cerca de ser el psiquiátrico más grande de Europa. Así lo marca el ambiente de la grada y todo lo que sucede en el verde de la mano de jugadores y entrenador. Si queréis podemos hablar hasta de maldición.
El Atleti viene esta semana de generar una montaña rusa para todos sus aficionados: el sábado te acuestas contento tras ganar con autoridad y seriedad en San Mamés -cuando pocos creían-; el martes sales del Metropolitano tras ser empatado en el último minuto por el Rayo Vallecano con una gran primera parte y una segunda de muchas dudas -que no de oportunidades-.
El martes de vuelta a casa, en un Metro atestado de gente, solo recorría mi mente un episodio de la mitología griega: el mito de Sísifo. Muchos lo conoceréis, pero básicamente viene a contar la historia del fundador de Corintio que, tras varias tretas para ganarse la vida y la de su pueblo, acaba sufriendo la ira de los Dioses.
Una ira que Zeus y Hades convirtieron en forma de castigo de una manera cruel y frustrante: Sísifo estaba condenado a subir una pesada piedra por la ladera de una montaña empinada y cuando estuviera cerca de la cima… la gran roca volvía caer hasta el valle para que nuestro hombre tuviera que volver a realizar la heroica acción. Así hasta la eternidad.
Siguiendo al Atlético de Madrid esta temporada me siento un poco como el pobre Sísifo. Cada vez que el equipo (y Simeone) está cerca de encontrarse, de enlazar una serie de partidos buenos (y de resultados), de que coincidan varios jugadores a gran nivel… la roca vuelve a caer y a ‘empezar’ de nuevo.
El Atleti llegaba al partido ante el Rayo Vallecano tras ese buen partido en San Mamés y con la posibilidad de sumar cuatro victorias seguidas en LaLiga en la vuelta del parón (y del derbi). Incluso a reengancharse a la lucha del título liguero. La roca parecía llegar hasta lo más alto de la montaña y, de repente, salimos del Metropolitano con la misión de empujar todo desde el principio.
Mientras, el ambiente, las críticas con cada pinchazo y la falta de paciencia van creciendo en la misma dirección: ¿estamos ante el final de Simeone? El castigo de la gran roca es cada vez más pesado y agotador. Esto es muy largo. No somos Sísifo, aunque sí tengamos castigos divinos-arbitrales. ¿Por qué no confiar? ¿Por qué no empujar entre todos la piedra para que llegue hasta la cima?
Foto : Getty Images
22 octubre, 2022
Pues como el Sísifo Simeone se vaya igual la pu*a roca no se mueve del valle