Bendita Kings League

El domingo se disputó la final de la Kings League, el torneo creado por Gerard Piqué que ha dado que hablar durante gran parte de la temporada. Aunque dijeran que no, gran parte de los que dirigen este deporte, para ellos negocio, miraban de reojo lo que acontecía en el Camp Nou. Una guerra absurda a la que Tebas, estúpidamente, se apuntó y que Pique, magistralmente, monetizó.

El fútbol jamás debería competir al mismo nivel que la Kings League, al igual que ningún amante del boxeo tiene la tentación de pasarse al wrestling. Intentar pelear en el mismo nicho de audiencia que un deporte convertido en espectáculo, que tiene la capacidad de retorcer sus normas y reglas en función de lo que se demande en ese momento, es colocar una losa más sobre el deporte rey.

Muchos serán los mal llamados expertos los que intentarán buscar durante estos días puntos de la competición de Piqué que sean fáciles de extrapolar a “su negocio.” No es raro que en unos años se pueda debatir la necesidad de meter “cartas” o un dado gigante en los partidos de fútbol profesional. En anteriores reuniones de la UEFA ya se ha puesto sobre la mesa la opción de parar el reloj, en lugar de jugar a tiempo corrido, para así fomentar que haya mas tiempo de juego efectivo y los partidos sean más atractivos. Mas atractivo que, ya saben, genera mas ingresos.

Generar ingresos como principio y final de todo. Disfrazado de necesidad para mantener los altos salarios de los futbolistas, la gran mayoría de ellos merecidos, el discurso planteado por los que dirigen el cotarro desde oscuros despachos ya empieza a oler. “El fútbol es deficitario” dijo aquel que cada año no para de ascender en la Lista Forbes. “Los clubes estamos arruinados” soltó otro que, unos meses mas tarde, no dudó en vender entre sus voceros un fichaje que iba a romper todos los récords. Y dinero hay, para pagar a los Neymar, Messi o Mbappe. Lo que falta son fondos para seguir costeando las orgías al padre del brasileño o la próxima isla que el portugués Jorge Mendes quiera adquirir.

Aquellos que justifican sueldos desproporcionados vistiendo trajes caros y presumiendo de excelsos curriculums mirará mas allá de su ombligo para ver los fallos de su modelo. Ninguno de esos que lleva años observando el fútbol desde la óptica de una hoja de cálculo será capaz de evidenciar los puntos fuertes que han sido claves para el éxito de esta nueva competición: Facilidad para el consumo online, horarios fijos y entradas a precios populares. Todas las jornadas, incluyendo el evento final, pudieron seguirse en abierto, a golpe de click. El horario se fijó a principio de temporada y no se movió: los domingos por la tarde. La entrada mas barata para la final four del Camp Nou costaba tan solo diez euros. Diez euros que daban derecho a presenciar cuatro partidos y varias actuaciones musicales. Todo lo contrario a lo que nos han estado vendiendo estos años. Piqué lo volvió a hacer.

La creación de la Kings League ha resultado ser una bendición para los amantes del fútbol. El sucedáneo futbolístico creado por Ibai y Pique ha demostrado que el deporte rey no tiene sitio en el mundo del espectáculo y que la lucha por dominar esa faceta está perdida de antemano.

Gerard Piqué lo ha hecho. Ha levantado el telón y ha mostrado las vergüenzas de Javier Tebas y el enorme vacío que se escondía tras su discurso. No, a esto no saben jugar.

Autor: Marcos Martín

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