Situación límite

Entre los dos partidos en Brujas el Atleti ha realizado 41 tiros a la portería de Mignolet con el resultado de cero goles a favor. Con esta frase bien podría resumirse el angustioso paso por esta fase de grupos, la derrota aquella en tierras belgas y el empate de anoche en el Metropolitano. Podría ser suficiente ahondar en ese dato, objetivo, para sentenciar que sin gol no hay victoria, ni clasificación, ni nada. Un dato que lo vale todo, que podría incluso incorporarse al titular de una crónica en la que hay que seguir escribiendo, buscar matices, tratar de explicar lo que se vio para al final acabar estrellado con esa desgarrada realidad: cuarenta y un tiros a portería y cero goles.

Volvió a cambiar Simeone el once, y dio entrada a Saúl, también a Kondogbia. Sentó a Witsel y ofreció la punta de ataque a la dupla Griezmann Correa. En líneas generales, el Atleti hizo un buen partido, buscó con ahínco la portería rival, embotelló a un Brujas, que ayer sí, aunque serio y bien armado, pareció un equipo muy menor respecto a los locales, y disparó contra su portero incesantemente. Lo hizo desde el minuto uno hasta el noventa y cinco, lo hizo cuando, durante la primera mitad tuvo la amenaza a la contra, que sujetó razonablemente bien, con el desliz de Molina que afortunadamente corrigió el VAR para rectificar un penalti que no fue, y lo hizo también al final, con todo el estadio convertido en un manicomio desesperado, con el Brujas con uno menos por la doble amarilla a Sowah en los minutos finales.

Jugó relativamente fluido en gran parte del encuentro, Koke estuvo bien en su papel, Kondogbia dio la contundencia que se espera de él, abarcó campo, se hizo amo. Después, en la segunda versión, Rodrigo de Paul, que volvía, también ayudó a la fluidez del juego, pero ya todo se empezó a volver más atropellado con la premura del tiempo y la angustia del resultado. Hubo dos goles en fuera de juego, hubo innumerables remates fallidos, hubo uys de lamentarse hasta la eternidad, disparos a bocajarro, puños apretados y desesperación. Y al final de todo, cero goles. La sensación de que el equipo tiene mucho dentro, pero que le falta lo más importante, la contundencia del gol. Con un montón de hombres dotados para ello, navega a la deriva de las ocasiones falladas. En Liga esto lo puedes bandear ante algunos rivales, en Champions, en seguida el agua sube hasta el nivel del cuello y aparece algo que ya se convierte en costumbre, una situación límite.

Con todo, la lectura positiva es que la clasificación aún está en la mano del Atleti. Con dos victorias en los dos encuentros, está dentro. Toca sufrir.

Foto: Getty Images

Autor: José Luis Pineda

Colchonero. Finitista. Torrista. Nanaísta. Lector. Escribidor a ratos. Vivo en rojiblanco.

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4 Comentarios

  1. Del partido no se puede decir nada malo. Se jugó para ganar, pero no hay pegada. No me gustó el menos precio coh el que el Cholo humilló a Joao. Si no cuentas con el jugador, trata de no ridiculizarle delante del mundo, ya que es un jugador patrimonio del club, que ha costado mucho dinero. Si se devalúa el equipo perderá mucho dinero a la hora de tener que traspasarlo, ya que a día de hoy, el jugador y el entrenador, son imcompatibles. Si el Cholo fuese el que pagara el fichaje de O Menino, otro gallo cantaría, pero claro el problema es del club, y al final como siempre los que perderemos será la institución y los aficionados.

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    • Solamente dos cosas que hacen sangrar los ojos al leerlo:
      – «El Club» no existe, se lo cargó Gil y lo convirtió en SAD. Los socios
      ni pinchan ni cortan nada.
      – El patrimonio por tanto no pertenece a ningún Club, pertenece
      a Gil y a Cerezo que forman mayoritariamente la SAD.

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  2. Por supuesto que «hay equipo para más», porque cuando se lo propone, como ayer, juega, tiene el balón, crea una sucesión de ocasiones de gol, y merece la victoria. Después, la puede lograr o no, y en la historia de este Club, hay un malditismo innegable de muchas ocasiones importantes en las que los méritos no son acompañados por éxitos. Y si cuando el portero rival, además de parar todo lo parable, rechaza involuntariamente con la cara hasta lo que no podría parar, pues nada que hacer. Oblak lo dijo de un modo parecido, como que cuando estás en racha, paras hasta sin querer.
    Para mí, aparte de otras muchas circunstancias que definen la idiosincrasia y la trayectoria de los dos equipos vecinos y rivales de Madrid, la fortuna siempre ne ha parecido el factor más determinante. Estoy seguro de que si el tiro de Morata a bocajarro lo hace vestido de merengón, el balón le habría dado al portero rival en la sien y se habría colado en su puerta a gol. Pero golpeando exactamente igual aunque de rojiblanco, se fue al centro de la cabeza y afuera.
    Por cierto, otro tipo con mérito y sin suerte, que siempre está en el lugar indicado para conseguir el gol decisivo, y que además remata bien, es Cunha. Le pasó ayer, le pasó con el City, y alguna otra vez más que no me apetece recordar. Así de ingrato es muchas veces este deporte con el Atleti. Pero jugando así y mostrando esa actitud, ningún reproche por mi parte para el equipo.

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