Recuerdos

El viaje a Valladolid ya nunca será como antes, imposible ver la grada del José Zorrilla y no recordarla vacía, con los ecos de aquella gente incomprendida en el parking del estadio. El puntín, el pase al espacio de Sergi Guardiola, la definición majestuosa de Suárez, en la que podría explicarse toda una Liga. Cada viaje a Valladolid traerá una necesidad diferente pero ya todos vendrán también impregnados del recuerdo de aquella Liga maravillosa y extraña. La primera vez que el Atleti rendía visita al último lugar donde conquistó la gloria jugó un partido a la altura de la fiesta. Ganó dos a cinco un partido que no fue tan plácido como reflejó el marcador final.

Repitió once Simeone y en el minuto veinte, Nahuel abrió el marcador en una jugada en la que calcó su primer gol con el Atleti: jugada por la izquierda que termina finalizando el lateral derecho con buen pie. En los posos de la celebración vino una pelota colgada por Griezmann a la cabeza de Giménez, que hizo el segundo y dejó KO al Valladolid. Desde ahí, el Atleti jugó a placer y pronto, de nuevo Griezmann, sirvió el cero a tres a Morata. Se barruntaba una goleada escandalosa, sobre todo por la facilidad con la que el principio francés gestionaba los espacios y el fútbol ofensivo del Atleti, pero ya se encargó Mateu de meter a los locales en el partido con un penalti ridículo al borde del descanso.

En la segunda mitad, el Valladolid empujó con todo lo que tenía, colgó pelotas al área sin descanso, el Atleti reculó y recibió el segundo en un centro lateral que no supo defender bien ante las dudas de Gbric, que demostró que la sombra de Oblak, a quien la lesión dejó fuera por segundo partido consecutivo, es muy alargada. De repente el Valladolid se vio a un gol y redobló su esfuerzo y a fe que pudo haberlo empatado en una mano de Saúl que como uno ya no sabe bien qué es y qué no es, generó las mismas dudas que a todo el estadio. Los cambios de Simeone no funcionaban, habían salido Saúl, Memphis, Correa y el Ateli no conseguía estirarse para dar la sentencia al partido. El Valladolid lo veía cerca hasta que Angelito Correa, esta vez no con el puntín, desinfló el globo provocando el gol en propia puerta de Fernández. En el noventa y tres, Depay cerró el marcador con un golazo.

Y así concluyó el viaje al recuerdo de aquella Liga de la que apenas han pasado dos temporadas, tres puntos más para seguir la pugna por la segunda plaza hasta el final.

Autor: José Luis Pineda

Colchonero. Finitista. Torrista. Nanaísta. Lector. Escribidor a ratos. Vivo en rojiblanco.

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