Lo que tendría que ser

El Atleti vivió por primera vez un partido en el que todo, o casi todo, fue como tendría que ser. El Valladolid era un rival propicio, un equipo venido muy a menos sumido en un mar de dudas, pero no pongamos eso como atenuante porque a peores muertos ha resucitado el Atleti en otras ocasiones. El caso es que los de Simeone salieron al partido como deben salir, como durante mucho tiempo salieron, de esa manera que llegó a conformar un santo y seña, una identidad. Salieron a no dejar pasar el tiempo, a no desperdiciar ni un minuto, ni un embate, a repetir en la persistencia, en la presión, en al asfixia al rival, salieron a dejar claro que el Metropolitano debe ser un terreno vedado para todos, un triángulo de las Bermudas donde los rivales se ahoguen, donde los puntos vayan al sumidero local. El once fue de esos que muchos denominan ofensivos: el medio para Koke entero, flanqueado por Lemar y Llorente, Correa, Griezmann y Morata en la punta de ataque. El capitán ejerció como tal y volvió a su mejor versión, paró, templó y mandó, como las figuras de otros tiempos, dirigió el tempo del partido, hizo jugar a los suyos, marcó el ritmo, ese Koke que tanto vimos y del que ya algunos se habían despedido. Griezmann fue un jugador superlativo entre líneas, generando juego y peligro como si acaso hubiese sido diseñado para eso. Sirvió el primero a Morata, hizo el segundo y dejó un recital del excelso futbolista que es. Y luego estuvo la contundencia, que por fin llegó, el nueve hizo un golazo recorte al defensa dentro del área y batir al portero fácil. Hermoso hizo el tercero a balón parado, ¡bendito balón parado! Y en el minuto treinta, con tres a cero en el marcador y con un fondo en modo mute protestando a la directiva, muchos secaban las lágrimas de sus ojos por haber podido volver a ver lo que debe ser, lo que nunca debió de perderse.

En la segunda mitad todo fue mucho más relajado, el resultado lo exigía. Simeone fue introduciendo cambios, se sintió lesionado Llorente, entraron Kondogbia, De Paul, que recibió el mensaje de la grada y bien haría en tratar de empezar a revertir la situación, entró también Carrasco pero sobre todo entró el que todos esperaban, el flamante fichaje de Depay. La cuestión es que combinó bien, sobre todo con Yannick, pero se le vio un tanto pesado y falto de ritmo, tuvo el gol en un par de jugadas, y por un momento el ambiente de euforia trató de trazar un paralelismo con aquel debut de Suárez frente al Granada, pero la realidad, aparte de ser tozuda, es la que es, y Memphis falló y cerró su debut sin gol, tal vez también este, como el de Suárez, sea un presagio de lo que puede esperarse de él. El caso es que el Atleti pudo haber cerrado una goleada de escándalo si Correa, Depay, Yannic, el propio Koke, que estuvo a punto de hacer un golazo, hubiesen estado más acertados, pero todo quedó igual, tres a cero, tres puntos, buena imagen, cierta tranquilidad clasificatoria y el recuerdo nítido y sonoro de que el jueves está en liza gran parte de esta temporada que tanto huele a fracaso.  

Foto: atleticodemadrid.com

Autor: José Luis Pineda

Colchonero. Finitista. Torrista. Nanaísta. Lector. Escribidor a ratos. Vivo en rojiblanco.

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