Hasta siempre «Panadero»

Se apagó. La llama de Rubén Osvaldo Díaz Figueras se esfumaba como un suspiro en la tarde de ayer. ‘Panadero’, conocido así por el oficio que desempeñaba su padre, dejaba descansar a su impetuoso corazón a sus 72 años recién cumplidos una semana atrás. Porque mientras vivió, ‘Panadero’ fue eso: todo corazón. Criado en los barrios modestos de Buenos Aires, el joven Rubén encontró en el fútbol el reflejo de los valores que siempre le inculcaron: lealtad y honor.
Aquellos eran tiempos de cambio en el fútbol. En Europa, una fuerza imparable irrumpía desde Escocia: el Celtic de Glasgow. El legendario equipo de Jock Stein combinaba el despliegue físico con un fantástico juego asociativo que lo llevó a ganar todos los títulos en 1967. Todos, menos uno. En Argentina esperaba su némesis. El Racing de Avellaneda de Juan José Pizzuti venía de dominar el fútbol sudamericano con firmeza. ‘Panadero’, que se formó en las categorías inferiores de la Academia, subió al primer equipo en 1965 cuando José se quedó sin lateral izquierdo. En esa demarcación, ‘Panadero’ pasaría a la historia del fútbol argentino. Al año siguiente, su Racing se proclamaba campeón del campeonato argentino. En 1967, ganaría la primera Copa Libertadores de la historia del club derrotando a Nacional en la final.

Con el balompié evolucionando hacia un juego más estético y asociativo, aquel Racing resultaba uno de los últimos vestigios del fútbol de la vieja escuela. Un equipo duro, aguerrido y contundente. De esos que solo dejan elegir entre el tío o el balón. ‘Panadero’ fue el gran exponente de aquel estilo donde ganar no lo era todo: era lo único. Lejos de gozar de una técnica exquisita, ‘Panadero’ se convirtió en el ‘3’más reconocido de Argentina. Superaba, incluso, al gran Silvio Marzolini, defensor de Boca que enamoró por su elegancia y exquisitez con la pelota. En ese histórico Racing, ‘Panadero’ Díaz coincidió en la defensa con el que sería su amigo de toda la vida. Alfio Basile, el ‘Coco’, entablaría una íntima amistad con ‘Panadero’ que duraría hasta el final de sus días. Juntos formarían una unión indisoluble tanto en el campo como en los banquillos después. Lealtad. Pura lealtad.

Pero volvamos a aquella mágica final de la Copa Intercontinental de 1967. El temible Celtic de Stein colisionaba contra el impetuoso Racing de José. Dos equipos de autor con estilos completamente diferentes. Sobre el terreno de juego, todos los focos apuntaban a un hombre: James Connolly Johnstone. ‘Jimmy’, el histórico extremo escocés llegaba a la final con la vitola de mejor jugador del mundo. Pararlo resultaba una misión casi imposible. Entonces Pizzuti confió en un hombre para tal complicada empresa: ‘Panadero’ Díaz. En el encuentro de ida en Glasgow, el técnico argentino sorprendió colocando al joven ‘Panadero’ como marca individual de Jimmy Johnstone. Con tan solo 21 años, el lateral bonaerense secó al más fiero de los Leones de Lisboa. Su marcaje resultaría decisivo para que, al final de la serie, Racing se impusiera en el partido de desempate con un tanto de Cárdenas en el Estadio Centenario de Montevideo.

La Academia había conseguido lo imposible: derrotar al invencible Celtic de Jock Stein. El mejor equipo de la historia hasta ese momento claudicaba ante la garra del combinado argentino. Para el recuerdo, Jimmy Johnstone se llevaría consigo el rostro de ‘Panadero’ Díaz. Ambos volverían a encontrarse varios años más tarde. ‘Panadero’ se mantendría en Racing hasta 1972, año en el que decide dar el salto a San Lorenzo de Almagro. Tras un breve paso por el Ciclón, Rubén aterrizó en 1973 en España. Su destino sería el otro gran amor de su vida: el Atlético de Madrid. ‘Panadero’ llegaba al Manzanares para pelear el puesto de lateral izquierdo con otro mito rojiblanco: José Luis Capón. Su debut como colchonero se produjo el 15 de septiembre de 1973, en un partido en el que el Atlético cayó derrotado por 1-0 en su visita a la Unión Deportiva Las Palmas.

Con el Atlético, ‘Panadero’ disputaría 87 partidos distribuidos en cuatro temporadas distintas. Su palmarés resulta envidiable: una Liga, una Copa del Rey y una Copa Intercontinental. Pero en el recuerdo de todos los hinchas rojiblancos quedaría su actuación en la famosa Batalla de Glasgow de 1974. En las semifinales de la Copa de Europa, el destino quiso que el Atlético de Madrid se cruzara con el Celtic. De nuevo, ‘Panadero’ se vería las caras con el icónico Jimmy Johnstone. Sabedor de las cuentas pendientes entre ambos tras la final de la Intercontinental de 1967, Juan Carlos Lorenzo –técnico rojiblanco por aquel entonces- ordenó al zaguero argentino que se dejara la barba larga para intimidar al extremo escocés.

La atmósfera de Celtic Park en aquella tarde de abril fue de lo más hostil. En especial para ‘Panadero’, al que la prensa sensacionalista escocesa había calificado como “The Killer KO” –en español, el asesino- tras un incidente que tuvo con Ovejero en el entrenamiento del Atlético el día previo al partido. Desde el comienzo, se vio que aquel encuentro sería un auténtico martirio para él. Sobrio e implacable hasta ese momento, el ex jugador de Racing se veía superado una y otra vez por Jimmy Johnstone. ‘Panadero’, harto de la superioridad insultante del talentoso pelirrojo, se autoexpulsó. Así, en uno de los constantes desbordes del escocés por la banda derecha, ‘Panadero’ le propició a Jimmy Johnstone una patada en las costillas. El controvertido colegiado turco, Dogan Babacan, no lo dudó. Roja directa para el argentino, que se perdería la vuelta de las semifinales y la final contra el Bayern.

Con ocho jugadores y envueltos en una auténtica batalla campal, el Atlético de Madrid resistió el 0-0 en Glasgow y se llevó un empate que hizo bueno en la vuelta con los tantos de Gárate y Adelardo. Por primera vez en la historia, el cuadro rojiblanco disputaría una final de la Copa de Europa. Sin embargo, ‘Panadero’ no estaría en Bruselas para verlo. La enfermedad de su madre lo forzó a viajar a Argentina para estar junto a ella. Del gol de Schwarzenbeck se enteraría únicamente por la voz de los periodistas. El fútbol, esta vez, había dejado de ser lo único.

‘Panadero’ abandonaría el Atlético de Madrid en 1977 conquistando la octava Liga del club en el Santiago Bernabéu. Tras cuatro temporadas fuera de su país, ‘Panadero’ decidía regresar a Argentina para poner punto final a su carrera. Lo haría en su amado Racing de Avellaneda, con el que terminó disputando 246 partidos (el octavo con más partidos en la historia de la Academia) y anotando 18 goles. Su etapa de ayudante de campo empezaría en 1985 en el Deportivo Italiano junto a Ramón Cabrero. Sin embargo, pronto se uniría a su inseparable Alfio Basile, con el que cosechó grandes éxitos entrenando a Racing, Boca Juniors o la selección de Argentina. También regresaría al Atlético como ayudante del ‘Coco’ en la temporada 1994-1995, la anterior a la del ‘Doblete’. Ahora, con un legado inmenso a sus espaldas, un aneurisma de la aorta abdominal elevó al mito hacia los altares de la eternidad. Con o sin placa, el nombre de Rubén Osvaldo Díaz Figueras quedará grabado para siempre con letras de oro en la historia del Club Atlético de Madrid. Hasta siempre, ‘Panadero’.

 

Foto: sportyou.com

 

Autor: David Gómez

Alcarreño. Adicto a la buena música y a la escritura. Estudiando y haciendo periodismo con un micrófono y un papel. Esclavo de una pasión llamada Atlético de Madrid.

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