La batalla de Glasgow

Fue la madre de todas las batallas. El partido que marcó a toda una generación de atléticos. Era una noche de Miércoles Santo, el 10 de abril de 1974. El Atlético de Madrid visitaba Escocia para disputar la ida de las semifinales de la Copa de Europa. Enfrente, el temible Celtic de Jock Stein esperaba a los rojiblancos. Una Copa de Europa en 1967 y una final perdida con el Feyenoord en 1970 avalaban el excelente currículum de The Bhoys. Desde la llegada a tierras británicas, el ambiente que se encontraron los hombres de Juan Carlos Lorenzo resultó tremendamente hostil. Lejos de calmar los ánimos, la prensa local llegó a calificar a ‘Panadero’ Díaz de asesino y sacó a la luz una refriega entre él y su compañero Ovejero. La fijación de los periodistas escoceses con ‘Panadero’ no era casual. Siete años antes, en la Copa Intercontinental que disputaron Racing de Avellaneda y el Celtic, su durísimo marcaje a Jimmy Johnstone había quedado en la memoria de los hinchas celtas. El talentoso y menudo extremo pelirrojo era uno de los mejores futbolistas de la época. El miedo que infundía en sus rivales llevó al Atlético a sacar una alineación totalmente defensiva para poder frenarlo. Junto a él, un joven Kenny Dalglish empezaba a despuntar en la delantera.

Ante tanta artillería, los rojiblancos saltaron al terreno de juego con Miguel Reina, Melo, Ovejero, Benegas, Eusebio, ‘Panadero’, Adelardo, Heredia, Irureta, Ayala y Gárate. Ellos serían los encargados de sobrevivir desde el inicio a la encerrona que habían preparado los 73.500 espectadores que se agolpaban en las gradas de Celtic Park. Para impartir justicia estaba un viejo conocido de la parroquia rojiblanca: el turco Dogan Babacan. El partido fue una auténtica batalla campal. Lejos de intimidarse, el Atlético de Madrid salió a infundir miedo en sus rivales. La violencia con la que se emplearon los jugadores rojiblancos sobre el embarrado césped de Celtic Park todavía genera odio entre los escoceses que estuvieron allí. La dureza de los españoles, en especial con Jimmy Johnstone, fue tremenda. Patadas a las costillas, entradas a la altura de la rodilla y un sinfín de amenazas es lo que tuvo que soportar el bueno de ‘Jinky’, que no se cansó de percutir una y otra vez por la banda derecha del ataque del Celtic.

51 faltas cometió el Atlético durante todo el partido. Con esa altísima cifra, las tarjetas rápidamente empezaron a florecer. A los siete minutos, Ayala ya estaba amonestado. El atacante argentino sería el primero en abandonar el terreno de juego tras una entrada por detrás en el centro del campo. Junto a él se irían también ‘Panadero’ y Quique, que había salido en el lugar de Gárate en el 63’. Otros, como Benegas, se salvaron de no correr la misma suerte. Así, los rojiblancos terminaron jugando los últimos minutos del partido con ocho jugadores. Atrincherados en su área, los colchoneros consiguieron resistir numantinamente al acoso del Celtic, gracias en parte a una portentosa actuación de Reina.

Lo que ocurrió al final es también historia del equipo madrileño: agresiones de la policía a la entrada del túnel, pasaportes escupidos en el aeropuerto… el Atlético de Madrid abandonó Escocia acosado y repudiado. Así lo explicaba Melo: “Fuimos a la carrera a protestarle al árbitro, y nos cayeron palos por todos lados. La policía, que debía estar para protegernos, nos metió a porrazos en el vestuario”. Otros, como Heredia, saborearon más el momento: “A Ayala le agarraron del pelo y le dieron una patada en el culo; yo me fui con el placer de pegarle a un policía”. Las sanciones para el cuadro atlético serían ejemplares: a los futbolistas expulsados (Ayala, ‘Panadero’ y Quique) les metieron tres partidos, lo que les haría perderse la final de Heysel y el partido de desempate. Además, el club fue multado con dos millones de pesetas (12.000 euros actuales) y amenazado con ser expulsado de competiciones europeas si el comportamiento de la afición no era el adecuado en la vuelta.

Pero lo que posteriormente se bautizó como la Batalla de Glasgow pasaría a la historia como el partido más épico del cuadro colchonero. En el Calderón, el Atlético hizo valer el 0-0 de la ida con un partidazo en el que barrieron por completo al Celtic y se impusieron gracias a los goles de Gárate y Adelardo. De este modo, el Atlético de Madrid se clasificaría por primera vez para la final de la Copa de Europa. Y en Glasgow, los rojiblancos jamás volverían a ser vistos con amabilidad. Lo demostraría años después el capitán de aquel Celtic, Billy McNeill, con unas declaraciones bastante contundentes: “El Atlético de Madrid es escoria, es repugnante”. El zaguero no se quedó ahí y en sus palabras escritas a The Scottish Sun en 2011 calificó a los defensores rojiblancos de “terroristas” y “asesinos”. Jimmy Johnstone, principal víctima de la dureza atlética, reconoció al diario EL PAÍS en 2002 que nunca le habían dado tantas patadas como aquel día.

Para unos fue uno de los días más tristes de la Copa de Europa. Para otros, una de las resistencias más grandes que se hayan visto en un campo de fútbol. Quizás las dos a la vez. Pero lo único cierto es que, 44 años después, la Batalla de Glasgow sigue estando considerada como uno de los partidos más importantes de la historia del Club Atlético de Madrid. Fue el día en el que el cuadro rojiblanco terminó de exportar su nombre al Viejo Continente. “Fue agónico, digno de un poema épico, de La Ilíada de Homero”, recuerda Gárate. Y no es para menos. Aquella noche, bajo la niebla de Glasgow, el Atlético escribió su gran epopeya.

FICHA TÉCNICA:
CELTIC – 0: Connaghan, Hay, Brogan, Murray, McNeill ©, McCluskey, Johnstone, Callaghan, Deans (Wilson 70’), Dalglish, Hood. (DT: Jock Stein)
ATLÉTICO DE MADRID – 0: Reina, Melo, Ovejero, Benegas, Eusebio, ‘Panadero’, Adelardo ©, Heredia, Irureta (Alberto 70’), Ayala, Gárate (Quique 65’). (DT: Juan Carlos Lorenzo).
GOLES: No hubo.
ÁRBITRO: Dogan Babacan (Turquía). Amonestó a los visitantes Reina, Melo, Benegas e Irureta. Además, expulsó a los visitantes Ayala, ‘Panadero’ y Quique.
INCIDENCIAS: Encuentro correspondiente a la ida de las semifinales de la Copa de Europa disputado el 10 de abril de 1974 en el Celtic Park de Glasgow (Escocia), ante unos 73.500 espectadores.

Autor: David Gómez

Alcarreño. Adicto a la buena música y a la escritura. Estudiando y haciendo periodismo con un micrófono y un papel. Esclavo de una pasión llamada Atlético de Madrid.

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