Tres puntos y unas vacaciones (1-0)

El Atlético necesitaba tres puntos y también unas buenas vacaciones. Un tiempo de descanso en el que poder liberar la ansiedad, arrinconar los miedos, reencontrar la confianza. Tenía el Calderón para lograrlo pero enfrente hubo un rival difícil que le exigió al máximo para poder hacerse con el triunfo y que evidenció todos los problemas del Atlético actual que se resumen en uno: la falta de gol.

Arrancó fogoso el conjunto del Manzanares que había recuperado un once de principios de temporada, con Koke de nuevo al medio junto a Gabi y Saúl y Carrasco en los costados. Regresó Savic al centro de la zaga y los laterales estuvieron ocupados por Vrsaljko y Lucas. Apretó el Atlético con un Griezmann que amagaba a salir de su melancolía. Saúl ofrecía empaque y llegada y el gol estuvo a punto de llegar en un par de ocasiones claras, pero Gameiro falló. Fueron veinte minutos en los que el Atlético en otro tiempo hubiera destrozado al adversario, por simple insistencia, pero que ahora se encuentra con una inexplicable (o tal vez no tanto) riña con el gol. La Unión Deportiva Las Palmas resistió el comienzo y pasado el susto, se adueñó del partido con un Roque Mesa que guardaba bajo su tutela la llave del encuentro.

Desde entonces, el Atlético fue un equipo ansioso con una imperiosa necesidad de ganar que jugaba en su contra en cada minuto que pasaba. De vez en cuando un arreón de Carrasco, alguno de Gameiro, todo voluntad, pero poco a poco se iban desbordando los depósitos de la paciencia y los de Simeone empezaban a ahogarse en su propia ansiedad. Los de Setién, un equipo con un gusto exquisito con el manejo del balón, tuvieron un primer acercamiento que casi acelera la congelación del Calderón, pero afortunadamente Moyá emergió para reivindicarse y calmar un tanto los lloros por Oblak.

El entretiempo no arregló nada en el cacao mental del conjunto colchonero, que salió confundiendo la paciencia con la desidia. Griezmann estuvo desubicado, caminando desorientado por el campo, desaparecido durante gran parte de los partidos y ese es un lujo carísimo para un equipo que sufre porque no consigue marcar. Pero la fortuna estaba del lado rojiblanco porque Saúl, cuando faltaba media hora para el final, enganchó desde la frontal un balón rebotado en la defensa e hizo un golazo soberbio ajustando el chut a la base del palo de Javi Varas, que nada pudo hacer. Después entraron Gaitán y Torres, que de nuevo no aportaron nada, en una secuencia que empieza a ser repetida y preocupante, y el Atlético sufrió con moderación porque la defensa sujetó bien al conjunto amarillo, que a través del balón, con un Vieira y Mesa muy activos, buscaron el empate hasta el último minuto.

El Atlético obtuvo al fin lo que necesitaba, tres puntos y unas vacaciones. Un tiempo de asueto que será necesario para mirarse el ombligo y resolver problemas, porque la solución a los males del Atlético está dentro. Necesita la tranquilidad que ofrece el gol y desde ella, reencontrarse consigo mismo, recuperar su versión más auténtica, la única que puede conducirle de nuevo a la senda del éxito.

 

Foto: clubatleticodemadrid.com

 

 

Autor: José Luis Pineda

Colchonero. Finitista. Torrista. Nanaísta. Lector. Escribidor a ratos. Vivo en rojiblanco.

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