Caza y captura (3-1)

Vivimos en una Liga desigual, en la que es muy difícil acceder al lugar de privilegio que ocupan Madrid y Barcelona, que alientan esa desigualdad interesada. En los últimos años sólo el milagroso Atlético de Simeone había jugado con el imposible y este año, el Sevilla, de la mano de Sampaoli, andaba opositando a ocupar su cetro. Hasta nueve puntos de ventaja llegó a tener sobre colchoneros, pero cuando llega marzo y la Champions se pone seria, la Liga también lo hace, ahí sólo la verdadera solidez puede resistir los embites. Y ahí, el Sevilla se está desgranando como fruta madura. Ayer, en el Calderón, los de Simeone les dieron un repaso que sirve de recordatorio y aviso.

 

El Atlético salió tocando a rebato. Con un Calderón esplendoroso, lleno hasta la bandera y ansioso de llevar a su equipo hasta la tercera plaza, los colchoneros salieron a encerrar al Sevilla desde el minuto uno. Ni siquiera la desgraciada lesión de Vrsaljko en el primer minuto menguó los ánimos de los de Simeone que metieron al Sevilla en su área y le obligaron a emplear todos sus esfuerzos en defenderse. Sampaoli debió tenerlo previsto porque el conjunto hispalense se replegó con orden y conformó una muralla infranqueable para los locales. La tuvo Gameiro en una vaselina que le lanzó a Rico y que terminó en el larguero y no hubo más, mucha circulación horizontal que sólo rompía Filipe con sus internadas por la izquierda. Mediada la primera parte, el Sevilla empezó a sentirse cómodo y a salir de su cueva a través del control del balón. Se preveía un partido difícil porque los sevillistas consiguieron aflojar la presión del Atlético pero entonces Griezmann rescató la vieja arma del balón parado y sirvió al faraón para que este rematase a la red con un soberbio cabezazo que rompía el equilibrio del marcador y también del partido.

 

En la segunda mitad, Sampaoli metió a Jovetic para tratar de hacer daño a la cómoda defensa colchonera pero el Atlético salió del vestuario consciente de que el Sevilla no iba a salir vivo de su feudo. Metió la misma intensidad que al inicio y, ya que el rival tenía el objetivo cambiado, aparecieron los espacios y ahí el Atlético iba a resolver el choque. La tuvo Griezmann en un mano a mano que mandó fuera, y Gameiro, en otro en el que se entretuvo demasiado. En el sesenta y siete, el petit prince puso en la escuadra un a falta a diez metros de la frontal, poniendo al Calderón en pie tras el golazo soberbio. El Sevilla entonces se convirtió en un juguete en manos de un Atlético que de haber estado más acertado en la definición pudo haberle propinado una goleada de escándalo. Hizo el tercero Koke en el setenta y siete, rematando a puerta vacía un contragolpe precioso y veloz de esos que encajan en los manuales. Al final, Correa maquilló el resultado haciendo el gol del honor para los visitantes.

 

El Atlético se situó a dos puntos y dejó claro al Sevilla que ser tercero no le va a resultar tan fácil como parecía. Los de Simeone llegan al momento cumbre de la temporada en buena forma y línea ascendente, en cuartos de Champions y con la tercera plaza ya a tiro de un partido. Dos meses y un equipo que invitan a soñar.

Autor: José Luis Pineda

Colchonero. Finitista. Torrista. Nanaísta. Lector. Escribidor a ratos. Vivo en rojiblanco.

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