«El mejor guerrero no es el que triunfa siempre sino el que vuelve sin miedo a la batalla». No hay frase que mejor resuma el pasado rojiblanco de Raúl García. Ya nadie recuerda los malos momentos que vivió Raúl García con la afición del Atlético de Madrid, y no porque la gente tenga mala memoria, sino porque él hizo que se olvidaran y lo malo se convirtiera en lo mejor. Solo con trabajo.
Hace diez años que llegó a las filas colchoneras procedente de Osasuna para ganar títulos con el que sería el equipo de sus amores. Levantó la Europa League, Copa del Rey, Liga y la Supercopa de Europa sin hacer mucho ruido. Recorrió un camino profesional, durante cinco temporadas, ligado a las rayas rojiblancas. Pero en la temporada 2011/2012 sus caminos se separaban, tomaban rumbos diferentes: Raúl volvía a Osasuna y el Atlético de Madrid empezaba a despegar por Europa. Él lo observaba en la distancia pero su separación no iba a durar mucho tiempo. En 2012, y rompiendo con el dicho «segundas partes nunca fueron buenas» regresó al equipo de Simeone para ganarse el cariño y el respeto de una afición exigente, de un cuerpo técnico y de un club.
Raúl siempre fue de pocas palabras. Sin escándalos fuera del terreno de juego y siendo ejemplo dentro del vestuario para jóvenes canteranos. En la 13/14 fue elegido tercer capitán por detrás de Gabi y Tiago. Un año más tarde subió un escalón siendo nombrado 2º capitán, un privilegio al alcance de pocos. Y que él supo defender. En 2015 llegó el momento que nadie quería que llegara: su despedida.
Solo las grandes personas dejan huella allá por donde va. Y en esa Sala Vip del Vicente Calderón, el 31 de agosto de 2015, se respiraba sentimiento, emoción, tristeza. Y no solo por parte de Raúl, que no era capaz de enlazar dos palabras seguidas sin soltar una lágrima, también por parte de unos compañeros afectados. Koke y Juanfran no podían esconder el brillo de sus ojos y las lágrimas cayendo. Gabi intentaba mantener el tipo pero su cara lo decía todo. Y así uno a uno.
El destino ha querido que vuelva a pisar el Vicente Calderón en el día más especial para los atléticos: en su último partido. Verá como uno más como las luces de su casa se apagan para siempre, porque esa es su casa y el Atlético de Madrid, su familia.
22 enero, 2017
Uno de los nuestros sin duda, siempre defendió estos colores, todo mi respeto al 8.