Esta Copa mal diseñada y planteada deja a partes iguales un puñado de partidos intensos y uno de trámites innecesarios. El Atlético había sentenciado la eliminatoria en la ida y eso convirtió la vuelta en un partido incómodo para todos. En un calendario sobrecargado, con el clima en contra del norte, el conjunto de Mendilibar pretendía despedirse con dignidad de una competición en la que habían hecho historia y el Atlético rotaba tratando de equilibrar los tiempos de juego y que aquello pasara cuanto antes.
Ante la inoperancia por separado de los dos nueves del Atlético, el Cholo probó una variante inédita hasta ahora: los puso a los dos juntos. Lo hizo, a buen seguro, con la intención de que ese partido, esos minutos, sirvieran para ajustar las confianzas, para llenar el saco con todo lo que espera en los meses venideros. Lo que resultó fue una inoperancia al cuadrado. Gameiro y Torres son dos jugadores desconocidos, irreconocibles, muy lejos de aquel fútbol que los trajo hasta el Vicente Calderón.
Después, el partido tuvo poco que contar. El Eibar puso voluntad, el Atlético pausa, y ambos miraban de soslayo al reloj esperando que aquello terminase. En la segunda mitad, Giménez remató a la red un centro de Gaitán y puso el 0-1 en el marcador y aquello fue como una espoleta que hizo despertar del trámite gris en que estaba convertido el partido. Mendilibar movió el banquillo tratando de no caer derrotado de nuevo ante Simeone y dio entrada a Enrich y Pedro León, que cambiaron la cara del conjunto vasco. El Atlético, por delante en el marcador, cayó en uno de esos incomprensibles estados de relajación que tanto enfadan a Simeone. Así, en dos arreones de Pedro León el Eibar empató por medio de Sergi Enrich y se adelantó con un golazo del jugador vallisoletano. El tramite gris estaba tornando en enfado monumental para el Cholo que suele barrer estas cosas de puertas para adentro. Al final, Juanfran, que pasó al extremo tras la entrada de Vrsaljko, empató el trámite con un golazo de vaselina a Yoel.
Partido del que se pueden hacer pocos análisis. Una página más doblada en el exigente calendario de enero y el equipo en la semifinal, a un pasito de la gloria.