Octubre de 2016 es una fecha clave en el desarrollo moderno del Olympique de Marsella: en esa fecha Andoni Zubizarreta es contratado como director deportivo y Rudi Garcia como entrenador. Después de algunas temporadas bastante mediocres en el equipo del sur de Francia, el tándem formado por el vasco y el francés es avalado por sus notables desempeños en aventuras pasadas (las direcciones deportivas del Athletic Club de Bilbao, primera, y del FC Barcelona, después, en el caso de Zubizarreta y los banquillos del Lille y Roma, fundamentalmente, en el caso de Garcia).
Y los resultados, poco a poco, parece que están dando razón a la decisión. No solo fue repatriar a Rudi García, sino que la política de reconstrucción del Olympique, que no podía ni puede hacer grandes desembolsos económicos, se basó en repatriar a jugadores franceses, desperdigados por diferentes ligas europeas y con una participación, en la mayoría de los casos, no tan brillante como prometían en su salida de Francia: Mandanda, Rami, Amavi, Payet, Thauvin, Abdennour… talento puro para volver a construir un equipo más que decente.
Y a fe que lo ha hecho. A esta creación se va a enfrentar el Atlético de Madrid en la final de la UEFA Europa League este miércoles: a un equipo inconstante, cierto, pero poderosísimo arriba, pero un equipo que flaquea en defensa. Un equipo, aunque decirlo parezca una obviedad, que se ha plantado en esta final después de bastantes años sin alcanzar las últimas rondas europeas y ha llegado a la última jornada de la Ligue 1 peleando por una plaza para la próxima UEFA Champions League; con escasas opciones; pero opciones, al fin y al cabo.
Dimitri Payet, Florent Thauvin o Lucas Ocampos son jugadores capaces de amargar la vida a cualquiera, de destrozar a quien se ponga enfrente si tienen su noche; esperemos no la tengan. El primero es talento puro, ya se pudo ver en Inglaterra y en la pasada Eurocopa disputada en su país; el segundo, tras años de prometer mucho e idas y vueltas entre Newcastle y Marsella, ha explotado definitivamente este año (tal vez, la mano de Rudi Garcia tenga bastante que ver en esto) y el tercero es otra de esas eternas promesas que parecen tener grandes condiciones, pero no llegan a cuajar en ningún equipo, pero talento tiene de sobra para desbordar, asistir o marcar.
Esa será la línea de tres mediapuntas (por detrás de un único punto; Valerie Germain, probablemente) a la que se enfrentará el Atlético el miércoles en Lyon, salvo que Garcia opte por un equipo algo más conversador y prescinda de inicio de uno de ellos (Ocampos, tendría, en este caso, todas las papeletas para ser el descartado).
Y flanqueándolos detrás, dos también notables jugadores: Morgan Sansom (ojo, tercer jugador con mayor valor de mercado de la plantilla según el portal www.transfermarkt.com, tan solo detrás de Thauvin y Payet) y esa nueva estrella emergente del futbol francés que es Maxime López. Pero, detrás el Olympique flaquea mucho; y ahí es donde debe jugar el Atlético sus bazas. Rudi Garcia ha reconvertido a Luiz Gustavo de mediocentro a central, con el objetivo de dar más seguridad a la defensa y mejorar la salida del balón; en los laterales, en el derecho, ni el nipón Sakai ni el francés Bouma Sarr están a la altura del resto del equipo y, en la izquierda, el francés Jordan Amavi es otro de esos jugadores con notabilísimas condiciones pero que no siempre rinde conforme a ellas.
Por si todo lo anterior fuese poco, cuenta también el Olympique con la baja de su arquero titular Steve Mandanda y será sustituido por el (aún mas) veterano Yohann Pele. En resumen, debe el Atlético estar muy concentrado detrás y presionar mucho delante para forzar los fallos de la zaga francesa. La final será dura, especialmente jugándose ‘casi’ en casa del Olympique (apenas tres horas de coche separan ambas ciudades) pero, si el Atlético pone en práctica esas dos premisas, tiene altas posibilidades de alzarse con su sexto trofeo continental (tercero con Simone, para los desmemoriados).