Luis Aragonés: una leyenda infinita

Siete años sin el ‘8’ son demasiados. Y aun así, duelen tanto como si fuera ayer. Uno todavía puede imaginar el Vicente Calderón en pie y un silencio atronador retumbando en la noche del 2 de febrero bajo el hormigón del Manzanares. Caían los minutos, uno tras otro, hasta llegar al octavo. Y entonces, solo entonces, un grito ahogado brotó de las entrañas del templo rojiblanco. Aquel último aliento nació de las vísceras de cada hincha colchonero y salió de sus gargantas hacia el cielo. Desde entonces, el nombre de Luis Aragonés no ha dejado de latir en el corazón de cada aficionado atlético. Mientras su alma preside con honores el Tercer Anfiteatro, sus fieles continúan honrándole aquí abajo. Solo ellos, nadie más. Los que nunca lo abandonaron en vida, los que ahora erigen una estatua de bronce para recordarlo eternamente.

De aquel icónico oriundo de Hortaleza quedan los recuerdos, las enseñanzas y el legado inmortal de quien rescató a su Atleti del Infierno y lo llevó al Paraíso. En ese viaje plenamente dantesco que fue su vida, Luis Aragonés voló alto, muy alto. Tan alto como en aquella noche contra el Cagliari o como en aquel salto que significó el primer gol a orillas del Manzanares. Tan alto como aquel esférico que se suspendió en el aire de Bruselas y convirtió al Atlético de Madrid en el momentáneo rey de Europa. El dominio del Viejo Continente lo conseguiría con España mucho tiempo después. Con su Atleti, el único límite era conquistar el mundo entero. Ya no era ‘Zapatones’, sino ‘Sabio’. Ya no era en el campo, sino en el banquillo. Pero Luis siguió ganando. Ganó tanto que logró la mayor hazaña de la historia del club en forma de Copa Intercontinental. Pero no se quedó ahí. Luis volvió a ganar. Cayó la Liga, cayeron las Copas. Todas en el Bernabéu. Casi todas, frente al eterno rival. Un mito para someterlos a todos.

Mientras Luis alzaba su segunda Liga con el Atlético de Madrid, a más de diez mil kilómetros de la capital de España nacía un muchacho destinado a sucederle. La primera palabra que salió de la boca de aquel joven Diego Pablo fue “gol”. La segunda, “ganar”. Y ganar. Y ganar. Y volver a ganar. Ganar más que nadie. Porque eso es el fútbol para Luis Aragonés. Porque esa es la esencia del ‘Cholo’ Simeone. Siete años después de la partida del Padre, el Hijo continúa llevando al Atleti a lo más alto. Sin embargo, en ningún año ha llevado el dogma de Luis tan al extremo. Este lunes, el Atlético de Madrid puede igualar su mejor racha de victorias en una temporada de Liga. Los nueve triunfos cosechados entre las jornadas 27 y 35 de la campaña 2013/2014 podrían verse alcanzados si el cuadro colchonero supera al Celta en el Metropolitano. Ningún homenaje sería mejor para ‘Zapatones’ que seguir reescribiendo la historia que él grabó con letras doradas. Pase lo que pase, su ‘8’ jamás volverá a ir de pie, sino tumbado. La leyenda de Luis Aragonés es infinita.

Foto: Getty Images

Autor: David Gómez

Alcarreño. Adicto a la buena música y a la escritura. Estudiando y haciendo periodismo con un micrófono y un papel. Esclavo de una pasión llamada Atlético de Madrid.

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