Tras meses de rumores, de idas y venidas, Lucas Hernández debutó como internacional absoluto con Francia, renunciando así, obviamente, a ser internacional con España, la otra opción que tenía. De padre francés (el ex-atlético Jean-François Hernández), Lucas nació y se crió en Marsella; pero, por el otro lado, ha desarrollado toda su incipiente carrera deportiva en España, en la cantera y en la primera plantilla del Atlético de Madrid, en concreto.
Promesa desde muy joven, que va ya cuajando en palpable realidad, hace tiempo se generó el debate de que selección elegiría el mayor de los Hernández cuando llegase el momento de la verdad; debate alimentado por el propio jugador, no se sabe bien si por verdadera indecisión o por dejarse abiertas ambas puertas (alternativa totalmente comprensible): frases del tipo de “aunque nací en Francia, España es el país que me ha dado todo deportivamente” o “hablo mejor español que francés”, hicieron sospechar a muchos que Lucas, aunque no lo oficializase, se había decidido por España en detrimento de le bleu.
Pero llegó la llamada de Francia, la llamada de Didier Deschamps para los amistosos ante Colombia y Rusia y Lucas no dudó en aceptarla, argumentando (suponiendo tuviese motivo alguno para justificarse) que “Francia era el país que le había visto nacer”, “que jugar con su selección era lo máximo” y que, cuando recibió la llamada, “no dudo ni un minuto sobre lo que debía hacer”. Afirman muchos expertos (y ratifica Julen Lopetegui, se supone interesado en la decisión) que, por los problemas tenidos con la justicia española, en el lamentable episodio con su novia, Lucas Hernández nunca podría haber sido seleccionado con España (al menos, no de momento).
Prescindiendo de esta circunstancia y de su amor por uno u otro país (ambos de mucho peso), quisiera detenerme en el plano estrictamente deportivo y ver si ha influido (o hubiera podido influir, si era definitivamente imposible jugar con España) en la decisión del jugador. Lucas Hernández, originariamente central, puede desarrollarse de forma también mas que correcta en el lateral izquierdo, si uno busca un lateral fuerte defensivamente hablando, pero sin excesivas aspiraciones ofensivas.
Si analizamos la selección española, la pareja titular de centrales (Pique – Sergio Ramos) es absolutamente inamovible a (muy) corto plazo, pero la edad de ambos (31 el blaugrana y 32 el madridista) y la anunciada decisión de Pique de abandonar la selección española tras el Mundial de Rusia, abren de forma definitiva un debate larvado hace varios años: ¿hay reemplazo de nivel para los actuales titulares? Por diferentes circunstancias, ni Javi Martinez, ni Marc Bartra, ni Nacho, ni Iñigo Martinez, ni Azpilicueta… han conseguido constituirse en alternativa real. Y, por ahí, podrían venir las opciones de Lucas en España. Porque, en el lateral izquierdo, con las opciones reales (Alba, el propio Azpilicueta, Marcos Alonso… o, más a medio/largo plazo, Bernat o Gaya) y teniendo en cuenta el tipo de juego practicado por España, las posibilidades parecen un tanto más inciertas.
En Francia, la situación tampoco parece muy halagüeña, si Lucas aspira a ser titular. En el lateral izquierdo, Benjamin Mendy (ese tremendo puñal por banda izquierda) debería ser titular en cuanto se recupere de su grave lesión y otros hombres como Digne o Kurzawa, aunque no acaben de convencer totalmente, podrían luchar por la posición. Y en el centro, la competencia parece todavía mayor: Umtiti, Varane, Koscielny, Rami… incluso esa gran aparición que está siendo Benjamin Pavard, aunque este año se esté desempeñando mas en el lateral derecho del Stuttgart.
Pero es que, al igual que en España, no se ve un relevo claro para Pique y Ramos, en Francia sucede justo lo contrario… los relevos ya están aquí, llamando a la puerta con fuerza: el propio Pavard, ese prodigio de la naturaleza que es Dayot Upamecano, Issa Diop (soberbio su desempeño los dos últimos años en el Toulouse), Malang Sarr, Abdou Diallo, por citar solo los más destacados. Ciñéndonos solo a lo deportivo (y siendo plenamente consciente de que este argumento cae por si propio peso si, legalmente, no podía jugar con España), parecía más sencillo, o menos complicado, jugar con España; al menos a dos o tres años vista. Pero entra también aquí otra cuestión, si se me permite la maldad: ¿habrá tenido en cuenta Lucas Hernández la dificultad de jugar en España si uno no es absolutamente indiscutible (cosa que, a día de hoy, no es) o suplente en el Real Madrid?