Hace menos de una semana, la afición del Atlético de Madrid recibía con estupor una noticia que, si bien se trataba de un secreto a voces, no dejó de ser menos traumática por ello. Durante un acto publicitario, Fernando Torres anunciaba de forma oficial su marcha del Atlético de Madrid al final de la presente temporada. El adiós definitivo del Niño caía como un jarro de agua fría entre sus incondicionales, los mismos que lo vieron crecer desde aquella lejana mañana de mayo de 2001 que debutó frente al Leganés. Con casi 400 partidos a sus espaldas y una despedida entre medias, el símbolo de toda una generación de atléticos se despedía del club de sus amores.
De pronto, miles y miles ríos de tinta corrían hablando del ‘9’ colchonero y de su salida. Las portadas de los grandes diarios deportivos del país abrieron con el emblema rojiblanco copando toda la atención. Muchos se preguntaban cuál era la razón de fondo de dicha salida. Los malintencionados rumores coincidieron en señalar a un hombre: Diego Pablo Simeone. Pero el ‘Cholo’, cuyo único pecado ha sido separar la figura del ídolo de la del futbolista, no dudó en expresar su admiración hacia Fernando en la rueda de prensa previa al encuentro frente al Sporting de Portugal. Y es que, mal que le pese a algunos, la única razón por la que Torres regresó al Atlético después de anotar un gol en cuatro meses con el Milán fue Diego Pablo Simeone. El mismo motivo por el que Fernando se ha mantenido durante tres temporadas y media en su segunda etapa como rojiblanco.
Cierto es, sin embargo, que las cifras del fuenlabreño en su retorno han estado a la altura de las expectativas. Pese a ser muchas veces el blanco fácil de las críticas, Fernando Torres ha marcado 36 goles en los 150 partidos que ha disputado desde enero de 2015. Números que, aun estando alejados de su mejor nivel como futbolista, le han colocado como el quinto máximo goleador de la era Simeone con 36 dianas, solo una por detrás del cuarto, que es Raúl García. Algunos de ellos tanto han sido de especial importancia, desde su ‘doblete’ al Real Madrid en la Copa al tanto de Champions frente al Barcelona. Su tendencia ascendente a lo largo de cada campaña le ha permitido terminar por delante de todos sus compañeros en la delantera desde que llegó. Ni Mario Mandžukić, ni Jackson Martínez (que se marchó justo en el momento de la irrupción de Torres en febrero de 2016) ni Kevin Gameiro han logrado superar al Niño en los compases finales de las últimas temporadas. De ahí que Simeone haya apostado por la jerarquía de Fernando en los partidos clave de estos últimos tiempos, incluida la final de Milán, en la que forzó un penalti.
Este año, las tornas parecen haber cambiado. La incorporación de Diego Costa en enero tras la sanción FIFA y el buen papel de Kevin Gameiro en su rol de secundario han dejado a Torres con un papel minoritario en el esquema del Atlético. La falta de minutos en este tramo de la temporada han llevado a Torres a tomar una decisión irreversible. Es el momento adecuado de decir adiós. En plena disputa de la Europa League y con el subcampeonato de Liga prácticamente en la mano, todo hace indicar que este puede ser el año oportuno para despedirse a lo grande. Tan solo tres partidos separan al Atlético de alzar su quinto trofeo continental en esta década. Y brindarle a Fernando su merecido adiós en Neptuno se ha convertido en una cruzada dentro del vestuario colchonero.
Sin embargo, el delantero de Fuenlabrada no parece haber dicho su última palabra. Decía Samuel Butler que cuanto más tiempo dura una disputa, más lejos nos hallamos del final. Debe tener grabadas esas palabras a fuego lento el bueno de Fernando, que encontró en Lisboa esa puerta que parecía que no se abriría más. Cerca de la hora de partido, Diego Costa corrió un balón y notó un pinchazo en los isquiotibiales. La reacción fue inmediata: había que hacer un cambio. Thomas, Correa y Gameiro calentaban en la banda. Pero Simeone lanzó su mirada directa al banquillo. Pidió al ‘9’. Era la hora de Fernando. Sin calentar, Diego Pablo creyó que Torres era el hombre adecuado. Su media hora sobre el césped del Alvalade fue un ejemplo de persistencia y corazón. Tan impetuoso y activo en muchas ocasiones como desacertado en otras, la entrada del Niño reactivó en ataque a un Atlético que encontró con él en el campo los espacios que no se habían generado anteriormente.
La lesión del punta de Lagarto y la esperanzadora actuación del español frente al Sporting de Portugal han concedido a Fernando Torres la oportunidad de escribir una nueva página de oro en su mítica carrera con el Atlético de Madrid. Salvo sorpresa, será la última. Quién sabe si la más brillante. Por lo pronto, su candidatura a la titularidad contra el Levante ha ganado muchos enteros desde el jueves. El Metropolitano, ansioso por recibir a su hijo pródigo, ya afina sus gargantas para corear su nombre. Y mientras Diego pelea por estar en Londres, el Arsenal ya se vislumbra en el horizonte. Será el penúltimo vals del ‘9’ por Europa. El baile definitivo espera en Lyon. Allí donde los hermanos Lumière echaron a andar, Fernando Torres buscará rubricar un final de película. La cuenta atrás para la jubilación del Niño ya ha comenzado. Disfrutemos de sus últimas travesuras.
14 abril, 2018
todavia recuerdo su debut con el 1erequipo.Han pasado’17 anos.su momento de la despediida, està cercana. És ley de vida. le toca,disfrutar de su esfuerzo, desde su abono, como uno mas.Gracias x todo lo q has dado.estaràs en el paseo de las estrellas.té queda el ultimo titulo. E. LEAGUE.A POR EL.