La sanción impuesta al Atlético de Madrid, cuya apelación está siendo tomada en consideración, ha generado mucha controversia entre los aficionados del conjunto colchonero.
Hace ya un par de semanas, el flamante nuevo Riyad Air Metropolitano acogió uno de los partidos con mayor expectación del planeta fútbol: el derbi madrileño. El siempre vibrante encuentro disputado entre el Atlético de Madrid y el Real Madrid dio una vez más la vuelta al mundo, aunque no solo por lo estrictamente futbolístico. La tensión en los derbis es cada vez mayor debido a una palpable enemistad entre las dos aficiones de la capital de España, las cuales no pueden ni ver a su vecino y cargan contra el mismo siempre que tienen ocasión.
El partido estaba discurriendo con bastante normalidad y respeto entre aficiones y clubes, algo que era difícil de pronosticar dado el revuelo que venía generando una incómoda hipótesis sobre un Metropolitano enmascarado para que los hinchas colchoneros evitasen ser grabados y, posteriormente, identificados y sancionados. Sin embargo, el partido discurría con normalidad, disipando cualquier revuelo generado con el tema de las mascarillas, hasta que sucedió lo que todo el mundo sabe tras el gol del Real Madrid.
Thibaut Courtois, guardameta del conjunto blanco y antiguo jugador del Atlético, se giró hacia el Fondo Sur del estadio, sector en el que se encuentran los ultras de conjunto colchonero, haciendo aspavientos, gestos y riéndose de la afición rojiblanca tras el tanto de su equipo. Los radicales colchoneros, de sangre caliente, respondieron arrojando objetos al terreno de juego, suceso que motivó aún más a Courtois para seguir burlándose de la hinchada que un día estuvo de su lado, haciendo gestos con la mano en señal de que le lanzasen más objetos a su portería.
Apenas cinco minutos después y viendo que la lluvia de mecheros y bocadillos no cesaba, el belga decidió informar al árbitro, Busquets Ferrer, de lo sucedido. El colegiado mallorquín, inexperto en partidos de este calibre, no dudó ni un segundo en detener el encuentro y mandar a los jugadores al vestuario. Diez minutos después, las aguas volvieron a su cauce y el derbi pudo continuar con normalidad, anotando el Atlético de Madrid el gol del empate casi en el último suspiro.
Tras el partido, más bien al día siguiente, se comenzó a especular sobre una posible sanción al Atlético de Madrid que pudiese involucrar un cierre, parcial o completo, durante varios de sus siguientes encuentros ligueros en casa. Dicha penitencia fue conocida hace unos días, dictaminando el Comité de Competición el cierre de toda la grada baja Fondo Sur durante los próximos tres encuentros de Liga y una multa de 45000€ al conjunto colchonero por el potencial alcance del altercado.
5000 personas dejarán vacantes sus asientos en el período que dure dicho castigo, algo que ha generado bastante revuelo y controversia entre la hinchada rojiblanca, que considera excesiva la sanción. A falta de conocer la sentencia final del argumento presentado por el Atlético de Madrid para tratar de recurrir el cierre parcial de su estadio, ¿es realmente lícito el alcance de la sanción impuesta al conjunto colchonero? He aquí 5 altercados similares, o más graves, que no fueron tan duramente castigados como el incidente del derbi madrileño.
1. El célebre episodio vivido por Luís Figo en el Camp Nou
El portugués visitó por primera vez tras su marcha del club el estadio blaugrana, donde la traición de irse al eterno rival causó estragos y revolucionó a un público que superó los 110 decibelios de ruido aquella noche increpando al luso por su marcha. Aquella noche, Figo, encargado habitual de las jugadas a balón parado, no sacó ni una sola de vez de esquina para evitar males mayores. Dos años después, cuando se disponía a servir un córner creyente de que las tensiones estaban disipadas, una lluvia de objetos se agolpó alrededor del banderín del Camp Nou, impidiendo al portugués realizar el lanzamiento.
Mecheros, latas, botellas de whisky y hasta una cabeza de cochinillo, fueron las ‘armas’ arrojadas por los hinchas del Fútbol Club Barcelona para expresarle a su antigua estrella cuan fue su dolor al verle marchar al Real Madrid. En aquella ocasión, donde el partido también fue momentáneamente suspendido, el Barcelona fue sancionado con dos partidos de suspensión de su estadio y una multa de 4000€ para el club. El conjunto catalán apeló y el castigo impuesto por el comité de competición fue suspendido.
2. ‘Mecherazo’ a Thibaut Courtois en el Santiago Bernabéu
Paradójicamente, el principal implicado en el pasado derbi madrileño fue objeto de insultos y violencia once años atrás ante la que ahora es su afición. En aquella ocasión, Courtois se encontraba disputando la final de la Copa del Rey con la camiseta del Atlético de Madrid, un derbi mucho más trascendental que el correspondiente a la jornada 8 de LaLiga y en el que había un título en juego. Con ventaja rojiblanca por 1-2 en los últimos compases del encuentro, desde la grada en la que andaban situados los hinchas merengues se arrojó un mechero que impactó directamente en la cabeza de un Courtois que quedó tendido sobre el terreno de juego.
Las asistencias entraron a atender al belga y el partido fue reanudado con normalidad, sin ser este mechero el único objeto arrojado al verde madridista. Courtois declaró tras el pitido final que “solo era un incidente”, mientras que el pasado domingo se mostró bastante más preocupado por una situación en la que no se atentó contra su integridad física y que quiso cortar de raíz entre risas con su compañero Éder Militao. El Real Madrid quedó impune por el ‘mecherazo’ y no acarreó ningún tipo de sanción por lo ocurrido.
3. Impacto de un palo proveniente de la afición del Betis en la cabeza de Joan Jordán
En el derbi sevillano entre el Real Betis Balompié y el Sevilla, ocurrió un incidente que tuvo como protagonista al entonces jugador del conjunto hispalense, Joan Jordán, y a la afición verdiblanca. En mitad del encuentro, un aficionado del conjunto bético, el cual no se llegó a identificar nunca con absoluta certeza, arrojó un robusto palo de PVC a la cabeza del centrocampista sevillista, impactando de lleno en el cráneo del jugador, quien tuvo que ser atendido por el golpe, el cual le dejó conmocionado. El Betis fue obligado a pagar una multa de 36000€ por lo ocurrido, 9000 menos de lo que ha de abonar el Atlético de Madrid, y no fue siquiera amenazado con tener que cerrar el Benito Villamarín.
4. La afición del Espanyol y el polémico festejo del FC Barcelona
Durante las últimas jornadas del Campeonato de Liga 22/23, se produjo un polémico incidente en el RCDE Stadium, el cual tuvo como protagonistas a la afición del Real Club Deportivo Espanyol y a los jugadores del Fútbol Club Barcelona. El derbi catalán, siempre tenso debido a la enemistad entre ambos clubes, dejó en aquella ocasión un episodio bochornoso cuando los jugadores blaugranas comenzaron a festejar sobre el verde de los ‘pericos’ la consecución del título de Liga, al unísono que la afición blanquiazul lloraba el descenso de su equipo a Segunda División.
En mitad de dicha celebración y tras haber concluido el encuentro, cientos de aficionados del conjunto local invadieron el campo para impedir los festejos blaugranas, cuyos jugadores tuvieron que entrar de inmediato al túnel de vestuarios. Tras amenazar a los blanquiazules con sanciones exageradamente altas, el club recurrió la sanción y quedó libre de cualquier cargo, relegando el castigo en un simple aviso.
5. El vaso arrojado a la cabeza del colegiado durante el Espanyol-Villarreal del mismo fin de semana
Alejandro Quintero, árbitro homologado de LaLiga de Fútbol Profesional, fue agredido el mismo fin de semana del derbi madrileño en el duelo entre el mencionado anteriormente, Real Club Deportivo Espanyol y el Villarreal tras recibir el impacto de un vaso de plástico en la cabeza a la conclusión del encuentro por algunas polémicas arbitrales perjudiciales para el conjunto local durante el partido. El Espanyol ha sido sancionado con una multa de tan solo 3000€ por la agresión y advertido de una posible clausura de su feudo si existe algún tipo de reiteración.
Casos curiosos: el calvario que vivió Diego Pablo Simeone al salir de Old Trafford y el que experimenta Pep Guardiola en cada visita al Bernabéu
El técnico del Atlético de Madrid fue el blanco de cientos de hinchas del Manchester United en su entrada al túnel de vestuarios tras el pitido final. Simeone, a la carrera, fue objeto de múltiples insultos de una afición local que no dudó en arrojarle todo tipo de objetos y desechos al argentino tras la victoria por 0-1 de su equipo mientras este se dirigía, esquivando dichos elementos, al túnel de vestuarios. Simeone le quitó hierro al asunto y no quiso declarar sobre el tema, siendo este un episodio más que similar al de Courtois y en el que la UEFA ni siquiera intervino.
Por otro lado, cierto sector del madridismo ha acusado a la afición colchonera de cantar en contra de Courtois, algo que ellos hacen reiteradamente en cada visita de Josep Guardiola al feudo del Real Madrid. El que fuese técnico del FC Barcelona, actualmente en el Manchester City, es objeto de insultos y amenazas en cada visita al feudo blanco, recibiendo cánticos homófobos y acusándole de consumir sustancias ilegales. El Real Madrid jamás ha percibido una sanción por dichos cánticos, incluso aunque, dado el gran nivel de los dos equipos, se hayan enfrentado con frecuencia en las últimas ediciones de la UEFA Champions League.
La conclusión que saco sobre esta ingentemente blanqueada polémica es que la sanción impuesta al Club Atlético de Madrid está totalmente fuera de lugar y es, cuanto menos, vergonzosa. El hecho de que el propio Gobierno, especialmente la ministra de Educación y Deportes, Pilar Alegría, quien tiene un trato siempre cordial con Florentino Pérez, hace que la polémica goce de un trasfondo sospechoso y en el que el claro perjudicado es, y será, aunque se apele, el Atlético de Madrid. Thibaut Courtois, protagonista de la polémica y primer provocador hacia una Grada Ultra, en la cual también se debe de seguir indagando para expulsar a aquellos que no le hacen bien al Atlético (aunque ya ha habido hasta cuatro identificados y expulsados de por vida), no acarreará ningún tipo de sanción por sus provocaciones desmedidas, las cuales infringen de lleno el artículo 93 del reglamento, el cual, esta vez, no ha entrado en vigor.
14 octubre, 2024
Las robocaciones del portero madridista, no se justifican. Tampoco se justifican los cánticos que pocos indesables, ddirigieron al meta.
En cuanto a la sanción, hay que esperar si el recurso presentado por el club tiene resoluciones positivas.
También señalo, que en ese fondo, hay gente indeseable. Creo que están totalmente localizados, y por tanto el club tendría que hecharlos de por vida del estadio.
14 octubre, 2024
Otro artículo desafortunado.
No solo por intentar justificar la presencia de delincuentes en el fondo sur del Metropolitano, comparando de manera más o menos acertada otros sucesos, sino por recurrir al victimismo y a la conspiranoia, acusando incluso al Gobierno de ser antiatletista.
Primero erradiquemos a los violentos de una vez por todas del fondo sur, que llevamos más de cuarenta años sin hacerlo y luego analizamos y señalamos quien es antiatletista en este país.
El largo historial de fechorías del Frente Atlético no se resume en un solo renglón, al margen de cargar con dos asesinatos a sus espaldas, un buen ejercicio de investigación periodística consistiría en sumar la cantidad en multas y sanciones que, en los últimos cuarenta años, ha tenido que pagar el Club por culpa de esas fechorías.
Y denunciar esto no tiene nada que ver con ser menos del Atleti.
Un padre no es un padre justo ni puede transmitir valores éticos ni morales a nadie si oculta los delitos de un hijo. Un padre con dignidad es aquel que denuncia al hijo que comete delitos, aunque le duela en el alma. Porque está convencido de que eso es mejor para su hijo.
16 octubre, 2024
Oportuno y acertadísimo artículo, como el de Carlos Martín del otro día.
Meterse con el Atlético de Madrid, es decir, ser antiatlético ( lo de atletista es un horrendo palabro madridista) siempre ha sido un entretenimiento nacional. Ahora, además, es la penúltima cortina de humo aventada por los delincuentes, golpistas y chorizos amigotes de terroristas del gobierno, que intentan disimular sus continuas fechorías, estas sí, saturando los mierdos de comunicación con desinformación y polémicas infladas. Lo inaudito es que se salga a defender a esa mafia indecente porque aún se tiene la peregrina opinión de que si atacas a estos sinvergüenzas, es que simpatizas con los que aspiran a sustituirlos, cuando todos, sin excepción, forman parte de la mafia partitocrática que secuestró el país, que soborna y designa a los jueces que los absuelven de sus delitos, que instala puertas giratorias en lo público y privado para enriquecerse mientras desfilan de por vida por cargos y sinecuras que se adjudican a sí mismos y que tiene comprada a toda la prensa con las subvenciones de las que ésta vive.
En el derbi no hubiera dejado de pasar algo sobre lo que hablar hasta la náusea, porque ya se encargaron de atizar el escándalo desde una semana antes de celebrarse y nadie les iba a desinflar su relato de distracción. Que mientras entramos al trapo con estas mandangas y nos tienen entretenidos, así no nos enteramos de que pagaremos más impuestos por la comida, subida que perpetraron casualmente al día siguiente de ese partido.
Sí, media docena de indecentes ministruchos poblaron el palco merengue en las semis de champions de la temporada pasada. Pues si además de ser mafiosos profesionales dedicados al saqueo,al troceamiento del país y a la implantación de todas las siniestras y aberrantes normas globalistas que les mandan imponernos, les pirra el maldito equipo merengue, pues no puede caber la menor duda de que son malos y de que joderán con saña a su eterno rival, encasillando y criminalizando a toda su afición, por ejemplo, gracias a su aplastante control de la propaganda.
¿Qué se debería hacer con la gentuza que va a los estadios ? Lo que está haciendo el Club. Se les busca, identifica y expulsa, uno a uno . Y si estuviera en mi mano, se les haría además responsables pecuniarios directos de las sanciones. Que tengan que pagar, sin escapatoria, 10, 20,30 mil euros de su bolsillo durante los próximos años. No hay medida más disuasoria ni ejemplarizante que el castigo pecuniario. Ahí es siempre donde más duele.
8 noviembre, 2024
Pero lo peor de todo no lo ha citado en su artículo quien sabe si por miedo o por «corrección política».
1º Si no se quiere violencia en los estadios (ni en ningún otro ámbito), no hay que sembrarla ni alimentarla del modo más hipócrita y sutil, pero no desapercibido por todo el que tenga ojos y vea e inteligencia y piense. Y la realidad es que la violencia no se para de sembrar, por puro interés político, desde hace décadas, por parte de gobiernos e instituciones deportivas y sus directivos conforme a conveniencia política metida en el fútbol hasta el tuétano durante el presente régimen democrático (antes de éste, no había violencia en ningún estadio. Nadie osaba desafiar a la autoridad y la gente iba al estadio a pasarlo bien, a animar y si el árbitro o el juego no le gustaba su reacción se limitaba a sacar pañuelos sin insultar).
2º Es imposible no sentirse violentos para muchísimos si cuando se acude a un estadio uno oye cánticos y consignas, a buena parte de la afición, que no solo a tres o cuatro: «Puta España», «españoles hijos de puta», «ETA mátalos», «Gora ETA», «Puta España, puta Madrid», «Que puta es España, oé, oé, oé, oé,…que puta es España», «Pim pan pum, al español» o salvajadas como esas de zumbados enloquecidos de odio, no solo contra el ejército, la policía nacional y la guardia civil, sino contra todos los españoles y su patria.
Puede ser que a muchos atléticos o aficionados de todos los demás equipos les de igual, e incluso apoyen esos cánticos por odio a España por su ideología roja o antiespañola o por ser extranjeros, o los silencien hipócritamente como tibios aunque todo el mundo los oiga, pero a muchos otros no, seguro que a la aplastantísima mayoría no les da igual siquiera, les provoca una profunda ira y resentimiento como cabe esperar, y no es de extrañar que no pocos quieran responder violentamente, y encima las autoridades políticas y deportivas consienten unas cosas y permiten con total impunidad otras muchísimo más graves para la convivencia que ya no es posible. Eso alimenta la violencia mucho más hasta el extremo de querer matar incluso, porque se percibe que la ley es muy rigurosa para unos por pequeñeces y muy indulgente para otros por cosas aún peores. Ojo a esto. No puede ser que se cuele implacablemente el mosquito de los insultos, incluso racistas, y se trague el camello de la apología del terrorismo o del odio a España y los españoles en los estadios, por muy rojo o antiespañol que se sea.
Si no se quiere instigar violencia, no se puede consentir su continua siembra con leyes injustas y nada ecuánimes, ni con esos insultos horrorosos a millones de españoles, pancartas del tipo «Catalonia is not Spain», que son un insulto para todos los españoles (incluso los nacidos en Gerona, Lérida, Barcelona y Tarragona) y un ultraje a las víctimas mortales de ese odio a España durante el último siglo que son decenas de miles.
Solución indispensable: cierre del estadio por muchos partidos. Y si se persiste en esos horribles ultrajes tras reapertura, disolución de los clubes implicados sin contemplaciones. Mano dura para evitar que la violencia se multiplique hasta su descontrol total, caso que sí que haría correr la sangre por ríos.
Si se persiste en castigar a unos por minucias como insultos (en todas las multinacionales de telefonía, bancos, eléctricas, combustible, constructoras, seguros, etc., tienen un servicio de atención al cliente en el que los insultos son habituales cada día por miles por sentirse estafados los usuarios. Si estas empresas se querellasen con sus clientes por esos insultos, se quedaban sin clientes y quebrarían. Bien lo sabe todo el mundo. No es una justificación al insulto, en absoluto, pero la mejor manera de que no se de, es evitar las injusticias teniendo a los usuarios al menos, moderadamente satisfechos, subsanando los defectos o reclamaciones, y no tratándolos como si fueran sufridos paisanos a las ventanillas de oficinas burocráticas abusando de su paciencia), si se persiste en castigar, repito, por insultos a un jugador determinado, pero se deja totalmente impune el odio de toda una afición, la sensación de INJUSTICIA crecerá, y con ella los enfrentamientos, la ira y se llegará a la sangre con cada vez mayor frecuencia. Y eso supondrá el fin del fútbol con toda seguridad, pues si de la afición, del pasarlo bien se pasa a un fanatismo, mejor cortar en seco y que los aficionados se dediquen a otro tipo de ocio no tan crecientemente brutal.