Baltazar María de Morais nació en Goiania (Brasil) el 17 de julio de 1959. El delantero destacó en varios conjuntos brasileños como Atletico Clube Goianiense (1976-1979), el Gremio de Porto Alegre (1979-1982), Palmeiras (1982-1983), Flamengo (1983-1984) y Botafogo (1984-1985) antes de recalar en la temporada 1985/1986 en el Celta. En la campaña 1986/1987 consiguió el Pichichi de Segunda “A” con 34 tantos y en el verano de 1988 llegó al At.Madrid para convertirse en su delantero centro.
Baltazar se adaptó rápidamente al juego del Atlético. En las primeras jornadas, Baltazar ya sumó varios goles, incluso llegó a marcar cuatro tantos al Español en una maravillosa goleada por 6-1 en el Vicente Calderón. En la temporada 1988/1989, Baltazar conquistó el Trofeo Pichichi con 35 tantos por encima de los 27 de Hugo Sánchez (R.Madrid); además, Baltazar logró la “Bota de Bronce” europea como tercer máximo goleador de todas las Ligas continentales; los rumanos Mateut (Dinamo de Bucarest) con 43 goles y Coras (Victoria de Bucarest) con 36 dianas superaron al brasileño.
La afición colchonera disfrutó mucho con el tridente formado por Manolo, Baltazar y Futre. En la campaña 1989/1990, Javier Clemente relegó al banquillo a Baltazar en varias ocasiones. El técnico vasco no era partidario de sacar tres jugadores atacantes en algunos partidos; la llegada de Peiró cambió este ridículo concepto. Pese a todo, Baltazar logró 18 goles en la Liga. La afición le adoraba.
El 9 de octubre de 1991, el Atlético de Madrid presentó a Bernardo Schuster como nuevo jugador rojiblanco por una temporada con opción a otra más. La llegada del centrocampista alemán suponía que Baltazar abandonase el club para dejar su plaza de extranjero a Schuster. El delantero brasileño se marchó como un señor, agradeciendo a la afición y al presidente el trato recibido. Baltazar comentó:”Como jugador vendrá muy bien al equipo. Le deseo todo lo mejor”. De este modo, el Atlético contaba con esta tripleta de extranjeros: Rodax, Futre y Schuster. Donato acababa de estrenar la doble nacionalidad hispano-brasileña.
El genial delantero centro brasileño disputó 93 partidos oficiales marcando 61 goles como rojiblanco: 77 de Liga (53 tantos), 10 de Copa (6 dianas), 6 de competiciones europeas (2 goles). Luego, Baltazar firmó por el Oporto (Portugal). En el club luso no triunfó. En el verano de 1991, fichó por el Rennes (Francia), donde permaneció dos temporadas. En 1993, regresó al equipo de su ciudad natal, el Goiás, con la intención de retirarse. Sin embargo, en 1995, Baltazar se incorporó al Kyoto Purple Saga (Japón) donde colgó las botas en 1996. Nunca olvidaré los goles, la clase, la elegancia y la humanidad de Baltazar. Dio tardes de gloria a la afición colchonera. Sus goles nos hicieron muy felices. Baltazar tenía la portería rival entre ceja y ceja. Metía goles de todas las maneras y posturas, desde fuera y dentro del área, con los pies o con la cabeza, e incluso varios de falta directa. Además, tuvo la suerte de contar a su lado con dos compañeros de lujo: Futre y Manolo. Muchos de sus tantos vinieron tras pases del portugués y del extremeño. ¡Daba gusto ver aquel Atlético con Baltazar marcando goles fruto de las asistencias de Manolo y Futre!