Dicen que la memoria es frágil; y en el fútbol, más. En la noche del pasado martes, una parte significativa de ese ente llamado “Twitter-Atleti” entraba en una profunda depresión, salpicada de componentes dramáticos porque el Atlético no había sido capaz de “asaltar” el Jan Breydel de Brujas, había empatado a cero, quedando relegado (siempre, en terminología de ese ente) a la segunda posición de su grupo de Champions. La conclusión: que los posibles rivales del Atlético en octavos de final de la Copa de Europa serán Oporto, Bayern de Múnich, Juventus, PSG o Manchester City. El acabóse, para algunos… Mejor no ir a jugar, pensarán.
Pongamos las cosas en perspectiva, que mas allá de las prisas y la falta de reflexión nos impone este mundo (el del fútbol y que no lo es), suele ser una costumbre bastante recomendable. Vaya drama es tener que jugar unos octavos de final de Copa de Europa con uno de esos equipos enfrente: Oporto, Bayern de Múnich, Juventus, PSG o Manchester City; vaya dramón. Seguramente, esos mismos agoreros, habrían preferido la etapa pre-Simeone en donde, por suerte (para ellos, supongo), no teníamos ese tipo de dramas; los únicos dramas de aquellas temporadas era ver si jugábamos la Intertoto, si peleábamos por no descender o si superábamos equipos de Segunda B en Copa (cosa que no ocurría siempre, por cierto). Debian ser acontecimientos mucho menos dramáticos, por lo que se ve.
Y, antes de dejar la ironía y centrarnos en lo que de verdad importa, un comentario más: ¿Alguien se imagina lo que debe ser, para cualquier equipo de Europa, haber sido primero en tu grupo de clasificación y que, en octavos, te toque el Atlético? No estaría yo muy tranquilo, la verdad. Como digo, centrándonos en el futuro y el sorteo de esta tarde, vayamos con una breve pincelada de los equipos pueden caer en suerte al Atlético.
Juventus de Turín: Desde el humilde punto de vista de este ‘ojeador de futbol’, el equipo a evitar, sin duda alguna. Un equipo compacto, sabiamente dirigido hace ya varios años por Massimiliano Allegri, con una idea muy clara de juego y dificilísimo de derrotar. Un equipo que tiene ‘todo’. Seguridad en el centro de la defensa con los ya míticos Bonucci y Chiellini (según Mourinho, “podrían dar clases en Harvard de cómo ser defensas”), laterales largos en las personas de Joao cancelo y Alex Sandro; un mediocampo que combina, de forma casi perfecta la calidad y el pase (con Pjanic – curiosa su evolución de mediapunta por detrás de los delanteros a pivote de referencia, muy al estilo Pirlo hace unos años- y con un Betancur que va adquiriendo galones a marchas forzadas) con el trabajo de Khedira o Matuidi; y delante, establecidos con tres puntas como esquema de referencia, pueden apostar por jugadores puros de banda con Cuadrado o Douglas Costa o por jugadores que, siendo teóricos ‘9’ se están adaptando bien a partir desde una banda (Mandzukic o Dybala). Y Cristiano, como guinda del pastel, por si faltaba algo a los juventinos, tanto en calidad, en gol como en competitividad.

Foto: mundodeportivo.com
Oporto: Parece, a priori, el rival más asequible, pero uno tendría mucho cuidado. Aunque su grupo de clasificación en esta Champions era, probablemente, el menos fuerte (Schalke 04, Lokomotiv Moscú y Galatasaray fueron sus rivales), se ha clasificado con toda solvencia, cediendo apenas un empate en la jornada inagural en Alemania. Si lo comparamos con la Juventus, tienen un déficit de calidad, claro; pero son también un equipo serio, compacto, difícil de ganar y con un proyecto (o ya no tan proyecto) de excelente entrenador en la figura del exjugador Sergio Conceiçao (Porto, Inter, Parma o Lazio, entre otros, le contemplan).
Estructurado también, como la mayoría de posibles rivales del Atlético, en un 4-3-3 o 4-3-2-1, tiene este Oporto viejos conocidos de la afición rojiblanca (Oliver Torres – quien, tras meses en el ostracismo, esta adquiriendo en el último mes y medio un papel muy relevante- o Adrián López), española (en la figura de Iker Casillas) y un líder por encima de todos: el mexicano Héctor Herrera, notabilísimo jugador.
Bayern de Múnich: los alemanes son siempre un equipo duro, aguerrido, competitivo en la máxima expresión de la palabra; pero puede que este año lo estén siendo un poco menos. Afrontan tiempos de renovación, tanto en el banquillo (Niko Kovac tomo las riendas de los bávaros el pasado verano, tras su notable desempeño en el Eintracht) como en la plantilla: parece ya pasó el tiempo de los Robben o Ribery, ley de vida, y se va implantando el de los Gnabry, Goretzka, Coman (si las lesiones le dejan ser el futbolista apunta hace varios años) o Kimmich, aunque este lleve ya varios años asentado. Pero todo este tipo de transiciones no suelen ser fáciles y suelen dejar sus efectos colaterales; sobre todo en lo referido a los resultados. Y estos resultados, aunque han mejorado en las últimas semanas, no son del todo los esperados; de hecho, tras arrasar en las seis últimas Bundesligas, en la actual, transita ahora tercero a nueve puntos del Dortmund. Si el Bayern fuera el rival nos correspondiese en suerte, debe aprovechar el Atlético esta (especie de) indefinición, este periodo de transición que ha llevado, incluso, a Nico Kovac a estar al borde del cese hace no muchas semanas; pero, para poner todo en balanza, los Lewandowski, Muller, Alaba, Hummels, Thiago… (y la idiosincrasia general del club) seguirán siendo rivales de mucho cuidado.
PSG: Poco se puede decir a estas alturas que no se haya dicho ya del PSG. Su gran fortaleza, claro está, reside en su línea de ataque, con esos tres auténticos ‘peligros públicos’ (futbolísticos) que son Cavani, Neymar y Mbappe. Si miramos hacia atrás la cosa baja un poco (como para no bajar) pero los Draxler, Di Maria, Verrati, Rabiot, Thiago Silva y compañía, tampoco son ninguna broma. Pero tiene sus matices este PSG de Tuchel, si lo compramos con el de los dos últimos años de Unai Emery; matices que vienen generados, por una parte, por el propio cambio de entrenador (bastante en las antípodas futbolísticas, español y alemán) y, por otra, por el debilitamiento del mediocampo parisino, sigue teniendo un infinito talento, eso está claro, pero poco que lo sujete desde un punto de vista estructural. Puede ser el famoso Fair Play Financiero (algún día, antes de hacerme definitivamente mayor, seguro soy capaz de entender este concepto) o cualquier otra cuestión, pero lo cierto es que el PSG, pese a todo su arsenal ofensivo, no fichó este verano un reemplazo de garantías para Thiago Motta, único pivote de referencia en la plantilla del pasado año.Y así se ve, tratando de tapar ese “agujero” poniendo a un central (Marquinhos) en esa posición o probando diferentes variantes tácticas. Si es el rival que nos toca en suerte, esa es la principal debilidad de los parisinos, ese es el hueco por el que debe tratar de colarse el Atlético.
Y, por último (en este orden que le ha salido uno y que no tiene absolutamente nada que ver con sus preferencias para el sorteo), el Manchester City de ese genio innovador de los banquillos que es Pep Guardiola. Tampoco guardan los citizen muchos secretos, aunque Guardiola es, y será siempre, el candidato número 1 para plantear una inesperada variante táctica en el inicio o a lo largo de un partido: El habitual 4-3-3 del de Sant Pedor, gusto por la pelota y el buen juego desde el minuto 1 (filosofía de control total del partido, sin rifar un solo balón). Su único punto flaco, suponiendo que se puede sacar alguno, el lateral izquierdo: Guardiola pagó una millonada por ese autentico puñal por banda izquierda que es Benjamin Mendy pero las lesiones están martirizando al francés en su etapa en Inglaterra. Con ello y sin un sustituto natural en la plantilla, Guardiola ha tenido que ir improvisando soluciones (Delph, Danilo, Zinchenko…) sin que ninguna acabe de ser la ideal por mucho que, sobre todo, el polivalente Fabien Delph haya rendido ahí de forma más que notable. Veremos cómo llega Mendy a febrero. El resto, admite muy pocas dudas: contundencia en el centro de la defensa y gran recorrido de sus laterales (si Mendy está disponible, sobre todo); en este sentido, un equipo muy similar a la Juventus. Y de medio campo hacia adelante talento, talento y más talento (Silva, de Bryune, Sterling, Mahrez, Agüero) y la necesaria dosis de velocidad, de extremo puro con Leroy Sane.
En resumen, cinco equipos potentes (de eso no hay duda), cada uno con sus puntos fuertes y débiles, pero con dos circunstancias bastante comunes: la primera, casi todos se estructuran en base a un 4-3-3 (salvo cuando Tuchel decide hacer experimentos con el 3-5-2), con lo que el Atlético debe tratar de aprovechar su ventaja numérica en mediocampo; y la segunda, todos equipos con gusto por el balón (unos más que otros) y que tratan de llevar la iniciativa. Y esto, mal que les pese a muchos, es una gran ventaja para el Atlético. ¿O acaso hemos de recordar lo mal que lo hemos pasado, en ediciones anteriores de la Copa de Europa, con Leverkusen o PSV, que renunciaron totalmente a la pelota?
Y, por último, me voy a mojar; si a uno le diesen a elegir rival, de menor a mayor grado de preferencia o deseo de que le toque en suerte, diría: Juventus (ni en pintura), Manchester City, Porto, PSG y Bayern Múnich. Se que me tacharan de loco, pero es lo que uno ve.
17 diciembre, 2018
El fútbol profesional es un enorme negocio, y como en todos los negocios, y más si son tan enormes las cifras que se manejan, el que lo controla, no permite ninguna concesión y mucho menos permite dejarlo al libre albedrío deportivo. Esto no es teoría conspiracionista, es aplicación de la realidad social, y triste prueba de ello fueron las finales de Lisboa y Milán, entre otras.
No se trata de rivales, que en un 99% son meros comparsas, se trata de que, superados los primeros escollos del camino, en último término mandan los intereses del que controla el negocio. Desgraciada o afortunadamente, el Atleti, por ser quien es, no cuenta con el beneplácito del jefe, y necesita rendir al 100% en todos los partidos para tener opciones al título, cosa que deportivamente, como sabemos los que hemos practicado deporte, es prácticamente imposible, a menos que se cuente con un superequipo.