Hubo un tiempo ignominioso en el que el derbi era coser y cantar para el Real Madrid. Llegaron a pedir un rival decente en una pancarta humillante, soberbia y por desgracia, certera. Como si de una casualidad divina se tratara, el destino puso a Simeone en el camino del Atlético de Madrid y desde entonces, aquella pancarta se atraganta, los derbis se igualaron, como siempre fue, hasta el punto de que ahora, al Madrid no le basta con toda su exagerada potencia económica. Necesita también la batería mediática, el amedrantamiento sin disimulo, necesita empezar una semana antes para aumentar las opciones de victoria. El derbi de vuelta de esta Liga recibía a los dos equipos en el Bernabéu separados por un punto, y el Madrid comenzó a jugarlo el lunes, con el lanzamiento de un comunicado inédito y vergonzoso, que abrió el período de hostilidades.

El Atlético de Madrid fue contestatario, a través de sus medios sociales contestó con ironía, con sorna, con mordacidad, pero hizo daño atacando la línea de flotación rival, no callándose como antaño, denunciando los reiterados intentos de manipulación del vecino y toda su caterva mediática. Así se paso toda la semana, entre mensajes de unos y respuestas de otros, hasta que el balón empezó a rodar en el césped y los jugadores trataron de concretar toda la rivalidad en una victoria para los suyos. Simeone dispuso el planteamiento esperado, con el once que viene repitiendo en las ocasiones especiales, con un equipo comprometido en defensa para no dejar correr a los velocistas blancos, ahogándolos sin espacios, y sin renunciar a salir al ataque. En uno temprano, el árbitro se comió un penalti clarísimo de Tchouamení a Lino, el VAR lo llamó a corregir y Julián Álvarez convirtió a lo panenka para adelantar al Atlético de Madrid. El Bernabéu, desquiciado, protestaba un penalti que era como una catedral. A ese nivel de paranoia se ha llegado en el fútbol patrio: el rey está desnudo pero nadie se atreve a decirlo. Antes de acabar el partido el Atleti pudo ampliar su ventaja en una contra clarísima que Griezmann desperdició sorpresivamente con un mal control, inusual en él, y que dejó a la parroquia rojiblanca con la miel en los labios.
En la segunda mitad el Madrid salió presionando muy arriba, hizo recular al Atleti, y también lo hizo sufrir y demasiado pronto llegó el gol de Mbappe, después, el partido entró en un estado de calma, como si se hubiera firmado un armisticio velado, y la presión del Madrid decayó, y el Atleti empezó a sentirse más cómodo, a penetrar en campo contrario. Hubo una entrada criminal de Ceballos a Barrios que no fue sancionada con roja, pero nadie sacará un comunicado por eso, porque el rey sigue desnudo, aunque nadie se atreva a decirlo. Daba la sensación de que el partido podía estar para cualquiera, Giuliano tuvo una contra malograda y al final de tanto revuelo, de una semana tan intensa, hubo un reparto de puntos que dejó contentos a todos o a ninguno, según se mire. Fue una de esas semanas en las que el derbi estuvo más fuera que dentro. Todo continúa intacto en la lucha por el campeonato.
9 febrero, 2025
Este ha sido el preliminar de los más que probables futuros enfrentamientos contra el realmadrí, en Copa y en Champions.
Campañas mediáticas, presión arbitral, etc. todo eso ya lo ha usado sistemáticamente el equipo merengue desde hace mucho tiempo, pero lo que de verdad le da resultado y resultados es colocar al árbitro de turno que se equivoca en la jugada clave, que expulsa por obligación al jugador, que no ve el penalti clamoroso o que anula el gol por decreto divino.
Para la historia negra del equipo blanco han quedado los nombres de Guruzeta, Daudén Ibañez, Kuipers y Clattemburg.