Vaya por delante que estoy totalmente en contra del lanzamiento de objetos a los futbolistas, incluso si hay una injustificable provocación previa por parte del profesional que debe estar acostumbrado a controlar sus emociones, no somos salvajes y no es un ejemplo para los niños.
Vaya por delante que estoy totalmente en contra, de que en un fútbol que necesita el marketing y vender imagen internacional para generar ingresos con los que competir, exportar la imagen de tíos con pasamontañas en la grada es un grave perjuicio para la imagen del club.
Pero señores de los despachos, se han cargado el fútbol, quieren gradas llenas de turistas, con gradas de animación de postín, ficticias, al estilo de las de Oliver y Benji, todos uniformados, sin decir una palabra más alta que otra, animando como autómatas. Aficionados que compren perritos calientes gigantes y consuman en foodtrucks.
Creo que entre gradas con distintivos de ultraderecha o ultraizquierda, según el estadio y ambas exactamente igual de reprochables, y las gradas de animación de boyscout hay un termino medio que es donde está la grandeza del fútbol, porque si además de que llevamos 20 años que siempre ganan los mismos y el fútbol es un aburrimiento, además hay que ir al estadio a estar sentados y callados, pues para eso la gente se queda en su casa viendo Netflix, se ahorra la barbaridad que cuestan los abonos y entradas y la incomodidad de aparcar lejos y comerte atascos.
El fútbol es pasión, debe ser controlada y respetuosa, pero pasión, si sólo es negocio, se van a quedar solos.
20 octubre, 2024
Todo lo que sea ocultar, acallar, minimizar o intentar equiparar a otros casos lo que lleva sucediendo desde hace cuarenta años en el fondo sur del Calderón, y ahora del Metropolitano, es peligroso y contraproducente para el nombre del Club y para ese escudo que tanto dicen amar algunos.
Primer párrafo:
Lanzar objetos al terreno de juego es propio de chiflados, ¿quién, en su sano juicio, no va a estar en contra de semejante comportamiento?. No es un argumento para opinar.
Segundo párrafo:
Pensar que es un negocio vender la imagen de un sujeto con pasamontañas en el Metropolitano es cierto, es noticiable, ¿es que acaso es normal que una persona acuda a un partido de fútbol con pasamontañas?, ¿era normal que hace veinte años acudieran personas a un partido de fútbol con simbología nazi, portando bengalas y dando la espalda al propio terreno de juego?.
Se quedaría en noticia extravagante si no hubiera pasado de ahí, pero el historial de violencia de esos sujetos no deja lugar a ninguna duda.
Tercer Párrafo:
Eso no es nuevo, llevamos bastantes años con esa situación. Es lo lógico, si un solo Club controla el negocio, lo que quiere es que todo sea una balsa de aceite y que nadie le chafe su negocio.
Cuarto párrafo:
Se cae en una peligrosa equidistancia al afirmar que gradas con distintivos políticos opuestos son «exactamente igual de reprochables». No señor, ni los asesinatos de un lado se han producido en el otro, ni el número de agresiones violentas tampoco. Al margen de que los estadios de fútbol no deben ser nunca sede política de nadie.
Por otra parte, hace mucho tiempo que dije que el fútbol era un negocio en manos de un solo Club y que el resto se repartían las migajas más o menos abundantes, según cuales fueran. Pero al aficionado no le ha importado nunca eso y cada temporada acude a renovar su abono, a llenar los estadios y, desde hace unos años, a suscribirse al canal de tv de turno, contribuyendo al mantenimiento del negocio.
Cada temporada, tras un suceso controvertido, se lanza siempre el mismo augurio: «Se van a quedar solos».
No lo veremos ninguno de los presentes.
22 octubre, 2024
¡ASÍ HABLÓ ZARATUSTRA!