Hace tiempo que el Atlético de Madrid vive instalado en un estado de histeria insostenible. A estas alturas, pocos sabrían explicar cómo y cuándo sucedió, pero más difícil es entender el porqué. El ambiente del pasado sábado en el Estadio Metropolitano volvió a constatar la esquizofrenia colectiva que sufre la hinchada rojiblanca. No es de extrañar que, ante este escenario, el feudo colchonero se haya convertido en un problema más que en una solución. Existe la creencia generalizada de que este equipo, con el estadio lleno, no hubiera remontado aquel partido ante Osasuna. Quizás, ni siquiera hubiera llegado con opciones a los duelos finales. Piénselo. Imagine a todo el lateral silbando después del tanto de Budimir. Proyecte al respetable pidiendo a Lodi o a Koke que cuelguen el balón al área en lugar de descargar en corto para Suárez. Nada de lo que vino hubiera sucedido.
Cuesta aceptar que, en estos momentos, la hinchada del Atlético de Madrid resta más que suma, pero es la cruda realidad. Apenas quedan razones para reivindicar que la parroquia atlética es la mejor afición de España. Por supuesto, hay una serie de factores que han contribuido a ello. No hace falta ser un romántico para admitir que el desahucio orquestado del Calderón ha supuesto un golpe letal para la atmósfera de la grada. La pérdida de identidad está impulsando un proceso de reemplazo en la afición, con el espectador consumidor ganando terreno frente al hincha pasional. Esta tendencia no es exclusiva del Atleti, pero sí se nota más en un club caracterizado por la autenticidad de su masa social. Dicho en otras palabras: el Atleti es su gente. Y cada vez cuesta más reconocer al Atleti entre su gente.
Porque no es propio del hincha del Atlético de Madrid silbar día sí y día también a sus símbolos, aunque estos atraviesen momentos de dificultad. No es de recibo que el futuro futbolista con más partidos en la historia del club sea objeto de la ira colchonera, como tampoco lo es que se insulte y se increpe a un miembro de la plantilla al término del partido. Hay una gran diferencia entre estar en contra de Griezmann y ser un cafre. Lo primero no implica lo segundo, ni tampoco lo justifica. Valga esta reflexión para un Hermoso que, por más que quisiera defender a su compañero, jamás debió comportarse como un macarra. Dicho esto, convendría afinar más la mirilla. Ni un cántico contra las rayas, ni contra el logo, ni contra los responsables de estas atrocidades. Comparados con ellos, Antoine y Mario son minucias.
Queda tiempo para revertir el estado de cosas. Una derrota en casa contra el equipo más en forma del fútbol español está lejos de ser un drama. Más aún, después de las buenas sensaciones transmitidas durante la pretemporada y el debut contra el Getafe. La catarsis del Villarreal debe servir como un punto de inflexión para el resto del curso. La hinchada del Atlético de Madrid debe recuperar el lugar que le corresponde y, para ello, la autocrítica y la voluntad de cambio son más necesarias que nunca. Solamente así podremos volver a ser lo que nunca debimos dejar de ser: la mejor afición de España.
27 agosto, 2022
Siempre se ha concedido a las aficiones un valor extra, tanto desde los medios de comunicación como desde las propias aficiones. Pagas, ves el espectáculo y además te conceden el privilegio de participar en él como el jugador número 12.
Todo eso forma parte del negocio, de la misma manera que comprar una camiseta o una bufanda. Al aficionado le gusta sentirse partícipe y le gusta la idea de poder influir en el resultado gracias a sus cánticos de apoyo. No se puede negar la emoción que genera.
Sin embargo, la realidad es que el apoyo desde la grada influye poco o nada en el desarrollo del juego entre 22 jugadores con nóminas millonarias, para ellos es ruido de fondo y nada más. Lo prueba el hecho de que en la Liga de la pandemia, con estadios vacíos, el campeón no haya necesitado de la que se presume mejor afición.
La afición no gana partidos, pero solo unos pocos pueden hacer perderlos con abucheos e insultos continuados hacia uno o varios jugadores o con comportamientos inaceptables, sobre todo lejos del Metropolitano. Me refiero a ese fondo sur que a imagen y semejanza de sus camaradas del mismo fondo en la Castellana o mezclados con ellos en el Metropolitano siguen hundiendo la imagen del equipo y siguen pisoteando el escudo del Atleti una vez tras otra desde hace mucho tiempo.
27 agosto, 2022
Ese submundo al que te refieres se cree, per se, insustituible, creen que, por su apoyo supuestamente incondicional, les está permitido comportarse como bestias pardas o matones a sueldo, según sea el momento. En su día, después de ser los protagonistas de lo que desembocó en un presunto asesinato, previa batalla campal, se les dio un ultimátum que han incumplido reiteradamente. Es hora (hace tiempo) que desaparezcan como grupo y si individualmente se comportan que puedan entrar, de no ser así, fuera de por vida. Aunque algo me dice que determinados comportamientos son financiados y cuasi jaleados de algún modo por terceros.
Pero lo que yo quería decir, es que hay más gente que en la jornada 2 y después de una ilusionante pretemporada e inicio de liga, a los 10 minutos de partido ya estaban silbando al equipo, en su primer partido en casa, creo que tiene que ver con el entrenador y los cada vez más defensores del maravilloso mundo que se percibe sin él, cosa que dudo mucho, pero se ha convertido en algo cotidiano y recurrente. Esto es muy malo para el Atleti y no sé si se conseguirá cambiar. Estoy de acuerdo con el articulista en el sentido de que no es la misma afición la que hay en el nuevo estadio, se diría que parte de ella, muy aficionada al silbido, es nueva rica y se creen el cuento del tinglado, en el que se debe de hacer un fútbol maravilloso y hay dinero de sobra para comprar lo que se le antoje al DT que supla al aburrido, cagón y sin ningún criterio debido a su salta de formación del actual entrenador.
Yo digo que estoy cagado de miedo pensando en la falta de Simeone, cuando la haya. Algún día tendrá que haberla, es algo inevitable, pero en vez de hacer una transición pensada y sosegada, algo me dice que será improvisada y a salto de mata, y eso da miedito.
27 agosto, 2022
Pues, ¡qué los hechen! Así hicieron otros equipos.
27 agosto, 2022
No estoy de acuerdo con CHE. Efectivamente unos pocos pueden hacer perder un partido, creando un ambiente enrarecido, con silbidos y canticos contra los jugadores y cabreando al resto de la afición.
Pero yo he visto muchos partidos ganados y remontados gracias a la afición. Partidos que parecían perdidos, en los que no había atisbo en el campo de que se pudiera hacer nada, y de repente se crea un ambiente increíble, después de una falta tonta, un simple corner o una parada de nuestro portero… se enciende una chispa, el estadio se enciende y los jugadores se transforman, los nuestros para bien pero ojo, que los contrarios también lo notan para mal.
La afición no baja a jugar ni marcará los goles, pero si es capaz de ganar partidos.
Pero claro, cada vez mas de nosotros consumimos esa prensa en la que todo son halagos, todo está bien, tenemos la mejor plantilla de España o de la historia, somos mas favoritos que blancos y culés… Se crea una corriente a favor de los del palco, y se tiende a culpar a unos pocos si las cosas no salen bien. Y esto, efectivamente, puede acabar con ese poder y esa fama que había de que la afición del Atleti ganaba partidos.
Cambiarlo está en nuestras manos, no hay que mirar mas allá.
28 agosto, 2022
Desde la caverna mediatica llevan 10 años machacando al atleti de Simeone porque les jode que molestemos su duopolio. No hace falta recordar que o somos violentos, o somos favoritos a todo dependiendo de lo que desestabilice mas.
Y hay gente que se lo cree, y si en el minuto 4 no van 2-0 como hace el barsa y con el estilo del barsa pues silban, porque «este atleti tiene plantilla para eso y mucho mas» y ya no es «el equipo del pueblo» etc etc