Era un día frio como hoy, yo estaba malo de la garganta, igual que hoy, aquella noche fui al Calderón, tenía 20 años y llegué a mi casa con fiebre, hoy tengo 43 tacos y lo veré por la tv, canté lo que me dejaron mis fuerzas, pero aquellos 2000 alemanes que estaban en la esquina de la tribuna superior alta cantaron mucho, tanto o más que nosotros, el resultado, victoria para ellos, ayudaba bastante.
Era la primera vez en mi vida que veía a una afición hacer callar al Calderón, me sorprendieron aquellos de amarillo que con su ritmo de marcha de Baviera no paraban de animar a su equipo. Me gustan casi más las aficiones que el fútbol, así que les cogí simpatía, pese a que nos ganaron.
Hoy vuelven a visitarnos, llenaran la zona visitante, porque los alemanes siempre tienen una excusa para viajar, habrá quien diga que tienen más dinero que nosotros, igual que los 7000 béticos que fueron a Milan, haciendo de Sevilla la provincia con la renta per capita más alta de nuestro país, según la lógica de las redes sociales; llenaran su zona y cantarán y habrá que disfrutar de una noche como está porque nuestra liga apenas nos permite batallas de cánticos en los partidos con aficiones desplazadas.
En el campo tenemos la papeleta de enmendar la cagada del partido en Dortmund, ser primero es importante, aunque tal y como están algunos grupos, ser segundo no es tan malo, salvo que pierdes el factor cancha. Los nuestros saldrán al césped sabiendo el resultado del Monaco y el Brujas, lo cual puede relajar a unos, a otros o a los dos. Pase lo que pase, disfrutemos.
