Tangos, gambetas y botellas de White Label

Los opinologos de sofá, manta y palillo en la boca lo tenían claro: no valía para el Atleti. Así de simple y a la vez rotundo. Los mismos que sacan pecho por pertenecer a una masa social “diferente” siguen coleccionando méritos para convertirse en la marca Hacendado de cierto club al que todos dicen no querer. El bueno, para los enólogos del futbol servido en brick, era Rodrigo Moreno. El mismo que en toda la temporada pasada marcó la escalofriante cifra de siete goles en una liga como la Premier League. Suerte tenemos que en los mercados de fichajes se tira más de Big Data que de botellas de White Label.

Correa, ese chaval de Rosario al que la vida siempre se le hizo cuesta arriba, tocó fondo en Sevilla. La imagen de Simeone consolándolo dio mucho que hablar. No tardaron en salir a la palestra, fusil en mano, los mismos que meses antes lo habían metido en un avión rumbo a Milán. Ahora le hacían directamente responsable de un fracaso liguero que solo ellos, y los medios al servicio del duopolio, veían. De catalogarlo como jugador prescindible a cargarle sobre las espaldas el devenir final en la lucha por el campeonato. Sabina cantaba aquello de “subir y bajar de las nubes” pero alguno se ve que no entendió nada.

Y no falló.  Aquella noche en el Villamarín todo cambió. Con una posición más centrada, jugando con libertad como segunda punta, Ángel Correa ha vuelto a gambetear al destino. A base de quiebros de cintura, regates y personalidad, ha devuelto los palos que le tiraban los mismos aficionados que caminan por la vida con la verdadera creencia de que su equipo les debe algo a ellos. Ese nuevo concepto de aficionado (me niego a llamarlo hincha) que presencia los partidos como si de un César se tratase, dispuesto a condenar a muerte o perdonar la vida según lo que ocurra en 90 minutos.

Correa sigue siendo el mismo. El mismo que lloró aquella noche sevillana. El mismo que jugaba picaditos en las calles de Las Flores mientras sus amigos caían en las bandas y las drogas. El mismo que se operó a vida o muerte para poder seguir sacando adelante a su familia. El mismo que ahora, despues de aquella noche y según @atletico_stats, es el jugador de toda Europa que mas Big Chances anota. Él sigue siendo el mismo y vosotros unos veletas.

TEXTO: Marcos Martín
FOTO: IMAGO

Autor: Marcos Martín

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