Simeone nunca saluda a ningún jugador cuando realiza un cambio. Mientras el jugador se dirige al banquillo el Cholo siempre se acerca a la linea de banda para dar indicaciones, pero el domingo hizo su primera excepción.
No fue la noche de Morata, tuvo tres muy claras y ninguna entró. Este está siendo el año de Álvaro, nunca había tenido unos registros goleadores y una eficacia como la actual, pero el domingo no era el día y el Cholo decidió sustituirle.
Fue un doble cambio, entraron Barrios y Correa, por Nahuel que salió por el centro y se dirigió al banquillo y Morata que hizo la mismo, pero Simeone, algo nunca visto, se giro para chocarle la mano, sabía el Cholo que no había sido su noche y ahí estaba para darle su ánimo.
La relación de ambos es especial, desde aquella conversación en el centro del campo en la pretemporada sentados encima de los balones está claro que Simeone apuesta y confia en Morata y el domingo, volvió a quedar claro.