El Atleti nos ha enseñado una y mil veces que cuando te caes, es obligatorio levantarse. Que uno rinde cuando deja de luchar. Que siempre hay que perseguir los sueños por muy feas que se pongan las cosas. Una filosofía de vida que va más allá de lo futbolístico y si no que se lo digan a Saúl.
La montaña rusa de emociones y de momentos en su carrera refleja lo que puede ser la vida de una persona. Un día estás en lo más alto, véase esa etapa dorada de Saúl con goles importantes en Champions, derbis y una influencia en el campo de los mejores centrocampistas de Europa, a tener muchas papeletas para dejar el club de tu vida, tu casa.
Y es que las últimas temporadas de Saúl han estado llenas de incertidumbres. Los experimentos de Simeone colocándole en posiciones antinaturales para él tampoco ayudaron a mejorar el estado anímico y físico de un jugador que se veía falto de confianza, sin iniciativa. Esa imagen de Saúl que a todos nos enamoró en el Vicente Calderón se iba diluyendo como una pastilla en un vaso de agua.
Se decidió cortar por lo sano, de ahí su salida a Londres, al Chelsea, en el que tampoco terminó encontrando su sitio en una mitad de campaña para olvidar. Saúl terminaría volviendo a Madrid la temporada pasada con una cosa clara: volvería a luchar por un hueco en el once de Simeone. Algo que lo fue consiguiendo al final de esta, donde encadenó varias titularidades e incluso marcando goles.
Pero su punto álgido ha llegado en este curso. A causa de las numerosas bajas que ha sufrido el Atleti en el centro del campo, Saúl se ha convertido en un habitual para Simeone para salir de inicio. Y no es un simple parche hasta que se recuperen los lesionados, sino que las papeletas, ahora, son para quedarse y consolidarse como uno de los fijos para el argentino.
Sus 4 asistencias (5 si contamos la que LALIGA le quitó en Vallecas) en 6 partidos, igualan el número de asistencias que el propio Saúl consiguió en los anteriores 159 encuentros (vía Atlético Stats). Y no solo eso, también se nota que ha recuperado la confianza, que se atreve a perforar líneas con y sin balón, que se mueve con inteligencia, que quiere la pelota y quiere divertirse con ella.
En definitiva, la evolución de un Saúl con el que pocos contaban hace apenas unos meses, pero con el que ahora estamos encantados y, sobre todo, felices. Un futbolista “made in Atleti” que ha demostrado que, aunque todo se ponga en contra, hay que resistir, pelear y esperar a tu momento, porque como todo en la vida, hay que luchar por lo que uno quiere.
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