No me había repuesto de la maldita cuesta de enero cuando febrero ha destrozado todos mis planes. Qué mes. Que si Morata, que si perder en el Villamarín y ahora, cuando pensaba darle a mi corazón un respiro hasta la Champions, llegan los madridistas, con Courtois a la cabeza, con el recochineo de querer ganarnos en casa y pasarnos por encima en la clasificación. La llevan clara.
Los atléticos ya no estamos para más tonterías. Dejamos escapar la victoria ante el Barça en la primera vuelta, fuimos eliminados en Copa ante el Girona y ahora, muchachos, tenéis que dejaros de rollos, hay que machacar al Real Madrid. Ganar y punto, no hay más. Una victoria ante los blancos supone dejar el combate por el título de Liga en una pelea de dos aspirantes. Una disputa entre catalanes y colchoneros, entre Messi y Griezmann. Ellos deben salir a morir, no les queda otra. El Atlético, por una vez en la vida, tiene que ser frío y calculador. No cometer errores defensivos, ser intensos, contundentes en el centro del campo y, por favor, finos en ataque. Si el equipo entra con buen pie puede salir victorioso sin ninguna duda. El picante, no se preocupen, ya lo van a poner 68.000 almas desde la grada.
La afición debe cantar el himno como nunca antes ha sonado en el Metropolitano, debemos alzar nuestras bufandas, saltar hasta que retumben las tribunas y pitar cada vez que un señor de blanco pise la pelota. El campo debe arder hasta sacar a los madridistas del partido. Debe ser la primera encerrona que se haga en nuestro nuevo estadio y, por supuesto, tiene que ser el primer derbi que se gane. No quiero extenderme mucho en las necias palabras de Courtois, simplemente que mire al esloveno y aprenda por qué “cada día le queremos más”. Ni árbitros que no ven manos, ni jugadores provocadores ni vikingos en el anfiteatro pueden hacer que nos descentremos de hacer de este partido algo histórico. No lo pueden entender, así que no perdáis el tiempo. Ganar supone seguir en la pelea, abofetear al Madrid en la clasificación y, ya de paso, demostrarle que con esfuerzo, trabajo y humildad se consiguen las cosas. Así que vamos, que el sábado ya está al caer.
Foto: Rubén de la Fuente
